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¿La decisión del camino a tomar es aprendida o heredada?

25 de julio de 2014

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herenciaUsted quizás se pueda estar preguntando si en realidad, el tomar la decisión por uno u otro camino, es algo que ya esta pre-destinado a partir de la herencia biológica o si es aprendido el tomar uno u otro camino.
Para dar respuesta a esta interrogante, sería bueno recordar algunos conceptos que nos pueden facilitar la comprensión del origen positivo o no de estos comportamientos.
Ya hemos comentado en otras ocasiones que no nacemos personalidad, sino que devenimos, nos hacemos personalidad en el propio transcurso y desarrollo individual. Se habla que desde que estamos en el vientre materno ya comienza este proceso de conformación de la personalidad por las influencias externas y de la vida y forma de proceder no solo de la madre, sino también de las personas más cercanas a la futura madre, unido a las circunstancias y el medio en que se ha engendrado y se viene desarrollando ese proceso de gestación o de embarazo.
Ahora bien, cuando ya ha nacido es precisamente la relación con los adultos la actividad fundamental de los pequeños, e incluso, en la etapa donde ocupan el lugar prioritario los juegos de funciones (roles), es una etapa todavía imitativa de los adultos que le rodean y que están cercanos a ellos.
En la familia es donde se pueden originar las más variadas formas de comportamientos y de educación por parte de los adultos, unas acertadas, otras no, pero todas confluyen y determinan en el proceso de conformación de la personalidad, además de que va creando la historia individual y un aspecto muy importante dentro de todos los que integran la personalidad, que es el sentido personal.
La personalidad tiene una base biológica, heredada, pero es en ultima instancia, las condiciones educativas las que determinan en este proceso de formación de la personalidad y por consecuencia de los sistemas de necesidades y su jerarquía, el auto conocimiento, la auto independencia, las emociones, creencias, en fin, los fundamentos que rigen la dinámica del comportamiento humano y que es quien determina el camino a tomar de los dos que se plantean.
Definitivamente, el ambiente que se tenga y la educación que se reciba son, en gran parte, los responsables del camino que se siga. El ambiente predominante es el propiciador del comportamiento a seguir tanto en el logro como en el fracaso, y así en los ambientes frustrantes, hostiles, contraproducentes y donde la educación ha sido limitada solamente al aprendizaje intelectual a través de la enseñanza escolar y se ha dejado en un segundo plano o sin existencia el aprendizaje de la vida, del proceso más relativamente adecuado de la personalidad y el desarrollo de la persona, estamos en presencia de comportamientos no favorables en los que el ambiente y la educación son los propiciadores de actitudes y aptitudes caracterizadas por la desconfianza, los temores, el odio, los resentimientos y algo que es determinante, la incapacidad de tomar decisiones ante las diversas situaciones y obstáculos que la vida les pueda provocar.
Estos procederes descritos se fundamenta a fin de cuentas en un comportamiento limitado, de cobardía ante la vida de que se tome la opción del camino más fácil o menos complicado de la derrota, de la decadencia, el agotamiento, empobrecimiento y una actitud que los lleva a razonamientos y comportamientos muy por debajo de sus rendimientos reales, vitales y que lo pueden llevar a la no solución de los conflictos, sobre todo de aquellos de aproximación – rechazo, ese quiero y no quiero, ese quiero pero no puedo, que originan otros trastornos que estaremos comentando en el capítulo referente a los conflictos en el ser humano y que cuando son mantenidos en el tiempo  pueden generar estados neuróticos o psicóticos en los casos más graves, es decir, se provoca lo que podemos caracterizar como un fracaso existencial mantenido y enfermizo.
Cuando contrariamente el ambiente ha sido relativamente positivo, favorable y satisfactorio y la educación estimula y promueve el desarrollo de las potencialidades del individuo, si tanto el medio como la educación se ponen de forma propiciadora de valores y conductas positivas, se puede preparar al pequeño para un futuro donde a partir de su auto conocimiento, niveles adecuados de autoestima, sentido exacto y correcto de la auto critica, auto valoración de sus posibilidades conjugado con sus deseos y aspiraciones, provocaremos la suficiente inteligencia intelectual y emocional para asumir los logros y los fracasos como lo que son en realidad, fuente inagotable de aprendizaje, de conocimientos, de experiencias y esencia del más adecuado y efectivo desarrollo individual y social, dentro de esa vida, que definitivamente esta conformada por los logros y los fracasos, lo importante es saber asumir uno y otro.
Puede que todavía usted piense que es muy fácil decir, aunque lo que deseo es muy difícil, algo que solo un milagro lo puede resolver, si pienso positivo será como la varita mágica que me permitirá alcanzarlo. No hablamos de magias ni de milagros, hablamos de cambios de cómo asumir lo que nos rodea, aún lo mas difícil y penoso, como una forma de fortalecer el espíritu para que las emociones y los comportamientos que fluyan de nuestro interior, resulten inteligentes, razonadores, esperanzadores y hasta soñadores, pero siempre con el fundamento de que estamos convencidos y preparados para asumir una u otra situación, y sobre todas las cosas, verlas siempre a las dos como fuente de aprendizaje, de adquisición de conocimientos y elementales para el desarrollo y crecimiento personal y espiritual.
El acto de tomar decisiones ante cualquier situación que se nos presente, no es heredado, se aprende en el transcurso de la vida, y siempre las decisiones traerán aciertos y desaciertos, lo importante es tomar uno y otro como experiencia, aprendizaje y como un elemento determinante, que de hecho lo es, en el crecimiento individual y social.

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