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¡Las mujeres somos superiores!

1 de junio de 2018

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MUJERES-PENSION

 

Para nadie es un secreto que durante toda la historia de la humanidad, desde que dejamos que nos arrebataran el protagonismo que teníamos durante el matriarcado, a las mujeres nos han sometido y tratado como seres inferiores –muy conveniente para los hombres– porque de esta forma las sociedades se organizaron y estructuraron para que los hombres tuvieran todos los derechos, incluso para tratarnos como seres desechables. Pero usted no se ha equivocado, este no es un foro para luchar por la plena igualdad entre hombres y mujeres, este es el espacio en que escribo sobre la inteligencia emocional y sus temas afines; enseguida entenderá porqué empecé con el muy viejo (aunque lamentablemente no totalmente superado) criterio de las diferencias entre los sexos, donde las mujeres siempre hemos tenido las de perder.

Efectivamente, las mujeres y los hombres somos diferentes en muchos aspectos –más allá de los lógicos que todos conocemos–, pero me voy a referir a algunos que les parecerán muy interesantes y donde científicamente se ha probado la superioridad femenina, tanto porque la madre naturaleza nos ha dado privilegios como por el aprendizaje social. Comienzo diciendo que según estudios realizados por la Dra. Estelle Ramey del Georgetown Medical School los cerebros masculino y femenino se diferencian en varios aspectos, pues nosotras tenemos alrededor de 40% más fibras que corren entre los lados derecho e izquierdo del cerebro, lo que facilita que podamos manejar varios problemas a la vez con menor dificultad.

Como anécdota personal les digo que en este mismo momento que escribo, estoy haciendo unos frijoles negros y pendiente si empieza a llover para cerrar las ventanas de la casa, y yo no soy ni remotamente la única mujer que hace esto, sino que habitualmente todas hacemos varias cosas a la vez, y es también porque aprendemos por necesidad a optimizar el tiempo.

También tenemos la capacidad de cambiar la atención de una cosa a otra con menos dolor interno, y fíjense en la frase “dolor interno”, que significa que sentimos menos tensión, irritación y otras emociones negativas cuando debemos dejar lo que estamos haciendo por algo imprevisto, como estar en el trabajo, quizás en una importante reunión y recibimos una llamada de la escuela del niño para decirnos que enfermó y ahí mismo salimos corriendo, pidiendo disculpas, delegando en otra persona, pero sin tener “dolor interno”, cambiando la jerarquización de las actividades en pocos minutos.

También se ha comprobado que la presión arterial nos baja con mayor facilidad porque nuestra estructura hormonal libera más factores relajantes, ya que la progesterona lo facilita, mientras que la testosterona libera con más rapidez adrenalina que lleva a la ira, ansiedad e irritabilidad. En cuanto a lo que ya dije de la posibilidad de intercambio de información entre ambos hemisferios no es solo información racional, sino también la emocional, lo que indica que procesamos mejor todo lo que se refiere a la vida afectiva, por lo que eso que dicen que somos más vulnerables y “sentimentaloides”, porque se nos ablanda el corazón fácilmente, lloramos, nos tomamos los problemas de los demás para nosotras. Esto en vez de una debilidad es una fortaleza porque nos permite ser más empáticas con las demás personas y ayudarlos, o sea, somos más humanas, a la par que esa información racional que se comparte entre las dos partes del cerebro también lleva a que podemos aprender con mayor facilidad. Para quien no me crea averigüe quienes son los primeros expedientes en las escuelas de cualquier nivel hasta las universidades.

Retomando lo de la protección hormonal, existe otra ventaja femenina y es que nos permite tolerar mejor el estrés con menores consecuencias fisiológicas, lo cual está dado también por la facilidad con que manejamos la diversidad, o sea, que aceptamos las diferencias de los otros con mayor naturalidad y aceptación, y no tendemos a verlo como un antagonismo, sino como una posibilidad de aportes diferentes que pueden ser enriquecedores. Todo estas protecciones nos hacen vivir más que los hombres, y yo agrego que si nos ponemos a pensar ¿se imagina ustedes como sería el mundo si a las mujeres no nos hubieran sometido y humillado tanto y nos hubieran permitido desarrollar todas nuestras potencialidades? Estoy segura que el mundo andaría mucho mejor, y como conclusión podemos afirmar que la ciencia ha probado, lo que ya yo sabía hace mucho tiempo y es que ¡las mujeres somos superiores! Y no es una afirmación feminista, sino la más pura verdad.

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Comentarios



Tamara Pastor / 29 de junio de 2018

Totalmente de acuerdo, las mujeres somos superiores, y las únicas sociedades que han funcionado bien son los matriarcados.