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La preocupación de Bobi, un leoncito africano

21 de mayo de 2020

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…Pero no basta pensar en las distintas especies solo como eventuales «recursos» explotables, olvidando que tienen un valor en sí mismas. Cada año desaparecen miles de especies vegetales y animales que ya no podremos conocer, que nuestros hijos ya no podrán ver, perdidas para siempre. La inmensa mayoría se extinguen por razones que tienen que ver con alguna acción humana. Por nuestra causa, miles de especies ya no darán gloria a Dios con su existencia ni podrán comunicarnos su propio mensaje. No tenemos derecho.

(Carta Encíclica laudato si’ del Papa Francisco Sobre el cuidado de la casa común)

 

 

–Mamá, ¿qué pasa en el parque que hay tanto silencio y no veo humanos con sus caras sonrientes y sus cámaras sacándonos fotos? – le pregunto Bobi, un pequeño leoncito a su mamá mientras caminaban confiadamente por una desierta carretera del subafricano Parque Nacional Kruger.

–Hijo – le respondió la leona un tanto preocupada – no sé bien, pero la otra noche escuché desde lejos una conversación entre dos guardas del parque donde uno le decía al otro que los humanos se estaban muriendo de una enfermedad, y que los que quedan vivos se estaban quedando en sus casas por temor a enfermarse. Oí también que dijeron que miles de tortugas están anidando en playas vacías y andan patos, pavos, jabalíes, mapaches y hasta elefantes y osos acercándose y paseando por algunas ciudades con total tranquilidad debido a la ausencia de humanos…

–Mamá, ¿y eso es bueno o malo para nosotros?

–Mira hijo, para nosotros…

La leona hizo una pausa pensando qué responderle a su hijo. Después de unos minutos le contestó.

–Mira, nosotros vivimos bastante bien en este parque protegido porque los guardas de aquí nos cuidan y nos garantizan la comida. Los humanos vienen a vernos para conocernos y ver cómo vivimos, la mayoría son buenos, pero a veces, a escondidas, vienen otros humanos que nos cazan y nos venden a parques zoológicos, como piezas de museos, o simplemente, nos llevan como trofeos para sus casas…Sé de muchos leones y miles de diferentes animales que no tienen la posibilidad de vivir en un área protegida, que son cazados o expulsados de sus territorios debido a la tala indiscriminada que hacen los humanos de los bosques para explotar la madera, o para construir edificios, campos de juegos, o sembrar otras especies de plantas no propias del lugar para luego desarrollar una industria con ellas.

–Mamá, entonces es bueno que los humanos se estén muriendo – afirmó el leoncito – así no nos hacen daño, total, nosotros podemos cazar nuestra comida sin que nadie nos ayude, ¿verdad? Fíjate que confiada tú vas conmigo ahora porque sabes que los humanos no andan por todo este lugar.

–Es verdad hijo, voy confiada contigo. Pero no, no es bueno que los humanos se estén muriendo así. Todos formamos parte de este mundo y todos tenemos derecho a vivir independientemente del beneficio que podamos brindar lo que, lamentablemente, el modelo económico mundial establecido por los humanos está basado en la explotación de la Naturaleza y ellos, que gobiernan el planeta, no se han tomado en serio la tarea de salvar especies y que esto tenga prioridad en sus planes.

–Pero mamá, ¡ahora son ellos los que se están muriendo!, ¿se morirán todos? ¿la Naturaleza se recuperará? ¿por qué se están enfermando y muriendo?

–Bobi, por favor, me estás atormentado con tantas preguntas, te pareces al Principito – hizo una pausa y continuó – Te diré que no creo que se mueran todos, estoy segura que hay muchos científicos y médicos buenos que están tratando que la humanidad salga adelante y venza a esa enfermedad. Pero de lo que no estoy muy segura es que la Naturaleza pueda recuperarse – sentenció la leona y se rasco la nariz con una pata.

–¿Por qué, mamá? – la interrumpió el leoncito.

–Porque quedarán vivos muchos humanos malos, muchos humanos poderosos, que no van a estar dispuestos a ceder sus riquezas para tratar de salvar el planeta, porque piensan que es más importante salvar sus ganancias y sus empresas, que ocuparse de que unos cuantos animales permanezcan en sus sitios naturales de cría y alimentación, o que dejen de talar árboles porque han entendido que la deforestación es dañina, sino por el contrario, querrán continuar con el uso y abuso ilimitado de nosotros los animales, y las plantas y los bosques y los mares, y los ríos, en fin…ojalá me equivoque hijo mío y los seres humanos vuelvan la vista atrás y atajen (aún a tiempo) la explotación salvaje a que están sometiendo al planeta.

–¿Y por qué se están muriendo ahora tantos humanos? – insistió Bobi.

–Yo creo que es por eso que te estoy diciendo. Bobi, es tal el desprecio del ser humano por la Naturaleza, que me parece que se han enfermado por eso mismo. Mira, si los humanos destruyen los bosques, las diferentes especies que viven en ellos se ven obligadas a desplazarse y las enfermedades pasan de un animal a otro, y de los animales al ser humano.

–¿Entonces yo también me voy a enfermar? – preguntó preocupado Bobi.

–¡Ay, Bobi! Yo trataré que no te enfermes. Y bueno, basta ya, es hora de dormir.

 

No podemos olvidar que la Naturaleza es de todas las especies.

 

“Para que los peces sigan aleteando en aguas límpidas en los canales de Venecia – señaló Graziella Pogolotti, destacada intelectual cubana – la dramática experiencia del coronavirus ha de convertirse en aprendizaje”.

Frei Betto, conocido sacerdote brasileño comentó: “Sin embargo, hay quienes no aprenden nada con la crisis”. Y en otro momento señaló que “no basta con culpabilizar a los ricos y victimizar a los pobres. El esfuerzo encaminado a evitar el colapso ambiental tendrá que ser de todos, aunque haya responsabilidades diferenciadas”.

El profesor José L. Peregrino, reconocido virólogo cubano, expresó: “Migraciones por diversas razones (guerras, hambre, mejoras económicas), viajes y desplazamientos de personas y animales, cambios en el entorno, crecimiento poblacional, urbanización no planificada, pérdida de los bosques, presiones selectivas, uso excedido de antibióticos, entre otras razones, muestran que en última instancia es el hombre el principal responsable de lo que sucede en la actualidad con la COVID-19” (Tomado de la entrevista concedida al periódico Granma el 25/04/2020).

 

Recordemos que… “la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Sólo hay un modo de que ella perdure: respetarla y servirla.

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