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La Plaza de Armas

1 de noviembre de 2013

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Una vez fundada la Villa de San Cristóbal de La Habana quedó definido el primer espacio público y la construcción de las primeras casas. A partir de la plaza primigenia comenzaron a alinearse los bohíos frente al litoral de la bahía y se trazaron los primeros caminos o calles, como la de los Oficios, Obispo, Mercaderes, y Obrapía. Por entonces las Leyes de Indias estipulaban: “Cuando hagan la planta del lugar repártanlo por sus plaza, calles y solares a cordel y regla, comenzando por la Plaza Mayor y sacando  desde ella las calles a las puertas y caminos principales, dejando tanto compás abierto que aunque la población vaya en crecimiento se pueda siempre proseguir y dilatar en la misma forma”.

Plaza de Armas, 1841

Con la construcción del Castillo de la Fuerza en el lado norte de la plaza en 1559, ésta cambió sus funciones de públicas a militares. De esa manera comenzaron a realizarle transformaciones al terreno para los ejercicios y reunión de las tropas. Comenzó a llamarse entonces Plazas de Armas.
En 1559 el cabildo “…mandó que se señalara Plaza para esta villa” ya que la fortaleza que se construía -Castillo de la Real Fuerza- ocupaba el espacio de la que antes había; se mandó estacar de manera inmediata para evitar que se construyera en ella casa alguna por sus vecinos, el espacio que debía ocupar aquella consistía en cuatro solares ancho por largo.

Plaza de Armas, 1931

En el cabildo de 13 de septiembre de 1577 se escribe que la plaza “…será muy bastante para esta villa, aunque tenga muchos vecinos más”. Por esta fecha aunque estacada, aún estaba llena de monte y demoró en formarse. El pueblo se fue extendiendo hacia la fortaleza vieja. Se acordó que con la contribución de los vecinos se limpiara y trazaran sus solares, pero las obras no se terminan hasta nueve años más tarde.
A partir de 1589 la plaza fue adquiriendo su fisonomía definitiva, imagen que quedó reflejada en los planos de Rodas de 1598 y 1603. Por disposición del cabildo se determinó vender los solares de sus alrededores y utilizarlos para casa de cabildo, cárcel y carnicería, dejando espacio suficiente para plaza.
Lo que en un inicio fue la plaza principal, donde se ubicó la iglesia parroquial y las casas de los vecinos más poderosos de la villa, simples bohíos, devino lugar preponderante de la villa, donde los vecinos se reunían a cabildo abierto para tomar decisiones, y se pregonaban las leyes y noticias a toque de tambor.

Plaza de Armas, durante la primera ocupación norteamericana (1898-1902)

En el último tercio del siglo XVIII la plaza recobró su antiguo carácter de centro cívico y bajo el gobierno del Capitán General Don Felipe de Fondesviela, Marqués de la Torre, se realizaron en ella grandes obras de remodelación urbana como la demolición de la parroquial mayor en 1776, dañada desde 1741 por la explosión del navío El Invencible. Con ese hecho se hicieron los cimientos de las nuevas construcciones, alcanzando la plaza sus dimensiones actuales. El proyecto del Marqués de la Torre incluía un conjunto de hermosos y monumentales edificios con las portadas en arcos con frente hacia la plaza, logrando la simetría en los cuatro frentes del lugar.
Sucesivos gobernadores añadieron mejoras a la Plaza de Armas, mientras ennoblecieron el lugar con dos importantes ejemplos de la arquitectura civil habanera: los palacios del Segundo Cabo, en 1771 y de los Capitanes Generales, en 1791.  También en el siglo XVIII, en la plaza fueron construidos el Palacio de los Condes de Santovenia y la Casa del Real Consulado, hoy desaparecida. Para recordar la fundación de la Villa de San Cristóbal de La Habana se erigió en 1828, el Templete, que custodia tres lienzos conmemorativos de la primera misa, el primer cabildo y su inauguración.

Plaza de Armas. Actual

Por las calles que rodean la plaza transitaron los carruajes de la aristocracia, mientras ese espacio urbano fue lugar de encuentro y esparcimiento de la sociedad habanera, que también disfrutaba de las tradicionales retretas.
En los últimos años de la dominación española estuvo abandonada. Después de diferentes cambios en el trazado de su parque, en 1929, fue reconstruida de acuerdo al diseño que tuvo en el siglo XIX. Con la ocupación norteamericana a principios del siglo XX y durante la etapa republicana entre 1902 y 1959, perdió la fisonomía del período colonial. En 1935 se realizaron obras de restauración y embellecimiento de sus jardines. En  el centro de la plaza se encuentra, desde 1953, la estatua en mármol de Carlos Manuel de Céspedes, primer presidente de la República de Cuba en Armas.
Hoy la Plaza de Armas es uno de los espacios públicos más importantes del Centro Histórico La Habana Vieja, ejemplo de las funciones de la vieja ciudad revitalizadas por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana. Recientemente se renovó su pavimento y los alcorques del arbolado.

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