ribbon

“Las toxinas animales, II parte. Los vertebrados”

9 de agosto de 2013

|

La capacidad de formación de sustancias tóxicas que poseen los animales es muy reducida y por ello los tipos de venenos animales existentes en la Naturaleza son poco numerosos. La capacidad de segregar sustancias tóxicas puede constituir una poderosa arma ofensiva, en cuyo caso el veneno es segregado generalmente por glándulas que se hallan en conexión con los dientes (vertebrados) o con las piezas bucales (artrópodos), se trata de animales venenosos. En otras especies, por el contrario, el veneno tiene una misión defensiva; en este caso, la sustancia tóxica segregada se pone en contacto con “el agresor” mediante espinas y otros dispositivos que de forma pasiva protegen a la presunta víctima. Igualmente, el veneno puede almacenarse en los propios tejidos del animal, con lo cual su carne o su sangre son tóxicas y por lo tanto temidas o despreciadas, según el caso, por sus enemigos, se trata de animales tóxicos, En otras ocasiones, las toxinas de una especie no son producidas por ella, sino que ésta actúa como vector de esa sustancia, se convierte así en transmisor, sin que a ella le afecte.
La mayoría de las toxinas animales son proteínas bastante complejas. Una pequeña cantidad puede implicar efectos negativos, si bien suelen ser leves. Con frecuencia, si son ingeridas por vía oral pierden su potencial tóxico pues el sistema digestivo las destruye.
Entre los principales venenos animales conocidos destaca el de las avispas, las abejas, los escorpiones, las garrapatas y las serpientes, entre otros. Su forma de actuar y sus efectos sobre el organismo de la víctima son diversos. Uno de los principales afectados es el sistema nervioso.
Cito algunos ejemplos:
Peces. Es donde existe mayor variedad de animales venenosos. La mayoría de ellos presentan pequeñas glándulas que están conectadas con algún radio de las aletas dorsal o caudal, o en conexión con espinas situadas en la cabeza o en el opérculo. Su presencia no excluye el hecho de constituir un pez comestible e incluso de primera calidad, como ocurre con representantes del género Scorpaena (Familia Scorpaenidae), también están armados con espinas venenosas los peces de las familias Triglidae, Trachinidae, y Gobiidae. Los peces Tetraodontiformes, están representados por diez familias y aproximadamente 360 especies; la mayoría son marinas y se distribuyen alrededor de los arrecifes coralinos tropicales, también en  arroyos de agua dulce y estuarios. Aquí se incluyen varias formas extrañas, todas ellas variaciones radicales del plan corporal típico de la mayoría de los peces. Géneros como Diodon (peces erizos), Tetraodon, Sphaerondes, son los responsables de las intoxicaciones más graves por ingestión. La “tetrodotoxina”, es una potente neurotoxina que se encuentra principalmente en el hígado de estos peces. Su ingesta hace disminuir las constantes vitales ya que interfiere en la conductividad neuromuscular. Genera parestesia, parálisis general o la muerte, dependiendo de la dosis. No existe un antídoto conocido, se recomienda masaje cardiaco y dar respiración boca a boca. Esta toxina es responsable de varias muertes anuales en Japón debido a errores en la preparación del fugu (Fugu, pez globo), considerado allí un manjar. Fugu contiene cantidades letales de tetradotoxina en los órganos, especialmente la región del hígado y los ovarios, y también en la piel. El veneno, paraliza los músculos mientras la víctima permanece totalmente consciente y finalmente muere por asfixia. El enfoque médico estándar es intentar apoyar los sistemas respiratorio y circulatorio hasta que el veneno se elimina. En 2008 los avances en investigación y cultivo del Fugu ha permitido a algunos piscicultores producir masivamente ejemplares no tóxicos. Los investigadores averiguaron que la tetrodotoxina del Fugu procedía del consumo de otros animales que tenían bacterias cargadas de ésta, y desarrollaron inmunidad con el tiempo. Muchos piscicultores producen actualmente fugu libre de veneno manteniendo a los peces alejados de estas bacterias.
Otras especies también presentan su toxicidad en la sangre como la anguila, la lamprea marina y la morena. Los murénidos (Muraenidae) son una familia de peces anguiliformes conocidos vulgarmente como morenas. Habitan aguas tropicales y subtropicales de todo el mundo, donde hay arrecifes coralinos. Su fisonomía serpiforme les permite acechar a su presa desde las grietas. La especie Muraena helena tiene una mordedura venenosa. En otras especies la mucosa que cubre el cuerpo es tóxica.
Las especies de peces pertenecientes la familia Scombridae (caballa, jurel), túnidos (atún, bonito) y clupeidos (sardina, boquerón), pueden provocar el “escombrotoxismo”, que se produce por la ingesta de alimentos que contienen un elevado contenido en histamina y de otras aminas vasoactivas. Estas, frecuentemente, se forman por un exceso de la relación tiempo/temperatura desde la captura del pescado hasta su puesta en el mercado. La mala conservación hace que proliferen bacterias, sobre todo de la familia de las enterobacterias. Cuando la concentración de histamina es muy elevada, se produce una intoxicación leve, similar a un cuadro alérgico. La conservación y mantenimiento del pescado a una temperatura de 0ºC parece ser la mejor medida de control de este proceso de intoxicación. Las temperaturas de cocción o de esterilización aplicados en las conservas no destruyen a la histamina.

