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Las tortugas marinas

17 de enero de 2020

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Tortuga-marina

 

El cambio climático y la sobreexplotación, entre otros factores, han llevado a las tortugas marinas a la categoría de “en peligro de extinción”.

Las tortugas marinas se distribuyen por todo el mundo en las regiones tropicales y subtropicales. Se caracterizan por hacer grandes migraciones a lo largo de su vida, por lo que sus áreas de distribución suelen ser muy extensas, recorriendo hasta 5000km de distancia durante sus migraciones.

Cuba tiene un total de seis especies de tortugas que se agrupan en tres familias. Entre ellas, hay cinco especies marinas, casi todas en peligro de extinción.

Las cinco especies marinas son:

  • Caretta caretta (Linnaeus, 1758) EN
  • Chelonia mydas (Linnaeus, 1758) EN
  • Eretmochelys imbricata (Linnaeus, 1766) CR
  • Lepidochelys olivacea (Eschscholtz, 1829) VU
  • Dermochelys coriacea (Vandelli, 1761) CR

 

(EN: en peligro de extinción; una especie se considera en peligro de extinción, sea vegetal o animal cuando todos los miembros vivos de dicha especie están en peligro de desaparecer. Esto se puede deber tanto a la depredación directa sobre la especie como a la desaparición de un recurso del cual depende su vida, tanto por la acción del hombre, debido a cambios en el hábitat, a consecuencia de desastres naturales o por cambios graduales del clima).

(CR: en peligro crítico de extinción; una especie se considera en peligro crítico de extinción cuando, tras ser evaluada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), es clasificada en esta categoría e incluida en su Lista Roja por determinarse que enfrenta un riesgo extremadamente alto de extinción en estado silvestre).

(VU: vulnerable; una especie se considera vulnerable cuando, tras ser evaluada por la UICN, es clasificada en esta categoría e incluida en la Lista Roja por determinarse que presenta una alta probabilidad de convertirse en “especie en peligro de extinción”).

 

Tema 199 Tortuga boba.

 Caretta caretta, también conocida como tortuga boba o caguama. Habita en el océano Atlántico, Pacífico e Índico, así como el Mediterráneo. Pasa la mayor parte de su vida en hábitats marinos y estuarios, la hembra solo sube brevemente a la playa para desovar. Tiene una baja tasa de reproducción: un promedio de cuatro puestas de huevos y luego pasan por un período de quietud en el cual no ponen huevos durante dos o tres años. Llega a la madurez sexual entre 17-33 años y tiene una longevidad entre 47-67 años. Las caguamas adultas miden como promedio unos 90cm de longitud, con un peso promedio de 135Kg, aunque también se han registrados ejemplares más grandes de hasta 213cm y un peso de 545Kg. El color de la piel varía desde amarillo a marrón y el caparazón es marrón-rojizo. La diferencia más notoria entre machos y hembras adultos es que los machos tienen colas más gruesas y plastrones más cortos que las hembras. No hay dimorfismo sexual entre hembras y machos juveniles. Son omnívoras, se alimentan principalmente de invertebrados que viven en el lecho marino. Sus mandíbulas son grandes y poderosas y sirven como una herramienta eficaz para el desmembramiento de sus presas. Las tortugas bobas neonatas tienen numerosos depredadores y los huevos son especialmente vulnerables a depredadores y organismos terrestres. Una vez que alcanzan la edad adulta, su gran tamaño limita la depredación a los grandes animales marinos, como los tiburones.

Chelonia mydas, también conocida como tortuga verde. Es de gran tamaño, las hembras adultas pueden crecer hasta 1,66m de longitud y pesar entre 200 – 395Kg. Su hocico es muy corto y su pico no tiene forma de gancho. Se distribuye por los mares tropicales y subtropicales alrededor del mundo, con dos poblaciones distintas en los océanos Atlántico y Pacífico. El nombre común de la especie deriva del color verde de su grasa, y no del color de su caparazón. Tienen pocos enemigos y depredadores: sólo los seres humanos y los tiburones grandes se alimentan de la tortuga verde. Las tortugas jóvenes y las tortuguitas tienen muchos más depredadores, como son cangrejos, mamíferos pequeños, y aves costeras. Los adultos son obligatoriamente herbívoros, utilizan varias especies de pastos marinos y macroalgas. Las jóvenes subsisten de una variabilidad de invertebrados marinos.

