Lo bueno, lo malo, lo cierto y lo falso de las emociones (I)
2 de mayo de 2014
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Ya hace casi un año que escribo un artículo semanal sobre las emociones, lo bueno y malo de estas, si pueden ser educadas o no, he puesto distintas situaciones en que las emociones nos llevan por caminos diferentes, y muchas cosas más como es la educación de las emociones en los niños y también -algo imprescindible en la actualidad- que es su importancia en el ámbito laboral, para trabajar en equipo, para ser un buen líder y agrupar intereses, en fin, recuerdo que he dedicado varios espacios a explicar detenidamente las cinco competencias emocionales y es posible que esté olvidando algo, pero lo importante es que me parece un buen momento para hacer un pequeño recuento y además referirme a algunos criterios populares y decir si son ciertos o no, como es eso que se dice con frecuencia de que si no expresas la ira, te vas a reventar o te va a dar un infarto. Así que ya empiezo; les recuerdo que ser inteligente emocional es imprescindible para lograr el éxito en las diferentes esferas de la vida personal y social, y el éxito es el “santo grial” o sea, a lo que todos aspiramos, ya sea en el amor, en el trabajo, en la educación de los hijos, etc. porque la inteligencia emocional es la acompañante obligatoria de las otras inteligencias, y así Ud. puede tener talento para la pintura, pero si no tiene la capacidad de auto conocerse, auto controlarse, motivarse ante la profesión (y estas son las competencias intrapersonales) ni tampoco es capaz de ser empático, ni tiene destrezas o habilidades sociales (que son las competencias interpersonales) pues puede guardarse en el bolsillo su talento artístico porque difícilmente llegue a tener éxito como pintor. Entonces queda claro que la inteligencia emocional es en pocas palabras -al decir de Salovey y Mayer- sentir, entender, controlar y modificar estados anímicos propios y ajenos. Esto claramente nos dice que si en los buenos tiempos la inteligencia emocional es importante, pues lo es más en los tiempos difíciles y malos, por lo que si estás enamorado y sintonizas bien con tu pareja en la empatía y la relación interpersonal es porque te conoces bien y sabes que es amor lo que sientes y eso hace que la relación ande viento en popa, pero manejar bien estas competencias emocionales es aún mucho más importante si hay dificultades en esa relación, por lo que es imprescindible que pongas en ejecución un auto análisis de tus emociones y si quieres rescatar el amor, debes mejorar tu empatía con la otra parte y ser hábil en la relación y la comunicación. Este ejemplo me lleva a una pregunta que nos hacemos con frecuencia y que ha llevado a falsos criterios y es ¿Es bueno o malo controlar las emociones? Y yo les respondo que si por controlarlas Ud. cree que es adecuar las expresión emocional al contexto, entonces le digo que sí, que es bueno, pero si a lo que se refiere es a reprimir la emoción (por creer que es socialmente incorrecto o por otra razón) y esto se convierte en una conducta habitual, esto puede traerle problemas de desajustes en su personalidad o de otro tipo, porque nunca es verdaderamente Ud. sino un personaje que se ha creado. Pero como la vida no es en blanco y negro también les digo que en determinados momentos y bajo circunstancias específicas sí es necesario controlar las emociones, porque aunque su jefe sea un cerdo controlador abusivo, un ataque de ira -que por regla general se acompaña de unos cuantos trompones- no le va a ser útil porque seguro que lo botan del trabajo o por lo menos lo sancionan fuertemente, por lo que en este caso es mejor buscar otros medios emocionales mejor encauzados y con una meta bien definida para quitarse de arriba a ese individuo. No sucede así cuando se controlan las ganas de gritar y llorar por un amor en el caso que de veras se ha dado cuenta que se ha equivocado, y esta explosión se acompaña de una serenata, una cena bien dispuesta (ya sabe, velas, vino, etc.) y de un sexo delirante. Y no he terminado todo lo que quiero decir, así que sigo la próxima semana.
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