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La transigencia y la intransigencia

19 de febrero de 2016

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Recientemente escribí sobre la competencia, lo bueno, lo malo, las situaciones en que puede ser fructífera, los peligros, las creencias populares y lo que la ciencia considera. Pues hoy voy a escribir sobre otra palabra que si bien es cierto que no se utiliza como la “competencia”, si es parte de nuestro vocabulario cotidiano y se le subestima porque se cree que es una debilidad, me estoy refiriendo a “transigir”. Digo que se le subestima porque no es extraño escuchar como un valor humano el ser “intransigente”, atribuyéndole cualidades como seguridad, firmeza, solidez de criterios, honestidad y algunos más, pero ¿es tan así? Porque la intransigencia también se le puede ver comonegativa como puede ser –y me parece el más importante– la rigidez.
Claro que existen los matices, por eso es que todo hay que verlo en el contexto y su temporalidad, por eso me parece importante comenzar diciendo que verdaderamente transigir significa encontrar un punto intermedio entre la reafirmación y la cooperación, lo que significa que no es ser permisible, ni dejar un lado los intereses personales para que otros logren sus objetivos, sino tener la habilidad de ceder en función de llegar a un acuerdo con otras partes en un asunto determinado. Pero voy a dejar tanta palabrería complicada y les pongo un ejemplo: en mi consulta cuando hago terapia de pareja trato con frecuencia la necesidad queambos aprendan a transigir en función de resolver las diferencias y trato de enseñarles que las personas tienen que ser capaces de ceder en aspectos que para el otro son importante, pero que no compromete los principios, los intereses vitales.Para decirlo en pocas palabras,si no implicadañar su autoestima y no le pone en posición desventajosa, sino que resulta en un beneficio para los dos, y así le permite que el otro esté en disposición de ser transigente en otro momento hay que saber ceder, porque la felicidad conyugal es un asunto de dos.
Atrincherarse en posturas personales no es beneficioso, incluso en situaciones en que estamos seguros que nuestra opinión, criterio, es el mejor.No vivimos solos en el mundo, así que hay que aprender a ceder para después poder ser intransigentes en aspectos que comprometen nuestro camino, valores, sentimientos, por lo que luchamos en la vida, en fin, en lo que es más importante para cada uno de nosotros y a lo que no estamos dispuestos a renunciar.
El objetivo de transigir es desarrollar la capacidad de encontrar una solución adecuada y mutuamente aceptable para las partes involucradas; también tiene el propósito de complacer.Aunque muchos no lo creen, yo les puedo asegurar que el hecho de transigir NO es una evasión a los problemas, sino que es una forma de afrontarlos directamente.Sin embargo, hay que reconocer que no enfrentamoslas situaciones con la suficiente profundidad como cuando los asuntos se tratan en colaboración, puesto que, transigir, trata de intercambiar concesiones para lograr una postura intermedia de forma más rápida. Como se darán cuenta, en todo asunto humano no se puede sacar de contexto las conductas, por lo que no siempre se pueden tratar los problemas a través de la transigencia.Tampoco es totalmente negativo ser intransigente, ya que hay situaciones en las que no se puede ceder.
Como conclusión puedo decir que es adecuado transigir cuando ambas partes tienen un compromiso común (pareja, laboral, familiar, etc.), cuando es una solución temporal y se trabajará honestamente en una solución más permanente, con una actitud abierta hacia el cambio para llegar a un acuerdo común. Es favorable porque es una forma de superar conflictos en beneficio de buenas relaciones interpersonales, muestra que se está abierto al diálogo, siendo una persona con la que se puede negociar. ¿Lo malo? Pues que puede ser interpretado por otros como una debilidad, lo cual resulta frustrante, ya que no todos tienen la mente abierta para evaluar las buenas intenciones del transigente.

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