Tortuga carey

Tortuga carey

Eretmochelys imbricata, también conocida como tortuga carey. Su aspecto es similar al de otras tortugas marinas, pero su cuerpo es más plano, su pico puntiagudo y curvo con una prominente mandíbula superior. Se  encuentra frecuentemente en lagunas poco profundas y arrecifes de coral, donde busca sus presas preferidas, las esponjas de mar, son los únicos reptiles esponjívoros que se conocen ingieren  Otros invertebrados como tenóforos y medusas también le sirven de alimentos. Sus huellas en la arena son asimétricas, ya que se arrastran por la tierra con un paso alterno. Esta forma de avance se diferencia de las tortugas verdes y las tortugas laúd, que se arrastran de una forma bastante simétrica. Son grandes nadadoras. Pueden alcanzar velocidades de hasta 24 Km/h y hay registros de tortugas que han recorrido nadando 4.828 Km. En el Caribe se han registrado inmersiones de tortugas carey a más de 70m de profundidad durante un período de más de 80 minutos.

Lepidochelys olivacea, también conocida como tortuga olivácea o golfina. Se distribuye por la mayor parte de los mares tropicales del mundo. Es en estas regiones donde cría. También se encuentra en mares de regiones subtropicales que usa para sus movimientos migratorios. Mide aproximadamente entre 60 – 70cm; los adultos presentan un color verde olivo. El caparazón tiene forma de corazón o redondeado. La cabeza es subtriangular y mediana. Su longitud promedio en de 67cm, con un peso promedio entre 38-100Kg.  y máximo de 100. Las tortugas golfinas son omnívoras, se alimentan de cangrejos, camarones, langostas de roca, de vegetación marina, algas, caracoles, peces y otros pequeños invertebrados.

Dermochelys coriácea, también conocida como tortuga laúd. Puede alcanzar una longitud de 2m o más y un peso de más de 600Kg. Se encuentra en todos los mares tropicales o subtropicales. A diferencia de la mayoría de las tortugas marinas, las tortugas laúd a menudo se hallan en las aguas más frías de las zonas templadas. Es la única especie existente de la familia Dermochelyidae, todas las demás especies de esta familia son fósiles. La tortuga laúd es la mayor de todas las tortugas actuales y muy diferentes del resto, tanto en su apariencia como en su fisiología. El gran caparazón es de tipo mosaico, no está formado por escudos óseos, sino que está hecho de tejido conectivo blando (de ahí el nombre de tortuga de cuero como a veces se le llama). En el caparazón no se observa el peto ni el afilado borde lateral, solo una suave curva que da una apariencia semicilíndrica al animal. Esta forma, recuerda vagamente al instrumento musical, que le ha dado el nombre de tortuga laúd. Estas tortugas subsisten gracias a una dieta de medusas. Debido a la transparencia de sus presas, las tortugas laúd a menudo se confunden y entonces se asfixian al comer trozos de plásticos a la deriva. ¡Se han encontrado ejemplares muertos con bolsas de plástico, piezas de plástico duro e hilo de pescar en el estómago!

La amplia distribución de las tortugas marinas, les ha permitido estar en contacto con numerosas civilizaciones desde épocas muy antiguas. En todo el mundo han llegado a formar parte de las costumbres y tradiciones de numerosos pueblos costeros los que han aprovechado su carne y huevos, han elaborado diversos artefactos, accesorios, adornos.

El aprovechamiento desmedido de ellas como si fueran un recurso inagotable las ha llevado a que estén todas amenazadas o en peligro de extinción.

