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La lectura es espada y escudo

6 de septiembre de 2017

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Para Esteban Llorach Ramos, experimentado editor cubano vinculado desde hace décadas a la literatura infantil y juvenil, un libro es, sencillamente, la expresión del hombre. No resulta sorprendente, en verdad, su definición de tan antiguo instrumento del conocimiento y el saber, pues los libros le han acompañado siempre.

Desde muy pequeño –recuerda– leí cuánto caía en mis manos. Mi familia en Matanzas tenía un amplio espectro de lectura: periódicos, revistas, infinidad de cómics, novelas de aventuras, policíacas, de terror, románticas versus biografías de patriotas, científicos y la nobleza europea; historia, viajes, divulgación… hasta la muy escondida, pero a mi alcance, colección Molino Rojo.

No es extraño, por ello, que ese interés por la lectura, desde edad tan temprana, le permitiría a Llorach Ramos “establecer jerarquías de género y afán estético. Sin ese enorme volumen y diversidad de lecturas, no hubiese estudiado Lengua y Literatura Híspánicas en la Universidad de La Habana, basamento de mis estudios posteriores”.

Egresado también del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona –como profesor de Secundaria Superior de Español–, graduado del primer curso de Redactor Especialista del Instituto Cubano del Libro y Master en Edición en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, así como una rica experiencia de más de cuatro décadas en el sistema editorial de la isla, lo convierten en un autorizado conocedor del alcance y trascendencia de la lectura.

“Leer me ha acicateado siempre mis deseos de conocer más sobre niños, autores, libros, bibliotecas. Todas mis investigaciones conducen a ellos. Ahora, ¿cómo lograr interesar en la lectura a otros, a esos lectores potenciales? Se requiere de amplias encuestas para saber qué desean y cómo lo desean, pues las necesidades de la sociedad actual y sus gustos han variado. Es imprescindible el cambio de los planes de estudios en todos los niveles de enseñanza y recuperar la capacidad lúdica en las aulas. Todo texto puede encontrar un lector ávido si la edición del mismo se realiza didácticamente para varios públicos: prólogo, notas, vocabulario, ilustraciones…, cada lector amplía su diapasón cognitivo según sus necesidades”.

 

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Sobre el polémico tema del poco interés que, en el mundo contemporáneo, despierta la lectura, el autor de Ya está el café, quien preside la Sección de Literatura Infantil y Juvenil, de la Asociación de Escritores, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, reflexiona:

“Las investigaciones de Centro Regional del Libro para América Latina y el Caribe (CERLALC) coinciden en que hay un mayor índice de lecturas utilitarias: las relacionadas con la educación y con las necesidades laborales. El mundo audiovisual, la industria del entretenimiento y el costo de producción siempre en ascenso  de los libros en cualquiera de sus soportes va creando fronteras alarmantes en la lectura de las nuevas generaciones. Por supuesto que es una decisión individual que va a influir sobre los Estados”.

Acerca de la anunciada muerte del libro en soporte de papel ante el impetuoso avance de las nuevas tecnologías –otro tema actualmente en  discusión– considera que “el libro ha expresado desde su aparición la capacidad creadora del hombre, el soporte papel es un soporte más y va a coexistir con todos los soportes posteriores”.

Varias generaciones de cubanos posiblemente leyeron alguna de las 30 selecciones que ha preparado y prologado Esteban Llorach Ramos, quien recibió –en el año 2004– el Premio Nacional de Edición por la obra de la vida; quien asimismo se ha desempeñado como investigador, crítico literario, profesor universitario y animador cultural, y quien define así su pasión por la lectura:

“Leemos el mundo, interactuamos con él, mucho antes de acceder a la lectura de las palabras. Aprender a decodificar las palabras agiganta la lectura del mundo. La lectura es conocimiento del mundo e implica poder. Genera ideas: es espada y escudo. Abre los caminos, cincela el espíritu. Permite evaluar, juzgar, comprometerse. Leer resulta indispensable para formar ciudadanos conscientes, integrados a su comunidad, a su país, al mundo y al proyecto  de justicia y equidad sociales”.

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