José Martí y sus consideraciones sobre la defensa y desarrollo de la humanidad
31 de octubre de 2014
|La vida y la obra de José Martí siguen constituyendo en el actual siglo XXI fuente inagotable de enseñanza y motivación. Y es que en el legado martiano se pueden hallar principios y reflexiones acerca de diversos temas que tienen gran significación y actualidad.
Por ejemplo Martí trató con respecto a la importancia del modo de actuar de los hombres y mujeres y los pueblos en general para lograr la defensa y el desarrollo de la humanidad. Y esto tiene una vigencia extraordinaria.
En un trabajo publicado en La América, en Nueva York, Estados Unidos, en julio de 1884, Martí resaltó que la humanidad no se redime sino por determinada cantidad de sufrimientos, y cuando unos la esquivan, es preciso que otros la acumulen, para que así se salven todos.
También comentó acerca del significado de las distintas etapas vividas por los pueblos, y señaló que éstas no se cuentan por sus épocas de sentimiento infructuoso, sino por sus instantes de rebelión.
Para Martí los hombres que ceden no son los que hacen los pueblos, sino los que se rebelan, y además llegó a plantear que los pueblos, como las bestias, no son bellos cuando bien trajeados y rollizos, sirven de cabalgadura al amo burlón, sino cuando de un vuelco desensillan al amo.
Martí aseguró que los que desconfían de la humanidad son los cobardes y los míseros. Esto lo precisó en un trabajo sobre Francia publicado en la Opinión Nacional de Caracas, el 7 de marzo de 1882, en el que igualmente manifestó: “¡Los hombres serán hermanos, en tanto que los reúna la común contemplación de las obras hermosas!”
Martí planteó que aunque el hombre pueda ser feo, la humanidad siempre es hermosa y agregó en este caso en un trabajo titulado Invierno norteamericano, reflejado en La Nación de Buenos Aires, Argentina, el 9 de marzo de 1888: “La humanidad es alegre, paciente y buena.”
Muy importante fue para Martí que los seres humanos tomaran conciencia y se dispusieran a colaborar en aras de lograr el desarrollo del mundo.
“La generosidad congrega a los hombres, y la aspereza los aparta.”
En el periódico “Patria”, el 19 de marzo de 1892, hizo, por ejemplo, el siguiente planteamiento: “La cobardía y la indiferencia no pueden ser nunca las leyes de la humanidad. Es necesario, para ser servido de todos, servir a todos.”
Martí significó lo necesario que resultaba de vez en cuando sacudir al mundo para que lo podrido cayese a tiempo.
Esto lo expuso en su sección Cartas en La Nación de Buenos Aires, en la edición correspondiente al 13 de mayo de 1883.
También manifestó que urgía ver cómo es el mundo para no convertir en montes las hormigas.
Otra importante reflexión al respecto hizo en una de las ediciones de la Revista La Edad de Oro que concibió y escribió en 1889 de manera muy especial para los niños de América.
En el trabajo titulado Un paseo por la tierra de los anamitas señaló: “…el mundo es un templo hermoso, donde caben en paz los hombres todos de la tierra, porque todos han querido conocer la verdad, y han escrito en sus libros que es útil ser bueno, y han padecido y peleado por ser libres, libres en su tierra, libres en el pensamiento.”
Y en la sección identificada como La Última Página, incluida en las cuatro ediciones de La Edad de Oro, instó a los niños lectores de la publicación y a todos los seres humanos a conocer las fuerzas del mundo para ponerlas a trabajar.
Martí enfatizó que lo que hace crecer al mundo como tal no es el descubrir cómo está hecho, sino el esfuerzo de cada uno para descubrirlo.
Y en una carta enviada a Rafael Serra, fechada en Nueva York en marzo de 1891, también expuso la siguiente consideración: “El mundo al fin y al cabo está en lo que es, y no a lo que parece. Donde la igualdad resulta patente por los hechos, un día sobre otro, no próspera la prédica de la desigualdad.”
Como se puede apreciar por los ejemplos anteriormente citados Martí se preocupó no sólo por lograr un mejor futuro para su tierra natal, luchando por liberar a Cuba del dominio colonial español y por alcanzar el establecimiento de una república digna y democrática, sino además por la situación de otros países y regiones del mundo y por el destino de la propia humanidad.
“El mundo al fin y al cabo está en lo que es, y no a lo que parece. Donde la igualdad resulta patente por los hechos, un día sobre otro, no próspera la prédica de la desigualdad.”
Estuvo consciente que unos están en el mundo para minar y para edificar están otros y él con su prédica y con la fuerza de su ejemplo quiso hacer valedero lo que había expuesto en el trabajo titulado Sobre los oficios de la alabanza, publicado en Patria, el 3 de abril de 1892: en el que aseguró: “La generosidad congrega a los hombres, y la aspereza los aparta.”
Con respecto a la significación y vigencia del legado martiano, el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, se ha referido en varias oportunidades. Por ejemplo en un mensaje enviado al Coloquio Internacional José Martí “Por una cultura de la naturaleza”, realizado en La Habana en octubre del 2004, destacó: “Este mundo así convulsionado y tan cerca de un demencial holocausto, necesita más que nunca de ideas renovadoras como las que integran el pensamiento martiano, raigalmente humanista y universal.
Martí nos exhorta, desde su permanente vigencia, a buscar el equilibrio en las relaciones internacionales, en la sociedad y en el individuo; nos señala la importancia de la ética y de la solidaridad, al margen de toda forma de exclusión y de segregación, y nos llama a favorecer la convivencia armoniosa con la naturaleza.”
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