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La responsabilidad de tener un perro

13 de enero de 2017

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Muchas personas aprecian tener animales. Aman la naturaleza y necesitan contactar con ella, criar un ser vivo e interactuar con él. Tiene muchas ventajas psicológicas, afectivas y emocionales para el ser humano. Permite expresar el lado más compasivo de un individuo, su sensibilidad, su poder sobre la naturaleza viva, su capacidad para desarrollarla, transformarla y sacar provecho de su trabajo en el mejoramiento de una raza, entrenamiento de un animal o a veces por el mero antropocentrismo de sentir el poder como especie de avanzado razonamiento sobre otra.

La tenencia de mascotas en nuestra sociedad tiene ventajas, pero no debe tomarse a la ligera ya que no está exenta de problemas.

Al adquirirlas se asume una responsabilidad alta pues un animal no es un objeto, es un ser vivo. Necesita suministrarle una correcta alimentación, un buen manejo y cuidados médicos. También se toman riesgos de alergias, mordidas y zoonosis, pero las desventajas desaparecen, como las manchas solares en un día luminoso, cuando un perro saluda con efusividad sincera a su dueño al regresar del trabajo.

Tomando como ejemplo al perro, el cual es la principal mascota en nuestro medio, hay que evaluar que es un animal que dura entre 10 y 15 años, por lo que debemos brindarle atenciones rigurosas durante un largo periodo de tiempo. Por otro lado es un ser vivo con necesidades especiales, si tenemos en cuenta que depende en gran medida de nuestros cuidados. Dejarlo abandonado en determinadas circunstancias no solo es inhumano, antiético y denigrante para ambos, sino que puede traer consecuencias serias, pues un animal desamparado es potencialmente peligroso como trasmisor de enfermedades, causa de accidentes de tráfico y estéticamente humillante para una ciudad.

La educación es otro aspecto que lleva tiempo. Tal como la individualidad humana, los perros pueden tener habilidades antagónicas: ser inteligentes o con una baja capacidad de aprendizaje; rápidos o lentos; fuertes o débiles; flemáticos o nerviosos; etc. El tiempo para su aprendizaje debe incorporarse a la rutina diaria para lograr una correcta concordia y la disciplina es la clave para la armonía entre mascota y dueño.

El Bienestar Animal no es solo una disciplina universitaria, sino un término para denominar el mejor equilibrio ético que debe tener un animal, al que se tiene bajo nuestro cuidado brindándole las 5 libertades primordiales: derecho a una buena alimentación, acceso a agua fresca, no maltrato físico, no angustia y respetar el comportamiento propio de la especie.

Un perro no debe llegar a nuestra vida a través de un regalo imprevisto o un rescate callejero. Eso es tarea para expertos en manejo y cuidado animal. Lo correcto es realizar una preparación previa informativa antes de adquirir una mascota, para que no sufran ni el propietario ni el animal. El amor que expresa al dueño un animal afectivo es invaluable por lo que documentarse acerca de la raza, el sexo, hablar con el núcleo familiar y planificar los detalles más mínimos, garantiza un futuro de alegría para todos en el hogar.

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Comentarios



lisbeth Cruz Garcia / 9 de febrero de 2017

Estoy de acuerdo con el autor del artículo, no basta con querer tener animales porque nos gusta su compañia, o porque sencillamente nos gustan los animales,si no tener condiciones realmente para adoptarlos. Hay que ser responsables con eso.