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La verdad me nombra

13 de septiembre de 2013

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La verdad me nombra

Cuando el poeta y ensayista Roberto Fernández Retamar presenta, hace más de una década, en el año 2001, el libro Desde mi altura, primera entrega que da a conocer los versos de Antonio Guerrero Rodríguez, comenta que esos textos, nacidos desde el fondo de una cárcel estadounidense, están transidos de amor, de solidaridad, de esperanza.

Amor, solidaridad, esperanza, afloran también en La verdad me nombra (Editorial Capitán San Luis, 2013, 236 pp), el más reciente poemario que firma Antonio Guerrero Rodríguez, uno de los Cinco Héroes cubanos, quien, junto a sus compañeros, desde hace tres lustros, sufre injusta prisión en el imperio por luchar contra el terrorismo y defender la paz de la humanidad.

Los poemas reproducidos en esta edición bilingüe (español/inglés), integran nueve de las onces colecciones que el autor escribe, de septiembre de 1998 a septiembre de 1999, confinado en una celda de castigo en territorio estadounidense, en difíciles y crueles condiciones que no le impiden utilizar la poesía como vehículo para expresar realidades, convicciones, sentimientos, esperanzas…

En La verdad me nombra, que se estructura en nueve secciones, aparecen, por ello, esos textos que, a pesar del injusto y arbitrario encierro, no develan pesimismo, odio, derrota. Por el contrario, son poemas que resultan auténticos cantos de confianza, de fe, de esperanza, como se advierte en “Regresaré”, fechado el 24 de junio de 1999:

Regresaré y le diré a la vida
he vuelto para ser tu confidente.
De norte a sur le entregaré a la gente
la parte del amor en mí escondida.

Regaré la alegría desmedida
de quien sabe reír humildemente.
De este a oeste levantaré la frente
con la bondad de siempre prometida.

Por donde pasó el viento, crudo y fuerte,
iré a buscar las hojas del camino
y agruparé sus sueños de tal suerte

que no puedan volar en torbellino.
Cantaré mis canciones al destino
y con mi voz haré temblar la muerte.

El más puro de los sentimientos humanos, en su amplia y diversa dimensión, es otro de los temas que preocupan, y ocupan, al valeroso revolucionario. Es posible leer en el conjunto poemas referidos al amor, tanto a la familia y los amigos como a la patria y los héroes. “Oda al maestro”, escrito el 28 de enero de 1999, merecido tributo al Héroe Nacional, así lo demuestra:

En tus versos crecí, con alma pura.
De niño te adoré, como a un padre.
A tu vigencia eterna mi corazón se abre
Con tu ejemplo de amor y de bravura.

Nunca habrás de morir y menos hoy
Que tu luz ilumina este camino,
Estás en cada paso del destino
Hacia donde con todo valor voy.

Podrá tener un monstruo en sus entrañas
Preso mi cuerpo, si en su vientre habito,
Pero mi pensamiento es libre, con su grito
De libertad que nace en tus montañas.

Otros dos de los héroes encarcelados enriquecen la edición de La verdad me nombra. Gerardo Hernández Nordelo tiene a su cargo las ilustraciones del volumen y René González Sehwerert es el autor del prólogo, en que afirma que “solo una voluntad superior, alimentada por la fuerza moral de la causa que defendíamos, dio a Tony la perseverancia de convocarse cada día para inspirarse y hacer poesía”.

La selección de estos versos la realizan los poetas Aitana Alberti y Alex Pausides, quienes en el epílogo del cuaderno escriben:

 

Idéntico al sol que sus ojos no ciega, este hombre es portador de una singularidad excepcional. El confinamiento, la humillación, no han quebrantado su entereza moral, ni la ternura de su corazón; por el contrario, este hombre los ha convertido en el nido de hermosas palabras, que miles de personas se ocupan de lanzar a los cuatro vientos, para que se conozca la verdad.

(…)

En condiciones inimaginables, dentro de sí Tony supo encontrar la palabra precisa, el sentimiento justo, despojado de toda amargura. He aquí sus propias palabras, en una carta a los editores: “Es cierto que las circunstancias en que estos poemas fueron escritos eran dramáticas, en medio de un aislamiento donde se nos dio un trato cruel; pero la poesía vino a salvarme de todo aquello. Y aún sigo preguntándome de dónde vino, quién me envió las musas”.

Luego de la publicación de su primer poemario, Desde mi altura (2001), Antonio Guerrero Rodríguez (Miami, 1958) da a conocer otros libros que avalan su ejercicio lírico, entre ellos Poemas confidenciales (2004), Vida de Antonio Maceo (2004), Quién dice que la verdad no sale de la boca de un niño (2005) y Soledad para mis soledades (2011).

La verdad me nombra viene ahora a incorporarse a esa bibliografía. Un libro que es fehaciente testimonio de la verdad, el compromiso, la entrega, de quienes arriesgaron todo por la paz del mundo. Mas, también, un libro que muestra la certeza de que, como escribe en uno de estos versos Antonio Guerrero Rodríguez, los Cinco “fuimos, somos, seremos por el cielo / semillas del amor en pleno vuelo”.

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