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Juan José Martínez-Casado

22 de diciembre de 2017

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Una vez que terminamos de publicar en esta sección la gran mayoría de las epístolas que figuran en nuestro libro Ernesto Lecuona: cartas, procedemos a incluir en De Ayer y de Siempre muchas de las notas biográficas publicadas al final de la obra.

Ellas tienen como objetivo informar a los lectores quiénes son las personalidades citadas en las cartas.

 

Juan José Martínez-Casado Adams (Gibara, 1903-México, 1987). Actor, cantante y director de películas. Hermano de Mario Martínez Casado, a quien estuvo estrechamente unido en la primera etapa de su actividad profesional.

Hizo estudios de Medicina durante dos años, pero abandonó la carrera universitaria a causa de su vocación artística. Utilizó el nombre de Mario del Valle al debutar a inicios de la década del veinte en el teatro Actualidades, de La Habana, con la compañía de Paco Martínez.

Recibió clases de canto de Juan Manuel (Lalo) Elósegui y, una vez cultivada su voz de barítono, trabajó en el Principal de la Comedia junto con su prima Socorrito González en una temporada de comedias. Pero como el arte lírico era lo que más le interesaba, volvió a la agrupación de Martínez.

Trabajando en ella durante un recorrido por ciudades cubanas, lo vio Esperanza Iris, a quien llamaron la atención la calidad vocal y la prestancia de Juan José Martínez Casado. De inmediato lo contrató para su compañía y lo hizo debutar a su lado el 8 de febrero de 1925 en el teatro Luisa, de Cienfuegos, con la zarzuela española La montería, luego de lo cual emprenderían una gira por países de América Latina.

Volvió a La Habana y realizó una exitosa temporada teatral en el Martí con el conjunto del empresario Julián Santacruz, en la cual fue denominado «El barítono de moda». Más adelante viajó a Nueva York e integró un trío con el tenor Adolfo Utrera y el pianista y compositor Nilo Menéndez. Retornó a Cuba, en 1927, reclamado por Ernesto Lecuona, para participar en sus jornadas líricas del Regina; después actuó en Payret con la compañía del empresario Alberto Méndez.

Ante otro llamado de Esperanza Iris volvió a México, donde fijaría su residencia y, durante varios lustros, encabezó importantes colectivos de género lírico. Asimismo en ese país se destacó como galán en más de veinte películas que abarcaron las etapas silente y sonora de la cinematografía azteca.

En Cuba protagonizó Mi tía de América (1939, Dir.: Jaime Salvador) y dirigió Una gitana en La Habana (1950). Actuó en Siete muertes a plazo fijo (1950, Dir.: Manuel Alonso), fue codirector en Qué suerte tiene el cubano (1950) y asistente de dirección en Rincón criollo (1950), ambas del realizador Raúl Medina. Más tarde participó en los filmes La rosa blanca o Momentos en la vida de José Martí (1954, coproducción cubano-mexicana, Dir.: Emilio, el Indio, Fernández), Y si ella volviera (1956, coproducción cubano-mexicana, Dir.: Vicente Oroná) y No me olvides nunca.

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