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La regulación emocional

27 de febrero de 2015

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emocionesHace poco tuve un desacuerdo con una persona a quien quiero mucho, provocándome emociones negativas, pero, estando convencida que me asistía la razón y poseía argumentos sólidos para mantener mi postura, no cedí en la decisión que había tomado, por lo que estuve casi un día entero sufriendo los embates de mi mente emocional por una parte y de mi mente racional, por la otra, ya que me dolía estar molesta con esa persona cercana. Todos hemos estado en situación similar, y el vencedor de la contienda puede ser cualquiera de las dos mentes, a veces, la emocional y otras, la racional. El desenlace depende de muchos factores, entre los que se encuentra la capacidad que tengamos de  regular las emociones, y la certeza o debilidad de los argumentos racionales que poseemos, aunque no es fácil, ya que en no pocas ocasiones vence la mente emocional porque resulta poco tolerable estar bajo la presión de la tristeza, la ansiedad, la ira, etc. y los seres humanos tendemos al equilibrio en el sentido de deshacernos de los estados desagradables, y es por eso que con frecuencia los padres ceden ante la carita llorosa de hijo y le toleran indisciplinas, aunque se dan cuenta que están actuando mal,  y si se le pregunta o el otro padre le recrimina, contestan  -es verdad, pero me da tanto dolor castigarlo, que le dejé seguir jugando. Lo que pasa es que el alivio inmediato de lo desagradable, de estar sufriendo una emoción negativa (opresión en el pecho, enfriamiento, temblores, llanto, falta de aire, elevación de la adrenalina, etc.)  es una victoria pírrica, porque las consecuencias a largo plazo -y a veces no a tan largo plazo- son peores de soportar que las inmediatas que ya referí, por las deviaciones en la formación, en el ejemplo del hijo malcriado y el padre tolerante. Por esto es que, si bien es cierto que las emociones tienen una fuerte influencia biológica, es necesario y posible regularlas, porque no podemos ser esclavos de los estados afectivos, de manera similar al perrito que mueve la cola cuando le dan un hueso o aúlla si está encerrado. Somos, claro está, la especie que culmina la escala biológica, por lo que tenemos la capacidad de educarnos y auto educarnos para mejorar nuestra calidad de vida. Pero aclaro que regular no es reprimir, ni tampoco es eliminar, y además  hay ocasiones en que hay que dejar fluir lo que sentimos con toda  intensidad, eso depende de la situación. Les voy a dar algunos elementos que le podrán ayudar en saber cómo aprender a regular las emociones:
–    Aún cuando se está triste, trate de mantener una visión optimista y pensar en los placeres de la vida, en lo que ha logrado, en todo lo positivo que tiene, que seguro es mucho más, que lo que le provoca tristeza
–    Si se siente mal, procure pensar en cosas agradables
–    No le de demasiadas vueltas a las cosas en la cabeza, y trate de calmarse cuando esto le ocurre, dedicándose a otra actividad.
–    Si se enoja, trate de calmarse, relajando los músculos y respirando profundo.
–    Preocúpese por tener un buen estado de ánimo porque esto le da energía y vitalidad.

 

Si usted es una persona que logra hacer todo esto, se puede decir que posee una buena regulación emocional, por lo que probablemente no tenga tendencia a sufrir una batalla mente emocional-mente racional, y ocurrir, es que seguramente la situación es de emergencia, de importancia, de alta complejidad o tan novedosa que precisa de este enfrentamiento y lo importante es que uno mismo se da cuenta que en estos casos la situación se desborda más allá de nuestro entrenamiento, porque en otras situaciones somos capaces de auto regularnos. Así que pensando en estas cosas y escribiendo este artículo aprendí una nueva forma de manejar mis emociones y desarrollar mi regulación emocional.

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