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La Zanja Real. Primer Acueducto de la ciudad

9 de octubre de 2017

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Calle Teniente Rey, huellas de la Zanja Real

Calle Teniente Rey, huellas de la Zanja Real

 

Una vez establecida la villa de San Cristóbal de La Habana, los vecinos se abastecían de agua potable de un arroyo del río Jagüey –actual río Luyanó– que desaguaba en la bahía; el preciado líquido se almacenaba en depósitos trasladados por canoas para el consumo de los pobladores, pero no era suficiente. Por Real Cédula del año 1548, se autorizó abrir una zanja que arrastrara el agua potable desde otro lugar. El Gobernador Juan de Ávila se percató de la abundancia del río “Casiguaguas”, llamado Chorrera por los conquistadores –hoy río Almendares– adonde se dirigían los botes de las flotas para hacer la aguada de los buques anclados en el puerto.

 

Zanja Real, el recorrido

Zanja Real, el recorrido

 

En 1566 comenzaron los trabajos bajo las órdenes de Francisco Calona, Maestro Mayor de las Fortalezas, los que finalizaron en 1592. Las aguas corrieron por la zanja desde el Almendares hasta un boquerón abierto en un muro de la plaza de la Catedral, que dio nombre al callejón del Chorro, donde se conserva una lápida que dice: Esta agua traxo el maesse de Campo Juan de Texeda. Anno de 1592. Se construyó la represa del Husillo, que violentando las aguas, subían hasta una altura adecuada para conducirla por la zanja. Ese primer acueducto que tuvo la ciudad, recorría cerca de dos leguas y el costo total de su construcción ascendió a 35 000.00 pesos, moneda del cuño español.

 

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A mediados del siglo XVIII la represa fue modificada y en 1814 bajo el mando del Capitán General Apodaca aumentó y mejoró su depósito. La Zanja Real, se abandonó como principal proveedora de agua después del año 1835, en que finalizó el Acueducto Fernando VII, aunque sus aguas continuaron utilizándose en algunos barrios, también como regadío y fuerza motora de algunas industrias, porque el nuevo acueducto tampoco dio abasto. Importante es señalar que el agua que conducía la Zanja fue analizada por la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, para confirmar su potabilidad.

En 1856, el entonces Coronel de Ingenieros Don Francisco de Albear y Lara propuso la construcción de otro acueducto que tomara las aguas de los manantiales de Vento –margen izquierdo del río Almendares– y aunque falleció en 1887 sin ver terminada la obra, se inauguró en 1893 por el también Coronel de Ingenieros Joaquín Ruiz, quien respetó a cabalidad el proyecto de su antecesor. El Acueducto de Albear fue ampliado y remozado en diferentes períodos de tiempo del pasado siglo XX, manteniéndose en funcionamiento para el beneficio de la población.

 

4-calle Teniente Rey, huellas de la Zanja Real

calle Teniente Rey, huellas de la Zanja Real

 

En la actualidad, por las calles de la ciudad antigua, los arqueólogos han venido rescatando el antiguo curso de la Zanja Real, mostrando al caminante curioso las huellas del recorrido que siguieron las aguas que dieron comienzo a la historia del abasto de tan preciado líquido en nuestra ciudad.

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