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Juan Cristóbal Nápoles Fajardo

10 de febrero de 2017

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Juan Cristóbal Nápoles Fajardo (El Cucalambé), miembro de una familia blanca y rica, dueños de tierras y esclavos, nació el primero de Julio de 1829 en Las Tunas, en el oriente de Cuba.

La familia poseía el ingenio, El Cornito, que hoy mantiene sus raíces históricas en las afueras de la ciudad, convertido en un campestre motel donde el bambú se mezcla con la trova siboneísta legada por el bardo.

Los padres de Juan Cristóbal, Manuel Agustín Nápoles Estrada y Antonia María Fajardo, tuvieron otros hijos: Manuel, Antonio José (también poeta), Antonia, Ismaela, Manuela, Ana Gertrudis y María de la Concepción Cleofas, sin contar otro indefinido número que tuvo el padre con esclavas de su propiedad.

Educado por su abuelo materno, este le dio a conocer los autores clásicos y los poemas de Zequiera y Rubalcava, su hermano Manuel lo inició en los caminos de la poética y la retórica.

El Cucalambé dio a conocer sus décimas en el FANAL, en mil 845, en Puerto Príncipe, hoy Camagüey. Con proclamas y décimas tomó parte en la conspiración de Agüero en mil 851 y en otras posteriores.

Colaboró con La Piragua, órgano del grupo siboneyista, y desde pequeño dio señales de tener aptitudes superiores al resto de sus hermanos poetas. A los 27 años escribe su libro “Rumores del Hórmigo”, un clásico de la poesía cubana, al tiempo que también incursiona el mundo del teatro y deja, en 1859, “Consecuencias de una falta”, que tuvo éxitos en las tablas de la época en Santiago de Cuba y Camagüey.

El criollismo y siboneyismo de Nápoles Fajardo, como en otros autores, son vertientes de una poesía de afirmación nacionalista.

En compañía de su familia se trasladó a Santiago de Cuba, donde continuó su quehacer literario, su precaria situación financiera lo obligó a aceptar del gobierno colonial español, el cargo de pagador de Obras Públicas.

Desapareció a los treinta años, sin dejar huellas. Este hecho ha recibido diversas interpretaciones, ninguna de las cuales ha tenido la necesaria confirmación, aunque se cree en la posibilidad del suicidio.

Fue El Cucalambé uno de los más genuinos autores de la décima campesina de Cuba, popular e ilustrada a la vez.

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