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La resistencia antimicrobiana

21 de septiembre de 2021

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La resistencia a los antibióticos supone un riesgo cada vez mayor para las personas, los animales y el medio ambiente. El surgimiento del Covid-19 ha demostrado la facilidad con la que las infecciones se pueden propagar, amenazar la seguridad sanitaria mundial y desestabilizar las economías, la vida de las personas y los medios de subsistencia.

La resistencia a los antimicrobianos es también una pandemia creciente, pues como revelan datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la actualidad mueren cada año, al menos 700 000 personas debido a enfermedades resistentes a los medicamentos.

De acuerdo a datos publicados por la OMS, la resistencia a los antibióticos es hoy una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo, que puede afectar a cualquier persona, sea cual sea su edad o el país en el que viva.

Aunque la resistencia es un fenómeno natural, el uso indebido de fármacos antimicrobianos en el ser humano y los animales está acelerando el proceso. Cada vez es mayor el número de infecciones como la neumonía, la tuberculosis, la gonorrea y la salmonelosis, cuyo tratamiento se vuelve más difícil debido a la pérdida de eficacia de los antibióticos.

Como resultado, se prolongan las estancias hospitalarias, se incrementan los costos médicos y aumenta la mortalidad de enfermedades que hasta el presente resultaban tratables con los recursos terapéuticos existentes.

El fenómeno de la resistencia antimicrobiana se produce cuando los microorganismos se vuelven ineficaces, provocando que las infecciones se hagan persistentes en el organismo e incrementando el riesgo de propagación a otras personas.

Actualmente nos encontramos al borde de una crisis global porque los antibióticos están dejando de ser efectivos, poniendo en riesgo una gran parte del desarrollo alcanzado por la medicina moderna. De hecho, más del 70% de las bacterias patógenas que causan infecciones hospitalarias son resistentes a múltiples antibióticos, lo que hace que el tratamiento de tales infecciones sea altamente problemático.

Según estimaciones, en 2050, 10 millones de vidas humanas estarán en riesgo anualmente debido al aumento de la resistencia a los antibióticos si las soluciones no se encuentran a tiempo.

Es necesario advertir que son las bacterias y no los seres humanos ni los animales, quienes se vuelven resistentes a los antibióticos, haciendo que las infecciones que producen sean más difíciles de tratar que las provocadas por bacterias no resistentes.

La magnitud de este problema es tal, que pueden llegar a existir microorganismos “ultrarresistentes”, llamados así porque son resistentes a la mayoría de los antimicrobianos que se emplean actualmente.

El proceso de la resistencia se ha visto acelerado por el mal uso y abuso de los antimicrobianos, algo que ha hecho que en la actualidad el accionar se este enfocando en la prevención del empleo de los antimicrobianos en situaciones no justificadas.

Entre los ejemplos de uso incorrecto de los fármacos antimicrobianos cabe citar la administración de antibióticos para tratar infecciones virales como los resfriados o la gripe en los humanos y su empleo en veterinaria como estimulantes del crecimiento de animales o para la prevención de enfermedades en animales sanos.

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