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Langston Hughes

25 de abril de 2019

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En tres ocasiones estuvo el poeta norteamericano Langston Hughes en Cuba. La primera como marinero, en un barco cuya tripulación era toda de filipinos y chinos, salvo él. De su estancia, muy breve, venido de Nueva Orleans, recordó siempre el ambiente portuario y el barrio de San Isidro. Volvió a finales de febrero de 1930, y entonces conoció a Nicolás Guillén. Nuestro Poeta Nacional escribe así:

Hughes es “un jovencito de veintisiete años, menudo y delgado, de color trigueño, y que no usa bigote a la inglesa ni a la moda de ninguna otra nación. Parece justamente un mulatico cubano (…) Sin embargo, detrás alienta uno de los espíritus más sinceramente interesados en las cosas de la raza negra, y un poeta personalísimo, sin más preocupación que la de observar a su gente para traducirla, darla a conocer y hacerla amar. Él, antes que ningún otro poeta en su idioma, ha conseguido incorporar a la literatura norteamericana las manifestaciones más puras de la música popular en los Estados Unidos, tan influida por los negros”.

En 1931 vuelve Hughes por La Habana, se detiene en ella, se hospeda en un hotel modesto cercano a la Terminal de Ferrocarriles y recoge sus impresiones en un libro autobiográfico, I wonder as I wander: “A pesar de que Cuba es marcadamente un país negroide, hay allí una especie de triple frontera de color –escribe en el citado libro. Esta triple frontera es común a todas las Indias Occidentales, con distintos grados de aplicación. Los negros de sangre pura, de piel negra o castaño oscuro, están en el fondo de la escala de color. En el medio están las sangres mezcladas, los pardos claros, los mulatos, los amarillos dorados y los casi blancos con diversos tonos de pelo indoespañol. Les siguen los más blancos, los que en Cuba son llamados ochavones, y los de piel completamente blanca. A pesar de que existen estas tres divisiones terminantes, en Cuba las fronteras no son tan estrictas como en algunas otras islas del Caribe. En esta materia las islas británicas son peores. Las islas latinas son más descuidadas en lo que concierne a cuestiones raciales”.

Langston Hughes cultivó diversos géneros. Su talento lo llevó por el camino del teatro y de la poesía, del cuento y de la historia. Antes de hacerse famoso fue fregador de platos, pinche de cocina, marinero, limpiabotas y sobre todos estos temas vividos, escribió.

En 1948, desde San Francisco, California, corrió a cargo de la traducción al inglés y con los trámites de impresión de un libro titulado Cuba Libre, donde se incluyen poemas de Regino Pedroso, Nicolás Guillén y otros autores.

Murió en Nueva York el 22 de mayo de 1967.

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