La primera casa bancaria de Pedroso y Cía.

26 de septiembre de 2014

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Yamira Rodríguez Marcano

En Aguiar Nº 305, antes 65, entre Obispo y O’Reilly, en La Habana Vieja, instaló la sede de su Compañía Don Jacinto Pedroso y Hernández, quien en 1912 era el dueño de esta propiedad. En ese mismo año, Don Jacinto solicita licencia a la Alcaldía Municipal para construir un edificio de establecimientos y oficinas, dedicado a sus negocios: casa bancaria, fomento y explotación  de cualquier ramo del azúcar y Seguros. En un inicio giraba bajo la razón social de “Pedroso y Cía.” y luego, al incrementar el volumen de las actividades financieras, se identificó como Banco Pedroso, trasladando su sede en los años cincuenta al número 251 de Aguiar esquina a Empedrado, en tanto ésta fue ocupada por el Banco Hispanocubano.

Don Jacinto Pedroso y Hernández, era abogado, banquero corredor, y descendiente, por la rama paterna, de una de las familias más antiguas e ilustres de La Habana: los Pedroso. Este apellido lo llevaron varios Alcaldes, Regidores y propietarios de la ciudad desde el siglo XVI, llegando, incluso, a ostentar dos de ellos los títulos de Conde de Pedroso y Marqués de San Carlos de Pedroso. Nacido en La Habana en 1883, fueron sus padres Don Ramiro Pedroso y Doña María Elena Hernández, y su segunda esposa y madre de sus dos hijos, Doña Mercedes Aróstegui González de Mendoza. Su hijo, Víctor Pedroso Aróstegui, fue vicepresidente de la Compañía desde 1934 y presidente en 1955, año en que fallece Don Jacinto.
Su compañía, fundada entre 1912 y 1913, en sociedad con Juan Luis Pedroso y Pérez, llevaba el mismo nombre que la creada por su bisabuelo Joaquín Pedroso Echevarría, en 1857. Los Pedroso fueron en su mayoría hacendados y banqueros, cuya solvente posición económica y social les permitió entrelazarse con herederos de los más rancios y poderosos linajes habaneros. En 1914 Don Jacinto fue nombrado Apoderado General de las poderosas Compañías inglesas de Seguros contra incendios, Atlas Assurance Co. Lted., y Canadiense de Seguros de Vida, Manufactures Life Insurance Co. de Toronto. Luego fue nombrado Agente General de la Patapsco Guano Co. firma estadounidense de abonos químicos. En 1917 representaba en Cuba a la Northern Herrick Berg & Co. de New York y A.A  Housman & Co., para el negocios de corretaje de azúcares. No obstante, en 1932, Don Jacinto Pedroso, liquidó este primer banco tras verse envuelto en varios juicios por estafa a los acreedores y no es hasta 1934 que lo reabre, en un inicio, como departamento bancario de la “Compañía Jacinto Pedroso”, según Guillermo Jiménez, en Los propietarios de Cuba 1958.

Para la construcción en aquel momento de la nueva sede de “Pedroso y Cía.” se arrancó de las paredes existentes de un inmueble anterior que se encontraban en buen estado, a partir del cual se proyectó la ejecución de la obra moderna. Estos trabajos consistían en reconstruir completamente planta baja y principal con muros de ladrillo, cubierta de hormigón armado, pisos de mosaico y mármol, carpintería de pino blanco y fachada de ladrillo con cornisas de piedra fundida. Participaron como facultativos José Fernández Matta en 1912 y José Martínez Ortiz en 1927, pues en este último, vuelve a solicitar licencia el señor Pedroso, esta vez para ampliar el edificio con la construcción de una nueva planta dedicada a oficinas.
Este otro piso llevaría techo de placa monolítica con muros y columnas de ladrillo; cielo rasos de escocias de yeso fundidas, empotradas en molduras tarrajeadas y las paredes enlucidas con masilla de cal y yeso. La escalera sería de mármol, la carpintería de cedro, los pisos de mosaico y zócalos de azulejo. Con la nobleza de estos mismos materiales fueron decorados el resto de los interiores, destacándose la magnífica escayola de sus columnas.

Su fachada, aunque menos ampulosa que sus contemporáneos, siguió los códigos arquitectónicos de los edificios construidos  para oficinas y  especialmente para bancos. De modo que la decoración se concentró en el primer piso destacando la entrada, seguida por una secuencia de vanos que componen los dos siguientes pisos, rematado el último por una gran cornisa. Aún con la mezcla de elementos decorativos que asume el eclecticismo, sobresale en este caso su filiación por los elementos clásicos, subrayado con el gran frontón que corona el pórtico y que ofrece sin dudas firmeza, poder y belleza.
Puede considerarse un ejemplo menor dentro del sistema de edificios bancarios, sin embargo, el primer Banco Pedroso representa una muestra del crecimiento económico de comerciantes que llegaron a fundar su propia casa bancaria y años más tarde un nuevo edificio. A pesar del deterioro e incompatibilidad de sus funciones actuales, la antigua sede de “Pedroso y Cía.”, encarna el lenguaje arquitectónico de los inmuebles destinados al servicio público y administrativo de las primeras décadas del siglo XX, en la  ciudad histórica.