ribbon

Lillian Roth

29 de agosto de 2018

|

 

80b90ae9b2604a4f9f64f051fc9db369

 

Es el de la actriz norteamericana Lillian Roth un caso singular. Por varias décadas permaneció fuera de los sets cinematográficos, pero dos sucesos resultaron determinantes para su sostenida permanencia, aún hoy, en la memoria fílmica: uno, su autobiografía, una franca y valiente confesión pública de su alcoholismo, que devastó su vida, impresa bajo el título Mañana lloraré, de 1954, devenido prontamente un best seller (alcanzó más de siete millones de ejemplares vendidos); el segundo; que esa biografía se llevó al cine poco después de su publicación, en filme protagonizado por Susan Hayward, con tal éxito de crítica y taquilla que fue nominado a los premios Oscar e hizo nuevamente de la olvidada Lillian Roth “alguien de quién hablar”.

En marzo de 1957 se presentó Lilian Roth en el desaparecido cabaret Montmarte del Vedado. Por los mismos días, la revista Bohemia publicó capítulos de su autobiografía, traducidos al español, acompañados de abundante iconografía, lo cual acrecentó el interés –y la curiosidad– por la artista, que se hallaba en la capital cubana en condición de cantante.

La prensa reseñaba el suceso en estos términos:

“En el Montmartre. Un acontecimiento por cuanto Lillian Roth traía, además de su voz, la historia de de su vida, que había sido llevada a la pantalla con el título Mañana lloraré”.

La fotografía de la artista revelaba el rostro de una mujer que ha visto pasar sus momentos de mayor esplendor pero conservaba la sonrisa y frescura de sus mejores tiempos.

No mucho más puede decirse –especulaciones aparte– de una visita que transcurrió rutinariamente, dentro del ambiente de cabaret y farándula de una ciudad por la que pasaban la mayoría de las celebridades y que ese mismo año tuvo de visitantes a Nat King Cole, Edith Piaf y Renato Carosone.

Nacida en 1910, a los siete años, de la mano de su madre, debutó en el circuito teatral de Broadway. Con ocho, en 1918, tuvo su primera incursión en el cine. Además hizo teatro en Nueva York y afianzó su carrera de cantante. Y aunque todo marchaba bien para Lillian la dependencia alcohólica eclipsó su estrella desde finales de la década de 1930 hasta 1953, cuando reapareció en la televisión.

A inicios de los años sesenta vivió un segundo aire como cantante, y para sorpresa de los productores su nombre en cartelera aún era capaz de atraer buenas audiencias. Murió a los 69 años en Nueva York el 12 de mayo de 1980.

Galería de Imágenes

Comentarios