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La verdadera esencia de la relación mente cuerpo (I)

6 de junio de 2014

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mente y cuerpoHemos llegado a un punto que pueda convertirse en motivo de dudas tanto para los creyentes como para los ateos el hecho de la efectividad o no de las oraciones en un proceso de enfermedad crónico. No es menos cierto y ya lo habíamos comentado que no es lo mismo la espiritualidad que las creencias, la primera es más universal porque se puede ser no creyente y tener y hacer crecer la misma.
Dentro de la espiritualidad hay un elemento que debe tenerse en cuenta y es el efecto de la oración. Este fenómeno ha sido objeto de estudios científicos, que han tenido como centro el hecho de encontrar si en realidad la oración en si misma puede ejercer efectos positivos o favorecedores en la salud del individuo.
Mucho se ha hablado acerca del efecto de sanación de las oraciones y por ello, se ha intentado fundamentar si estas tienen que ver o no en los mecanismos ya a nivel psicológico en el proceso de sanación o de una evolución satisfactoria de los tratamientos médicos aplicados en las mas diversas enfermedades crónicas, que reitero, se llaman así, porque son enfermedades incurables, pero que pueden controlarse o mantener al enfermo con una calidad de vida aceptable.
Este fenómeno descrito anteriormente se ha intentado explicar a partir de la disminución de la situación de estrés, que si puede propiciar una espiritualidad positiva incluyendo o no, las tan llevadas y traídas oraciones y otros ritos de las mas diversas creencias y religiones y finalmente, cuando todos estos investigadores buscan una respuesta fundamentada científicamente con relación a la existencia de un nexo entre el hombre y el “Todopoderoso”, como muestran algunos estudios neurológicos recientes.
En cuanto a estos estudios podemos compartir con ustedes el desarrollado por Herbert Benson, quien dirige el Instituto Mind-Body en la Universidad de Harvard, que ha venido estudiando desde hace 30 años el poder de la oración y se ha focalizado específicamente en el efecto que tiene sobre el cuerpo la meditación, forma budista de rezar. Reportó, que todas las formas de oración producen una respuesta de relajación que combate el estrés, calma el cuerpo y promueve la sanación, además Benson ha documentado mediante estudios de resonancia magnética nuclear (RMN) del cerebro, cómo se producen cambios físicos en el cuerpo cuando alguien medita y explica el hecho a partir de cómo en la medida que se va profundizando la relajación, comienza una intensa actividad en los lóbulos temporal y parietal, que son los encargados de controlar la orientación espacial y establecer distinciones entre el sí mismo y el mundo.
El fenómeno explicado por Benson es el que propicia una placidez, un sosiego, una quietud que ciñe todo el cerebro, es decir, lo envuelve y esto hace que al mismo tiempo, los lóbulos frontal y temporal se liberan y la conexión mente-cuerpo, se disuelve.
Por otra parte, debemos reconocer al denominado Sistema límbico como el propiciador, el responsable de que se originen en el humano las emociones y este cuando se producen estos momentos de meditación – relajación, se activa y es lo que hace posible que el cuerpo se vaya relajando y por ello, toda la actividad fisiológica, de funcionamiento orgánico, del cuerpo se hace mas controlada.
Benson en su estudio da las conclusiones de una forma muy sencilla pero concreta y entendible, hay un logro que favorece el estado de sanación, pero se mantiene la interrogante, ¿Entonces será cierto o no que en ese momento de éxtasis que se logra, nos estamos comunicando con un ser supremo y todo poderoso que nos bendice y nos propicia la sanación? La respuesta del científico es muy clara: “Si usted es religioso, es producida por Dios, si no es religioso, entonces proviene del cerebro, pero en uno u otro caso, se produce la sanación o la mejoría de la enfermedad que se padece”.
La anterior aseveración del estudioso se fundamenta en la repercusión que tiene a nivel cerebral el acto o el ejercicio de relajación o meditación, que además de los ya mencionados, encontramos otros a nivel neurológico y del sistema nervioso central que son propiciados por estos actos o rituales de meditación espiritual, religiosa o ambas, y se señala su acción sobre los neuro-transmisores en los que se produce una liberación endógena de dopamina en el cuerpo estriado ventral aumentaba durante la meditación. Es decir, para que se pueda comprender mejor, hay cambios bioquímicos a nivel cerebral propiciados por estos ejercicios y  rituales que conllevan a cambios favorables a nivel cerebral y que finalmente repercuten en la más sana evolución de la enfermedad, lo mismo en creyentes que en no creyentes, lo mismo con oraciones y peticiones religiosas o no, lo que determina es el proceso bioquímico que se propicia con la meditación, independientemente del motivo que convoca a la misma, sea religioso o no.
Hay muchos otros estudios que demuestran la estrecha relación entre la espiritualidad, las creencias y la oración con la evolución de estas enfermedades, que reitero, no es exclusiva de los creyentes, porqué en ocasiones se puede tener una ideología o una forma de pensamiento absolutamente laica, irreligiosa, terrenal, pero no divorcia a esa persona del desarrollo de la espiritualidad, de las meditaciones sanadoras y de crear un mundo interior preparado para asumir las más difíciles circunstancias con esa positividad y optimismo, que evidentemente, determina en el proceso salud-enfermedad. De este aspecto continuaremos conversando la próxima semana.

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