Anfibios. En los anfibios es bastante frecuente la existencia de glándulas que segregan un mucus viscoso y tóxico, depositado en la piel, o, a veces, son las glándulas paratiroides las que vierten el tóxico en la cavidad bucal. Por ejemplo en los tritones (Triturus), los adultos producen toxinas que son secretadas por la piel como mecanismo de defensa contra depredadores naturales, la toxina solo tiene efecto si se ingiere y no cuando se tiene contacto con el animal. En general, los géneros Salamandra, y Bufo (sapos) poseen en la piel la glándula parotoide que se ubica en la espalda, cuello, y rodillas, secreta una sustancia láctea alcaloide para disuadir a los depredadores. La sustancia producida actúa como una neurotoxina,  en el género Bufo se conoce como bufotoxina.
Los anfibios venenosos más conocidos son los dendrobátidos (Dendrobatidae) aquí están las llamadas ranas venenosas de dardo o ranas punta de flecha. Asociada a estas ranas están las pumiliotoxinas, son una familia de aproximadamente 80 alcaloides, liposolubles, que las ranas lo obtienen de la dieta, principalmente de artrópodos, es decir, que estas toxinas no son sintetizadas por las propias ranas. La rana dardo más venenosa es la rana dorada   (Phyllobates terribilis), la toxina que posee es la batraciotoxina, la  acumula en su cuerpo sin que le haga daño, al ingerir un tipo de escarabajos de la familia Melyridae, que son los que sintetizan la toxina.

Reptiles.  Sobresalen los ofidios (serpientes), con una amplia variedad de sustancias venenosas y de toxicidad muy elevada sobre todo entre las especies de clima desértico y tropical. Las serpientes no atacan a seres humanos, a no ser que sean provocadas o perturbadas, para matar a sus presas antes de ingerirlas, utilizan su veneno. Por ejemplo, la cobra india Naja naja, también conocida como de serpiente de anteojos, su veneno contiene una poderosa neurotoxina postsináptica. El veneno actúa sobre la hendidura sináptica de los nervios, paralizando de este modo los músculos, y en caso de mordeduras graves conducen a un paro cardiorespiratorio. Los componentes del veneno incluyen enzimas tales como hialuronidasa que produce lisis e incrementa la diseminación del veneno.  Crotalus, este género incluye las llamadas serpientes de cascabel, son las más venenosas de Norteamérica, su veneno destruye los glóbulos rojos de la sangre y hace penetrables los vasos sanguíneos, de manera que afecta al tejido corporal y a la circulación, sus mordeduras son tremendamente dolorosas. Taipan (Oxyuranus), las especies de este género poseen un veneno altamente neurotóxico  que las sitúa en el primer lugar entre las serpientes venenosas, con una dosis letal media de 0,01 mg/kg, es 10 veces más poderoso que las serpientes de cascabel y 20 veces más fuerte que el de la cobra.  Las especies del género Bungarus, conocidas como krait, contienen veneno neurotóxico 16 veces más potente que el de una cobra, e induce parálisis muscular rápidamente. Clínicamente su veneno contiene neurotoxinas presinápticas. Estas afectan la habilidad del terminal nervioso de liberar neurotransmisores al nervio siguiente, interrumpiendo el mensaje.
Entre los lagartos existen varios casos: el género Heloderma, con sus dos especies, Heloderma horridum conocido como lagarto enchaquirado o lagarto moteado mexicano y Heloderma suspectum el conocido Monstruo de Gila, éste lagarto, propio de las regiones áridas y cálidas del extremo norte de México y del suroeste de los Estados Unidos es una de las dos únicas especies conocidas de lagartos venenosos, sin embargo, su naturaleza pasiva, su cuerpo pesado y sus lentos movimientos, hacen que no sea una seria amenaza para los seres humanos. El otro lagarto, pariente cercano del Monstruo de Gila, es capaz de producir veneno desde su nacimiento. Su veneno tiene potencial terapéutico debido a distintos compuestos presentes en el mismo, como el exendin-3 y la helodermina entre otros. Se ha estudiado como posible tratamiento para diabetes tipo 2, Alzheimer y Mal de Parkinson.
Recientes investigaciones han demostrado que al menos dos especies del género Varanus, el varano arborícola (Varanus varius) y el Dragón de Komodo (Varanus komodoensis) poseen glándulas venenosas a lo largo de su línea mandibular que, al infligir una mordedura, inoculan una serie de toxinas de efecto anticoagulante (así como una gran cantidad de bacterias, siendo la sepsis una consecuencia común de dicha mordedura).

