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La música en Alejo Carpentier (II)

12 de diciembre de 2018

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Tal como prometí, dedicaré mi cometario de hoy a otro de los temas musicales abordados por Alejo Carpentier en las conferencias impartidas en Radio Habana Cuba en la década de los años 60 del pasado siglo tituladas: “La cultura en Cuba y en mundo”, las cuales fueron recogidas por la Editorial Letras Cubanas en un libro de título homónimo. Veamos lo que expresó el 24 de junio de 1966 cuando se refirió a: “La música cubana (de la habanera a Saumell y Cervantes)”.

En aquella ocasión dijo: “La música cubana es una fuerza de nuestro tiempo como lo fue en su dominio, a comienzos de este siglo, la música vienesa.” Se refiere al vals (surgido en Viena) que llegó a extenderse por el mundo y, en nuestro país, traspasó las fronteras del tiempo sentando bases en las fiestas de quince donde la homenajeada debía iniciar la celebración bailando un vals de Strauss, costumbre que aún mantienen algunas familias. Pero continuemos con lo planteado por Carpentier en esa conferencia.

“Si otros géneros envejecieron, en menos de treinta años, la música cubana sigue corriendo por el mundo al cabo de cuarenta años de su lanzamiento en Europa, lejos de agotar sus expresiones, se enriquece cada día con nuevos géneros, nuevas modalidades, nuevos tipos de instrumentaciones y de interpretación. Esto nos lleva a preguntarnos, ante el hecho de su existencia: ¿y cómo ha nacido esa música?, ¿de dónde proviene?, ¿cómo fue adquiriendo su carácter inconfundible?” A continuación, Carpentier hace un recuento de sus trabajos investigativos, y se refiere a una canción recogida por “El Regañón de La Habana”, periódico de la primera mitad del siglo XIX, donde parece una canción titulada La Guabina, considerada la primera porque data de 1780 cuyo ritmo es de habanera. Carpentier analiza los elementos de estilo de este tipo de canción que, le recuerdo al lector, nació aquí, en La Habana y por eso recibe este nombre; luego viajó a países como España donde se cultiva en la actualidad y hasta se realizan festivales de habaneras. Siguiendo a Carpentier en la conferencia, en su análisis para responder las interrogantes planteadas hace unos minutos, continúa mencionando danzas como “El zungambelo” y dice: “Fue publicada, según creo, en 1813, una de las primeras piezas editadas en La Habana, así como ciertas danzas que aparecen recogidas, más o menos anónimas, en recopilaciones de la época. Es evidente que nosotros heredamos la contradanza de la vieja contradanza francesa llevada a Haití y traída a Santiago de Cuba por los colonos. /…/ la contradanza, en realidad, derivaba de un género culto; derivaba de un género de música ya cultivada por los músicos europeos. Y no olvidemos que algunos de los más grandes compositores europeos del siglo XVIII, sin exceptuar a Mozart, compusieron contradanzas excelentes./…/ Pero fue precisamente en los estilos de tocar la contradanza en Cuba, en los elementos traídos por nuestros músicos a esas contradanzas que se oían en los salones, donde se fueron creando, poco a poco, los géneros propios, que derivando hacia la contradanza, la danza y el danzón, acabarían por dotarnos de una música enteramente propia. Pero esa elaboración se fue realizando muy lentamente, en todo el transcurso del siglo XIX”.

A continuación Carpentier se refiere a las contradanzas para piano de Manuel Saumell, y lo considera “el músico que abre la cantera del nacionalismo”. Al referirse a Ignacio Cervantes dice que “fue uno de los músicos que más contribuyó a caracterizar un estilo de música cubana que, con el tiempo, y en expresiones cada vez más populares, se haría del dominio universal.”

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Comentarios



Clara Acosta López / 11 de marzo de 2020

Hola, gustaría saber donde es posible consultar estas Conferencias q grabó el ICAIC sobre la música popular cubana y que fuera presentada por la TV cubana ayer en la noche. Gracias