 

AMENAZAS. Las tortugas marinas han sido intensamente cazadas por su carne y sus huevos. Aunque la caza ha disminuido debido a la legislación internacional que las protege, todavía se consume carne y huevos de estos reptiles en los países donde no se hacen cumplir estrictamente las leyes. Muchos lugareños afirman que los huevos tienen propiedades afrodisíacas

Las redes de deriva en el pasado, y las pesquerías de palangre en el presente, han conllevado a que ocurran altos niveles de captura accidental de tortugas.

La forma de pesquería comercial más responsable de la captura accidental de tortugas marinas son las redes de arrastre utilizadas por los barcos camaroneros, y además  el uso de palangre pelágico. En el océano abierto, los aparejos de pesca forman la mayor amenaza para las tortugas, estas, a menudo, se enredan en palangres o redes de enmalle. También se enredan en trampas, nasas, redes de arrastre y son víctimas de dragas, allí pueden sufrir lesiones graves o ahogamiento.

 

La implementación de dispositivos excluidores de tortugas en las redes y en otras trampas puede reducir el número de tortugas atrapadas accidentalmente.

 

Cada año se vierten más de 24.000 toneladas métricas de plástico en el océano. Las tortugas ingieren una amplia gama de estos restos flotantes, incluyendo bolsas, láminas, gránulos, globos y líneas de pesca abandonadas. Las tortugas pueden confundir el plástico con medusas flotantes, un alimento común. El plástico ingerido provoca numerosos problemas de salud, incluyendo la obstrucción intestinal, la reducción de la capacidad de absorción de nutrientes y malnutrición, asfixia, ulceraciones, o hambruna. Además, los plásticos ingeridos liberan compuestos tóxicos, incluyendo bifenilos policlorados, que pueden acumularse en los tejidos internos y afectar los huevos. Estas toxinas pueden conducir al adelgazamiento de las cáscaras de los huevos, daño tisular, o desviación y alteración de la conducta natural de las tortugas.

En condiciones naturales optimas, las playas de anidación son playas de arena abiertas que se extienden por encima de la línea de marea alta. En condiciones normales las crías son atraídas por la reflexión de las estrellas y de la luna sobre la superficie del agua del mar. Pero, la iluminación artificial desalienta la anidación e interfiere con la habilidad de los neonatos de navegar hacia el mar, por lo tanto, las hembras prefieren anidar en

playas que no tienen iluminación artificial, confundidas por la luz artificial, navegan tierra adentro, lejos de la protección del agua, lo que las expone a la deshidratación cuando sale el sol y a la depredación.

La invasión y destrucción de hábitat por los humanos es otra amenaza para las tortugas marinas: la construcción de muelles y puertos deportivos puede destruir los hábitats cercanos a la costa. El tráfico marítimo y el dragado pueden degradar el hábitat y lesionar o matar las tortugas si los barcos chocan con ellas.

Las playas explotadas suelen tener construcciones encima de la línea de marea alta y priva a las tortugas de sitios de anidación adecuados, obligándolas de anidar más cerca de las olas. La urbanización a menudo conduce a la sedimentación de las playas de arena, disminuyendo su viabilidad como zona de anidación. Por ejemplo, se ha visto que la construcción de edificios altos cerca de las playas reduce la exposición al sol lo que conduce a una disminución de la temperatura media de la arena, lo que trae como consecuencia un cambio en las proporciones de género y se favorece la proporción de tortugas machos entre los neonatos.

Temperaturas elevadas pueden sesgar los coeficientes de género a favor de las hembras. En un experimento, se vio que los sitios de anidación que fueron expuestos a temperaturas inusualmente cálidas en un período de tres años, produjeron una proporción de hembras entre 87 – 99 %. Esto suscita una real preocupación por la relación entre los rápidos cambios de la temperatura global debida al cambio climático y el riesgo de extinción de la población de tortugas marinas.

 

 

NO CONSUMAS HUEVOS DE TORTUGAS. NO COMPRES ACCESORIOS MANUFACTURADOS CON SUS PARTES.

NO CONTRIBUYAS A SU DESAPARICIÓN.

 

 

 

Recordemos que… “la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Sólo hay un modo de que ella perdure: respetarla y servirla.

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