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Las alas y el vuelo de los insectos. Curiosidades

7 de septiembre de 2018

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Las alas constituyen un rasgo característico de los insectos y son ellos los únicos invertebrados dotados de esta estructura.

En los insectos primitivos como las libélulas, las alas se mantienen extendidas. La evolución de los caracteres que permitieron que muchos insectos plieguen las alas sobre el abdomen y las mantengan así en reposo fue un acontecimiento importante en la evolución de estos animales; gracias a ello, los ancestros de muchos órdenes modernos pudieron conquistar nuevos microhábitats tales como: el suelo, las cortezas y piedras, el estiércol y la madera, sitios estos, donde las alas extendidas hubieran sido un gran impedimento para llegar a ellos.

Los insectos presentan una gran diversidad en sus alas y, muchas de las variaciones presentes, representan modificaciones que satisfacen las demandas del vuelo de los diferentes grupos de estos invertebrados.

Primitivamente, y como ocurre en las libélulas, cucarachas y comejenes, los dos pares de alas baten independientemente uno del otro; sin embargo, en los insectos más evolucionados, como las mariposas, las alas están acopladas mediante mecanismos de engarce de modo que se mueven juntas.

No siempre los dos pares de alas son funcionales en el vuelo, por ejemplo, en los escarabajos solamente se utiliza el segundo par de alas para volar, ya que el primer par se ha adaptado y desempeña una función protectora, son alas duras llamadas élitros, que protegen el cuerpo de los coleópteros como si fuera un estuche.

En las moscas, mosquitos, jejenes, sólo el primer par de alas es el que funciona en el vuelo, el segundo par se ha adaptado como órgano de equilibrio llamado balancín, muy útil en el vuelo.

Los movimientos ascendentes y descendentes no son suficientes para volar; las alas deben moverse simultáneamente hacia delante y hacia atrás. Un ciclo completo de un ala batiendo describe una elipse por ejemplo en el saltamontes, o la figura de un ocho en las abejas y moscas.

La frecuencia de batido de las alas es muy variable: de cuatro a veinte batidos por segundo en las mariposas y saltamontes; ciento noventa batidos por segundo en las abejas y las moscas domésticas y mil batidos por segundo en los jejenes.

Muchas mariposas y caballitos del diablo tienen un batido relativamente lento y maniobrabilidad limitada. Sin embargo, algunas moscas, abejas y jejenes pueden aletear y maniobrar muy rápidamente, así, por ejemplo, una mosca doméstica puede esquivar a un ave, puede volar un tramo recto rápido, puede volar patas arriba y girar en una distancia igual a la longitud de su cuerpo.

Los insectos que vuelan más rápido son las mariposas y las moscas que llegan a alcanzar velocidades de hasta 40 km/h. Las abejas melíferas pueden volar a 25 km/h.

Los insectos tienen una temperatura corporal y una tasa metabólica bajas, esto le impone limitaciones a su movilidad; así en una mañana fría muchos insectos deben, literalmente, “calentar motores” antes de emprender el vuelo, ¿cómo lo hacen?, pues permanecen estacionados sobre troncos de árboles o ramas y mueven las alas arriba y abajo hasta que el calor interno que genera este movimiento es suficiente para permitir el ritmo de batido necesario para volar.

Libélulas, mariposas, escarabajos, revolotean mansamente en la penumbra del bosque o a plena luz del día. No olvidemos que ellos tienen derecho a existir independientemente de que sean útiles o no para nosotros.

Recordemos que “…la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Solo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla.

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