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José Martí y sus consideraciones sobre las características de los seres humanos y de los pueblos

26 de abril de 2019

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José Martí destacó que pueblo grande, cualquiera que sea su tamaño, es aquel que da hombres generosos y mujeres puras y precisó, además, que la prueba de cada civilización humana está en la especie de hombre y de mujer que en ella se produce.

En diferentes trabajos periodísticos, publicados en diferentes etapas de su vida, Martí expuso consideraciones significativas en relación con la importancia que le concediera a la pureza de los seres humanos y de los pueblos en general.

Él se refirió a lo que representaba el cuidado y desarrollo de las virtudes, de los hombres y mujeres.

Para Martí fueron aspectos vitales a tener en cuenta todo lo relacionado con la importancia de hacer el bien, y que los seres humanos se sintiesen útiles a si mismos y a su pueblo, así como a la humanidad.

De manera específica creyó y valoró las virtudes de su pueblo y con su labor y ejemplo contribuyó a desarrollarlas.

En 1893, al referirse a las características de los cubanos, puntualizó al respecto: “Hay que crear un pueblo; y hay virtudes con que crearlo.”

Desde joven Martí planteó sus criterios en torno a esta temática en materiales periodísticos y en las cartas que enviara a familiares y amigos.

En 1875, cuando tan sólo tenía 22 años, en un trabajo que publicara en la Revista Universal de México, país al cual había llegado ese mismo año, señaló: “Es bello el pueblo que tenga absoluto y pleno concepto de su dignidad y de su honra.”

Martí concibió la honra de un pueblo como la suma de las cualidades de cada uno de los individuos, y por ello precisó que la patria estaba hecha del mérito de sus hijos.

Insistió en la necesidad de luchar porque prevaleciesen la virtud y otras cualidades entre los seres humanos, y atendiendo a ello afirmó con particular énfasis: “El deber del hombre virtuoso no está solo en el egoísmo de cultivar la virtud en sí, sino que falta a su deber el que descansa mientras la virtud no haya triunfado entre los hombres.”

En disímiles ocasiones Martí haría reflexiones que tienen plena vigencia acerca de los hombres, sus motivaciones y el sentido que debían atribuirle a sus vidas.

En todo momento enfatizó que debían primar en la formación y desarrollo de los hombres y mujeres principios esenciales como la honradez, la abnegación y la sinceridad.

En correspondencia con esto cabe recordar que él llegó a afirmar en una oportunidad: “Un hombre que oculta lo que piensa, o no se atreve a decir lo que piensa, no es un hombre honrado.”

E igualmente expresó al referirse a las características y cualidades de los seres humanos: “Los hombres no pueden ser más perfectos que el sol. El sol quema con la misma luz que calienta. El sol tiene manchas. Los agradecidos hablan de la luz.”

Y también manifestó al resumir las cualidades que debía tener un hombre virtuoso: “El hombre virtuoso debe ser fuerte de ánimo y no tenerle miedo a la soledad, ni esperar a que los demás le ayuden, porque estará siempre solo; pero con la alegría de obrar bien, que se parece al cielo de la mañana en la claridad.”

Acerca de los seres humanos que se convierten en símbolos para sus respectivos pueblos por su entrega total a la causa de la lucha por su independencia y el bienestar general de la tierra donde nacieron y han desarrollado su vida, José Martí comentó en cartas, trabajos periodísticos y discursos que pronunció.

Por ejemplo en el trabajo titulado “Maestros Ambulantes” reflejado en La América, en Nueva York, en mayo de 1884 resaltó: “Es necesario hacer de cada hombre una antorcha.”

Algo más de cinco años más en el trabajo “Tres Héroes”, que aparece en el primer número de la revista La Edad de Oro, que dedicó especialmente a la infancia, aseguró: “Hay hombres que viven contentos aunque vivan sin decoro. Hay otros que padecen como en agonía cuando ven que los hombres viven sin decoro a su alrededor.”

Y en el discurso pronunciado el 10 de octubre de 1890, en Hardman Hall, en Nueva York, manifestó: “…el verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber; y ése es el verdadero hombre…”

Para Martí, según dijo en otro de sus más relevantes discursos, el pronunciado en la ciudad norteamericana de Tampa, el 26 de noviembre de 1891, “en la mejilla ha de sentir todo hombre verdadero el golpe que reciba cualquier mejilla de hombre.”

En correspondencia plena con estos y otros principios José Martí llevó adelante su breve pero fecunda existencia. Y siempre tuvo confianza en el

desarrollo de las virtudes entre los seres humanos.

Y como tal así lo hizo constar en la dedicatoria que le pusiera a su hijo en el libro Ismaelillo en la que le expuso: “Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud…”

En relación con la trascendencia y actualidad que tiene la vida y los principios expuestos por Martí han hecho referencia diversas personalidades cubanas. El doctor Armando Hart, Director de la Oficina del Programa Martiano y Presidente de la Sociedad Cultural “José Martí” señaló en el Coloquio Internacional José Martí “Por una cultura de la naturaleza.” celebrado en La Habana, en octubre del 2004: “José Martí caracterizó un desafío que aún hoy tiene vigencia. La contradicción, dijo, no está entre civilización y barbarie, sino entre falsa erudición y naturaleza. Así, la cultura cuando se corresponde con intentos de dominación es falsa erudición y, por consiguiente, arremete a la propia naturaleza, y, en cambio, cuando se identifica con el ideal de liberación, se revela como una segunda naturaleza genuinamente humana. Debemos acabar de entender que ella no es accesoria a la vida del hombre, está comprometida con el destino de la humanidad y situada en el sistema nervioso central de las civilizaciones. En la cultura hacen síntesis los elementos necesarios para la acción, el funcionamiento y la generación de la vida social de forma cada vez más amplia.”

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