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La presencia de las mujeres en los versos sencillos de José Martí

4 de marzo de 2016

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En trabajos que publicó en diferentes etapas de su breve pero fecunda existencia, José Martí destacó el gran valor que le atribuyese a las mujeres.
Precisamente en un trabajo reflejado en Patria el 29 de abril de 1893, titulado “Los cubanos de Filadelfia”, señaló al resumir la trascendencia que le atribuía a la presencia de la mujer en cualquier obra humana que “nada perdura sin la gracia de la mujer, de instinto, divisa la verdad, y la precede”.
También con antelación en La Opinión Nacional de Caracas, el 29 de marzo de 1882, había asegurado: “Es una mano de mujer, vara de mago, que espanta búhos y sierpes, y ojos de Midas, que trueca todo en oro”.
Igualmente en sus obras poéticas Martí fue detallando lo que experimentó por las mujeres, tanto por su querida madre, hermanas y esposa, así como por otras féminas con las que mantuvo una gran amistad. Incluso varios de sus poemas tienen como fuente de inspiración a una mujer, o están identificados con el nombre de una mujer.
La mujer, por ejemplo, está presente en los Versos Sencillos de José Martí, obra conformada por 46 poemas y que fue creada por él en 1890 cuando se hallaba en una zona rural de los Estados Unidos de América reponiéndose de problemas de salud que confrontaba.
La primera alusión que hace Martí en este poemario, referida al tema de la mujer, se encuentra en el poema número siete en el que evoca su estancia en la zona de Aragón, en España. Tras patentizar que para Aragón tenía en su corazón “un lugar todo Aragón, franco, fiero, fiel sin saña”, seguidamente confesó:

Si quiere un tonto saber
Por qué lo tengo, le digo
Que allí tuve un buen amigo
Que allí quise a una mujer.

Otro de sus Versos Sencillos directamente relacionado con una mujer es el noveno en el que evoca, sin decir su nombre a la joven María García Granados, que conoció poco tiempo después de haber llegado a Guatemala en 1877. En la parte inicial de ese emotivo poema señaló:

Quiero, a la sombra de un ala,
Contar este cuento en flor:
La niña de Guatemala,
La que se murió de amor.

Este poema, conformado por nueve cuartetas, está íntegramente dedicado a evocar esa etapa significativa de su existencia.
También el Verso Sencillo número diez refleja otra vivencia suya relacionada con una mujer, en este caso la impresión que le causó disfrutar la actuación de una gran bailarina española, Carolina Otero, que se presentó en un teatro de Nueva York. Acerca de esto expresó:

El alma trémula y sola
Padece al anochecer:
Hay baile; vamos a ver
La bailarina española

En este poema fue describiendo con particular meticulosidad el movimiento de la bailarina y la llega a calificar como divina.
También Martí rindió homenaje a la heroica actitud de su querida madre, Leonor Pérez Cabrera, cuando en enero de 1869 desafió el peligro y salió a buscarlo a la casa de su profesor Rafael María de Mendive mientras La Habana era estremecida por la represión de las fuerzas del régimen colonial español.
Integrantes del denominado Cuerpo de Voluntarios habían arremetido inicialmente contra los asistentes al teatro Villanueva puesto que al concluir la función se habían escuchado gritos a favor de la causa de la independencia de Cuba. Pero la represión se extendió por otras zonas de La Habana, y ello provocó una gran cantidad de muertos y heridos. Y al recordar a Doña Leonor cuando enfrentó esa peligrosa situación para ir a su encuentro manifestó:

Pasa, entre balas, un coche:
Entran, llorando, a una muerta:
Llama una mano a la puerta
En lo negro de la noche
No hay bala que no taladre
El portón: y la mujer
Que llama, me ha dado el ser:
Me viene a buscar mi madre.

En más de uno de los Versos Sencillos Martí igualmente refleja el nombre de una mujer, en este caso Eva. Por ejemplo en la segunda cuarteta del décimo sexto de dichos versos señaló:

Pálida, en su canapé
De seda tórtola y roja,
Eva, callada, deshoja
Una violeta en el té.

En el décimo octavo retoma el nombre de Eva al decir:

El alfiler de Eva loca
Es hecho del oro oscuro
Que le sacó un hombre puro
Del corazón de una rosa.

Y vuelve a mencionar a Eva en el vigésimo:

Mi amor del aire se azora;
Eva es rubia, falsa es Eva:
Viene una nube, y se lleva
Mi amor que gime y que llora

De manera específica Martí en los poemas que conforman los Versos Sencillos reflejó conceptos de gran significación en torno a las mujeres, y al respeto que se debía sentir por ellas. Y como ejemplo elocuente cabe hacer referencia a la cuarteta final del trigésimo octavo de este poemario en la que afirmó:

¿De mujer? Pues puede ser
Que mueras de su mordida;
¡Pero no empañes tu vida
Diciendo mal de mujer!

También en sus Versos Libres Martí expuso consideraciones sobre las mujeres. Uno de sus Versos Libres lo tituló tan sólo con la palabra Mujeres y patentizó en su parte inicial:

¡Esta, es rubia; ésa, oscura; aquélla, extraña
mujer de ojos de mar y cejas negras;
y una cual palma egipcia, alta y solemne,
y otra como un canario gorjeadora.

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