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La música, lo cubano y la innovación (III)

28 de febrero de 2019

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Concluyo hoy mi incursión al libro cuyo título inicia este comentario, y que contiene opiniones del maestro Leo Brouwer ofrecidas hace más de treinta años.

Respecto a sus tíos-abuelos Ernesto y Ernestina Lecuona, no conservaba ningún recuerdo. “Nunca conviví con ellos; en realidad era una familia muy rara, con un mundo propio que no influyó en mí. Mi madre sí tuvo más influencia –indirectamente, porque ella murió cuando yo tenía diez u once años-, pues integró aquellas orquestas femeninas de los Aires Libres, como la Anacaona; tocaba la flauta, el clarinete, el piano, el saxofón, la batería, cantaba, fue solista de Lecuona y así conoció a mi padre. Fue alumna de Ondina, de Junco, y su influencia fue muy importante para mí. Guardo algunas anécdotas sueltas, como ver a Lecuona componer y orquestar “en abanico”,  y sin hacer partituras ir a las partes directas para evitarse el trabajo de recopiar. Esto yo lo hice también posteriormente, y me ha ahorrado mucho tiempo”. En cuanto a compositores cubanos importantes, de la denominada música de conciertos, Brouwer expresó: “Para mí está Caturla. Los hombre, los autores, no me interesan; me interesa la obra que hagan, por ejemplo, toda la creación de Bach es genial, pero a mí me interesan treinta o cuarenta obras nada más; así pasa con los cubanos; creo que el prototipo de creador sensacional se dio en Caturla; él y el mexicano Revueltas son las dos figuras más grandes en América, por encima incluso de Villa-Lobos. Otro músico genial, quizás, es Roldán; y, no sé, creo que el mismo Lecuona tiene un papel que no puede quedar fuera, aunque no fue un músico de la esfera sinfónica”. Sobre Benny Moré y la música bailable, Leo dijo: “Fue un cantor; su orquesta era bailable, pero a él había que escucharlo”. ¿Y en cuanto a los boleros de Arsenio Rodríguez? “Son buenos, pero más que todo admiro la columna de bailables en las guarachas y los sones, donde el trabajo de Arsenio y de Arcaño fue muy importante”. Al preguntarle sobre el jazz, la respuesta de Brouwer fue: “El jazz llegó en los años 60 a un punto climático en cuanto a incomunicación, con el free jazz; y aunque a algunos atrajo, los niveles de comunicación planteados por el jazz en sus comienzos y en toda su historia alcanzaron un grado tal de hipertrofia, que esa atomización de los factores llegó a incomunicarlo. De ahí vino una caída del jazz hasta su reciente matrimonio con el rock”. En cuanto al jazz cubano, expresó: “Está cerca del jazz latino, es madre y raíz del jazz latino, reconocido y comentado por jazzistas como Chick Korea, Keith Jarret, Monthy, Herbie Hancock, Jacob Pastorius, entre otros”.  También Leo Brouwer en aquella entrevista de la revista Bohemia, abordó el tema del rock y la influencia de Elvis Presley y Los Beatles en las décadas de los años 50 y 60 de la pasada centuria. “Elvis Presley nunca hizo una obra duradera  ni mucho menos; fue un fenómeno de popularización, genial, por supuesto, si no, no lo hubieran popularizado. Lo tomaron para enfrentar un verdadero problema nacional que tuvieron los Estados Unidos de los 40 a los 50, y es que el rock era negro. La diferencia con los Beatles es enorme. Elvis Presley no fue él, sino un aparato industrial descomunal, así como los Beatles hicieron el suyo propio. Por ello, mientras Elvis era empujado por gentes y cerebros, los Beatles, con mucho más talento, se auto-crearon una industria cultural que en Elvis era impulsada oficialmente”. Respeto a la literatura, Brouwer mencionó entre sus autores preferidos, a García Márquez, Umberto Eco, Ortega y Gasset, Octavio Paz, Carpentier y a Lezama Lima de quien expresó: “Siempre será un escritor de minorías, y casi nunca reconocido en su estatura”. Al referirse al teatro en Cuba manifestó: “Ignorar las grandes obras de la literatura teatral universal es un problema grave”. ¿Y en cuanto a la salud de las artes plásticas cubanas? “Tiene como seis millones de glóbulos rojos. Creo que las artes plásticas, en general, sí tienen un desarrollo. Para quien ha creado música para cine, Leo planteó que “el cine cubano nació con una fuerza y creatividad extraordinarias, con una razón de ser y formas propias. El cine o se vende o se arruina, o se ve o no”. Respeto al amor, Brouwer considera que es fundamental “Creo que todo lo que se hace se debe al amor. Es un modo de vida y de comunicación. Y estoy seguro de que en estos momentos hay un redescubrimiento del amor en todo el mundo, y por supuesto vendrá –me estoy adelantando quizás– una corriente hiperromántica no solo en la manifestación humana, sino en la cultura también.

Como ya expresé, las opiniones de Leo Brouwer incluidas en estos tres comentarios –dedicados a las ocho décadas del maestro– datan de los años 80 del pasado siglo, pero mantienen su vigencia.

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