Los beneficios de estar contentos

27 de noviembre de 2015

Estar contentos nos hace ver la vida color de rosa, es una frase que se escucha y se asume como un hecho verídico, según la sabiduría popular. Queda claro su significado en cuanto a que las emociones positivas nos hace estar en buena disposición para vivir, para solucionar los problemas, para desarrollar recursos que nos permitan buscar y poner en ejecución acciones para “pasarle por arriba” a las dificultades.
La pregunta es ¿Es esto cierto? ¿Qué dice la ciencia? ¿Cómo funciona? Pues la respuesta es afirmativa, porque las emociones positivas influyen en nuestros pensamientos, permitiéndonos razonar mejor, más rápido, tener mejor juicio, evaluar, encontrar respuestas a los problemas y no solo en el pensamiento, sino también en el resto de los procesos cognitivos como son las percepciones y claro que en los procesos conativos, o sea la conducta humana.
Se han realizado investigaciones que apuntan hacia un aspecto en particular de los beneficios de las emociones positivas. Estas mejoran las relaciones interpersonales, o dicho en términos científicos, favorecen la conducta prosocial, lo que significa que estar al estar feliz, contento, relajado, hay una mayor inclinación a ser sociables, cooperativos y ayudar a los demás.
Hay quienes dicen que el problema está en que no es fácil estar contento cuando se tienen tal o más cual problema o problemas. A estas personas les digo que es como la historia de ver el vaso medio lleno o medio vacío, porque la felicidad completa difícilmente se encuentre y todos y cada uno de nosotros tenemos problemas, insatisfacciones; pero también tenemos logros, satisfacciones, y si no me cree, dedíquese a hacer una lista de lo malo de su vida y lo bueno, haga un balance y evalúe si sus emociones son positivas o negativas.
Pero aún más allá que nuestra vida sea más o menos satisfactoria, el hecho de estar vivos es el motivo más importante para ser feliz y el motor para establecer metas y seguir adelante. La mayoría de las personas tenemos vidas en que no se tocan los extremos malo y bueno, o sea, ni muy muy, ni tan tan. Pero ¿Sabía usted que hay hechos que nos mejoran los estados de ánimo?
Pues hay investigaciones que demuestran que escuchar música, pensar en cosas positivas, tener éxito en una tarea, leer tiras de humor divertidas y recibir un regalo son otros acontecimientos vitales que aumentan el afecto positivo. Estar de buen humor nos hace más proclives a tener estas conductas prosociales que se manifiestan en mayor tendencia a escuchar a otras personas, ayudar a otros, desear participar en reuniones de amigos y en general salir a fiestas, teatros, cine, dar caminatas y, ¡asómbrese!, las personas felices tienen ganas de enamorarse y si ya lo están, tienden a disfrutar el romance, hacer cenas románticas, escapadas para revivir la luna de miel, y se fijan más en los cambios de la apariencia de su pareja, si tal color de la ropa le asienta más o si se cortó el cabello, porque se mejora la observación; los estados positivos mejoran los procesos psíquicos y la observación es uno de ellos.
Estos son algunos de los beneficios en cuanto a la mejoría de las conductas sociales, sin embargo esta es solo una faceta de este tema, porque hay muchas más. Pero, ¡cuidado!, no me refiero de ninguna manera a emociones positivas irracionales y que no se basan en hechos y situaciones concretas, porque eso es parte de procesos patológicos. Estar contento a ultranza aunque la vida se nos esté cayendo a pedazos es de gente insana, ya que sufrir por lo malo que nos pasa es parte de un proceso de sanidad.
Mi intención es que seamos capaces de ser felices no solo con los grandes acontecimientos y éxitos extraordinarios, sino también con esas pequeñas cosas de la vida a las que usualmente no le prestamos atención, como escuchar el canto de las aves y en otras que no son tan pequeñas pero que no le damos el valor que merecen que es el abrazo y beso con que nos reciben los hijos después de un día de trabajo. ¿No es eso motivo suficiente para estar contentos?

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