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La sinceridad: premisa esencial en la vida y labor de José Martí

13 de febrero de 2015

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José Martí le dio un notable valor a la sinceridad como expresión del modo que concebía una actuación consecuente de los seres humanos.
Precisamente en la parte inicial de sus Versos Sencillos, obra que creó en 1890, él llegó a asegurar: “Yo soy un hombre sincero…”
Ya con antelación y en distintas ocasiones Martí igualmente había hecho referencia a aspectos relacionados con la sinceridad. Por ejemplo en los fragmentos que aparecen reflejados en el tomo 22 de sus Obras Completas, él precisó que la sinceridad legitima hasta lo monstruoso.

Jose_Marti_by_Rene_Mederos
También en un  trabajo titulado Las fiestas de la Constitución de Filadelfia, publicado en El Partido Liberal, en México, en 1887 y en La Nación en Buenos Aires, capital de Argentina, en este caso el 13 de noviembre del año anteriormente citado, planteó que no ha de temerse a la sinceridad y que sólo es tremendo lo oculto.
Puede decirse que Martí desarrolló su vida teniendo como premisas esenciales la honradez y la sinceridad.
En sus cartas, discursos, trabajos periodísticos, e incluso en sus poemas, hizo alusión en reiteradas oportunidades a aspectos relacionados con el modo de actuación de los seres humanos.
Por ejemplo puedo citar, para aquilatar los principios que rigieron su existencia, lo detallado por él en la carta que le enviase en 1892 a Fernando Figueredo, en la cual le patentizó con particular significación:  “Aborrezco las falsedades de la vida, y sólo amo a quién tiene el valor de vivir en el agradecimiento y la verdad.”

Para Martí lo importante no fue sólo lo que los hombres y las mujeres fuesen capaces de decir, sino de manera esencial lo que sentían y en correspondencia con ello como era su modo de comportarse en forma cotidiana.
Aseguró en un trabajo publicado en Patria en el propio año de 1892 que las palabras deshonran cuando no llevan detrás un corazón limpio y puro. Llegó incluso hasta encontrar honradez en la poesía y en sus versos reflejó a través del tiempo lo que sentía y evidenció sus más sublimes e íntimos sueños y anhelos.
Ya señalé algunos principios reflejados en cartas y trabajos periodísticos y quiero reiterar que Martí fue capaz de actuar en forma cotidiana en correspondencia plena con lo que proclamara.
Él, además, trató de influir en los demás para que actuasen de igual forma y ello se puso de relieve, por tan sólo citar un ejemplo, en lo que señaló en varias de las ediciones de la revista La Edad de Oro en las que  ofreció buenos consejos a los niños lectores de la citada publicación.
Precisamente en el segundo número de La Edad de Oro, en la sección identificada como la Ultima Página, Martí expresó: “Las cosas buenas se deben hacer sin llamar al universo para que lo vea a uno pasar.”
Como se puede apreciar Martí  manifestó sus criterios en torno al modo adecuado de actuación de los seres humanos. Y no sólo destacó la importancia que tenía la sinceridad  sino además lo que representaba ser útil.
Acerca de esto también  trató en varias ocasiones. Y en correspondencia plena con estos conceptos desenvolvió su existencia y se entregó por entero a la causa de la independencia de su tierra natal.

Supo enfrentarse a dificultades e incluso hasta a campañas en contra de su persona por parte de aquellos que no estaban interesados en el desarrollo de la lucha ó por rivalidades mezquinas.
Pero él con decisión, sinceridad y firmeza patriótica, consciente además de la significación de ser útil, fue capaz de seguir adelante y con la palabra como arma de combate hizo realidad lo que había señalado en un trabajo publicado en Patria en 1892, en el que afirmó:  “Se pelea cuando se dice la verdad.”
Y en torno a la trascendencia de la verdad, Martí también planteó en un trabajo publicado en  la edición del 24 de junio de 1875 de la Revista Universal, de México: “La verdad tiene un lenguaje sencillo que seduce a la más indiferente voluntad: los oídos se resisten a ella en vano: ella tiene una fuerza secreta que convence, subyuga y conquista.”
Con respecto a José Martí y su modo de actuar  el poeta y ensayista cubano Ángel Augier en su libro  Acción y poesía en José Martí,  procesado por el Centro de Estudios Martianos y la Editorial Letras Cubanas en 1982,señaló: “Martí, precisamente por ese amor intenso a la vida, no limitaba el cauce ardoroso de su sangre en un cuidado egoísta de su cuerpo. Porque quería su vida en la vida del hombre, no vaciló en desafiar el peligro de muerte, no en acto de sacrificio estéril, sino en azar de guerra justa, la guerra que él desencadenó para  crearle a su patria un ordenamiento decoroso, regido por la justicia y la libertad. Se hizo carne de la necesidad limpia y del dolor hondo de su pueblo; subrayó con su brazo de soldado su obra fecunda de apóstol y poeta.”

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