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La muerte de Walt Whitman

6 de mayo de 2022

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Quien diera a conocer al poeta entre sus lectores hispanoamericanos en 1887, no podía dejar pasar su fallecimiento, ocurrido el 26 de marzo de 1892. Así, en correspondencia para el diario mexicano El Partido Liberal, José Martí le dedicaba la última parte al luctuoso acontecimiento.

“Allá, como una luz, en la casita blanca de Camden, se fue la vida dolorosa de aquel cuerpo que pareció a Lincoln el de mejor equipo de toda la casta americana.”

Con estas palabras inicia su comentario el periodista cubano, que continúa narrando la actuación de Whitman como enfermero durante la Guerra de Secesión y sus visitas a los hospitales, luego del cese de la contienda, con regalos para los heridos, en contraste con el final su existencia, postrado en una silla y viviendo de la caridad de sus amigos y del consuelo de las cartas desde Inglaterra, donde se le proclamaba poeta grandioso.

Aunque todo parece indicar que nunca conversaron, Martí describe al poeta en su vejez: “…en las manos tenía el báculo siempre: la melena de los setenta y tres años, marco imponente de la cara leonina, le caía rizada por los hombros.”

En su relato, el cronista pasa revista brevemente a la vida de Whitman y refiere su nacimiento de padre inglés y madre holandesa, su trabajo como cajista de imprenta, su empleo de maestro ambulante, su labor como periodista.

De su tarea creadora como uno de los iniciadores del verso libre, también cultivado por Martí, afirma: “Allí estaba, poniendo en su ritmo extraño, entre hebraico y aborigen, su pensamiento desnudo y como descoyuntado, sin miedo a palabra de hombre ni a visión femenina”.

Es interesante apreciar que Martí resalta sobre todo la conducta solidaria y humanista de Whitman. Pareciera que el cubano quería rendir homenaje en ese momento de la muerte sobre todo al ser humano, a la persona humilde, nunca envanecida por el creciente reconocimiento de su importancia literaria: se refiere más al modelo de hombre que al creador a quien evidentemente considera digno de su emotivo comentario.

Por eso insiste Martí, mediante anécdotas de su vida, en explicar la cercanía de Whitman a los humildes y a los trabajadores, su dedicación a los heridos y a su hermano agonizante, y su alejamiento de la pompa, las riquezas, y de los cargos socialmente reconocidos.

Como ya había escrito años atrás, el admirado poeta le resultaba también admirable, especialmente, como modelo de artista humanista y como hombre de vida sencilla, natural, armoniosa.

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