Aves. El pitohuí con capucha (Pitohui dichrous) es un pájaro cantor de Nueva Guinea con plumaje negro y anaranjado. Esta especie y sus familiares, el pitohuí variable y el pitohuí marrón, fueron los primeros pájaros venenosos descubiertos. Una neurotoxina, llamada homobatracotoxina, es lo que les causa dolor a las personas que las tocan, se encuentra en las plumas y en la piel, aunque también puede recogerse de los músculos, el estómago y otros órganos del animal. Las plumas más tóxicas son aquéllas localizadas en el vientre, pecho y patas de los pájaros. También se cree, aunque no está aún demostrado, que las aves frotan la toxina en los huevos y en el nido, protegiéndolos de eventuales depredadores como serpientes, roedores y aves rapaces. El pitohuí con capucha adquiere su veneno a partir de su dieta, la cual incluye el escarabajo Choresine de la familia Melyridae. Este escarabajo es probablemente el mismo que les confiere a las ranas venenosas de Colombia sus venenos poderosos.
También se ha encontrado un segundo género de ave venenosa,  Ifrita kowaldi, también conocido por los lugareños de Nueva Guinea como el “pájaro amargo”, que lleva las mismas toxinas de las ranas neotropicales cuyo veneno se utiliza en dardos por tribus de Centro y Sudamérica. El Ifrit azul con tapa, al igual que el anterior, secuestra batracotoxina en su piel y las plumas, lo que provoca entumecimiento y hormigueo en las personas que manejan el pájaro.
Mamíferos. Pocos mamíferos tienen la  facultad de segregar veneno, uno de ellos es el ornitorrinco  Ornithorhynchus anatinus perteneciente al grupo de los monotremas, que es el más primitivo de los mamíferos. Sus características únicas lo convierten en importante sujeto de estudio en el campo de la biología evolutiva, así como un símbolo reconocible e icónico de Australia. Es semiacuático, endémico del este de Australia y de la isla de Tasmania. Los machos tienen un espolón en las patas posteriores que libera un veneno que se produce en las glándulas crurales del macho, unas glándulas alveolares en forma de riñón conectadas al espolón calcáneo de ambas patas posteriores a través de un conducto con paredes delgadas. La producción aumenta durante la época de apareamiento, se teoriza que el veneno es utilizado como arma ofensiva para hacer valer su dominio durante este período. Está compuesto principalmente por proteínas similares a defensinas (DLP), tres de las cuales son únicas en el ornitorrinco. Las defensinas son producidas por su sistema inmunitario. A pesar de que el veneno es lo suficientemente potente como para matar animales pequeños, o incluso perros, no es letal para los humanos, aunque tras una picadura pronto aparece un edema alrededor de la herida que se extiende gradualmente por el miembro afectado y causa un dolor tan intenso que ni siquiera puede ser calmado con morfina. Las defensinas son péptidos ricos en cisternas y funcionan como antibióticos naturales que se hallan en la superficie de la piel. Son activas contra bacterias, hongos y virus enclaustrados.
Se ha descubierto también que los primates del grupo de los loris, son también de los escasos mamíferos que poseen glándulas venenosas, en este caso poseen una glándula tóxica en sus codos y al lamer la zona, el veneno pasa a los dientes. De este modo, si el animal muerde a una persona o a un depredador, éste puede sufrir un shock anafiláctico mortal.

 

Recordemos que…”la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Sólo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla.

Comentarios