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Las terrinas siempre son un placer

19 de julio de 2017

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La predilección de los franceses por los patés se remonta a la Edad Media, cuando los patissiers, los pasteleros, se ocupaban de hacerlos. Sus sabrosos patés se rodeaban siempre de una masa, pate, por lo que se servían, con costra. En el siglo XIV, en tiempos del gran gourmet Taillevent (1326-1395) –autor del primer libro francés de cocina, El carnicero– los pates se rellenaban de muy diversas maneras, como, por ejemplo anguila y caballas, con paloma u oca, con cochinillo o venado. Hasta entrado el siglo XX, el paté no podía faltar en ningún banquete.

Actualmente, los términos paté y terrina son prácticamente sinónimos. Hay patés sin costra y terrinas rodeadas de masa; pero siempre son un placer, si se han empleado ingredientes buenos y frescos; su ventaja reside en que se pueden preparar con la anticipación que se desee.

 

Terrina de conejo

Ingredientes:

300g de carne de conejo
100g de hígado de pollo
200g de carne de ternera
200g de cogote de cerdo
300g de tocino graso
1cdta de tomillo y otra de mejorana, cortados finos
2cdas de coñac
Sal, pimienta negra
1 huevo
125g de tocino graso, cortado en tiras finas.

 

Procedimientos:

Cortar la carne de conejo en tiras finas. Para el relleno, hacer puré con el hígado, la otra carne y el tocino graso. Mezclar el puré con hierbas, coñac, pimienta, sal y huevo.

Revestir una terrina refractaria con tiras de tocino. Colocar por capas, alternando, el relleno y la carne de conejo, finalizando con carne de conejo y con las tiras de tocino.

Cocer al baño María, tapado en el horno a 175 C, durante unos 90 minutos. Colocar encima un peso y dejar enfriar 6 horas.

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