La Plaza Vieja

20 de noviembre de 2015

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Zenaida Iglesias Sánchez

 

 

Las discusiones para el trazado de una nueva plaza para la villa de San Cristóbal comenzaron en 1559. En 1587 se ocupó el lugar definitivo y se le dio el nombre de Plaza Nueva, que conservó hasta que se formó la plaza del Santo Cristo del Buen Viaje, a partir de entonces se le llamó, Plaza Vieja. En su espacio se desarrollaron actividades festivas y de mercado, siendo esta última su función primordial, junto a la habitacional, porque se considera por los historiadores, el primer intento planificado de ampliación de la ciudad en la etapa colonial. El mercado que aquí se concentró, se realizaba a lo largo y ancho de sus cuatro calles que estaban ocupadas por casillas de madera para el mejor desenvolvimiento de esta función.

 

 

Entrado el siglo XVIII se construyó al centro una fuente de simple diseño para abastecer del preciado líquido a sus habitantes. Por esta época comenzó a ser escenario de cambios trascendentales. Los edificios que le hacían coro ganaron altura y elegancia, como muestra del rango y abolengo de sus propietarios. Se construyeron logias y balcones, que permitieron el disfrute de las actividades festivas que allí se realizaron: corridas de toro, mascaradas, celebraciones cívicas, actos solemnes y procesiones religiosas. En los portales proliferaron los puestos de mercaderías ligeras y las accesorias comerciales en las plantas bajas de los edificios.

 

Durante el mandato de Tacón (1836-1838) y ante la preocupación por mejorar su imagen e higienización se construyó el edificio del Mercado de Cristina, de piedra y con arcadas, que concentró esta función en su interior con mayor orden, pero que a su vez afectó las visuales de la plaza y limitó su espacio abierto. Llevó este nombre en honor a la reina regente.

 

 

El edificio del mercado se demolió en 1908 y en el espacio abierto de la antigua plaza se trazó el parque arbolado Juan Bruno Zayas, en recordación al memorable médico cubano. Durante la etapa republicana la plaza perdió todos los valores que antaño la enaltecieron. Las antiguas mansiones señoriales comenzaron a desarrollar disímiles usos, se convirtieron en casa de vecindad, se fueron subdividiendo y deteriorando progresivamente. Algunos de los más antiguos edificios se demolieron y fueron sustituidos por otros más modernos convertidos en oficinas.

 

 

En 1952 se construyó en su espacio un parqueo soterrado para autos que se mantuvo en funcionamiento hasta la década del ‘90. Sobre el mismo se erigió un nuevo parque y un pequeño anfiteatro. A finales de esta década comenzaron los trabajos de demolición del parqueo y posteriormente el relleno de su superficie. Se trabajó en la pavimentación de la plaza y se dotó de una fuente de agua, reproduciendo el diseño de la que allí existió en el siglo XIX.

 

 

Gracias a la labor restauradora de la Oficina del Historiador de la Ciudad, la Plaza Vieja del Centro Histórico recuperó su imagen de antaño, ganado preponderancia dentro del sistema de espacios públicos de la antigua ciudad. Hoy, totalmente revitalizada, es escenario de disímiles actividades culturales.