Letras en el camino

7 de junio de 2019

Por Carlos Caparrós

 

 

Bajo el auspicio de la Delegación de Bibliotecas de la Oficina del Historiador, representada por su especialista principal Marbelys Giraudy Gomez, este jueves 6 pudimos asistir al recorrido por las imprentas históricas de mayor importancia en el Centro Histórico habanero.

 

 

La trayectoria partió desde lo que hoy es el Bar Restaurante La Imprenta, antaño sede de la Imprenta y Almacenes de Papel La Habanera, único establecimiento en el país con temática de tipográfico. Aunque este antiguo inmobiliario no fue concebido en sus inicios para hacer tiradas, llegó a convertirse en uno de los más prósperos negocios de su tipo en La Habana de inicios del siglo XX.

 

 

La imprenta, inaugurada en 1905 por Abdón Cerqueda Munne, había quedado en el olvido y convertida en ciudadela, luego de su clausura a finales de los años cincuenta. Ahora, el edificio ecléctico, cuya planta baja fue reabierta en 2010, está en espera de restauración de los frescos del segundo piso.

 

 

El actual Museo de la Orfebrería, sito en la calle Obispo, fue otro de los lugares visitados. Pues en los inicios del siglo pasado allí radico la Imprenta P. Fernández y Compañía, especializada, entre otras cosas, en la fabricación de materiales para el oficio de escribir. Nos cuenta su directora, que aquí en los años cincuenta básicamente se imprimieron libros escolares, y que pese al esfuerzo por rescatar lo perdido, aun el pórtico de la entrada no logra visibilizar un indicio claro del cartel comercial.

La próxima parada, a pesar de no estar ya el inmueble original, fue el atractivo principal del camino. En el tramo por la calle Oficios, entre Obispo y Obra pía, radicó una de las primeras sedes de la imprenta de José Severino Boloña. Se trata del más conocido de los impresores del país, de quien se extrajo el apellido que da nombre a las ediciones Boloña, de la Oficina del Historiador.

En la Escuela Taller de La Habana también hicimos estancia, pues allí estuvo la sede de la imprenta Ucar, García y Compañía.

 

 

Ya al final, arribamos a la sede del Ballet Litz Alfonso, antigua sede de la famosa imprenta Seoane, Fernández y Compañía, único inmueble en la Habana Vieja, que conserva, en la fachada, el letrero original con que fue identificado el negocio.

 

 

Allí, entre 1916 y 1938, fue tirado cada número de la Revista Social, publicación progresista y de avanzada literaria. Desde el 2004, el ballet Litz Alfonso lo tiene de sede oficial, y actualmente está en proceso de remodelación, que se espera finalice el próximo 26 de julio.

En cada uno de los lugares del recorrido, la Delegación de Bibliotecas de la Oficina del Historiador colocó una tarja para recordar la función que antiguamente cumplían como imprenta junto a un collage de las portadas de algunas de sus más famosas publicaciones. Fue este momento, el sello de una jornada por el día del bibliotecario, cargada de muchas actividades.