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José Martí y sus consideraciones sobre el teatro y algunos autores

1 de junio de 2018

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José Martí, Pintura de Raúl Martínez Colección Centro de Estudios Martianos

 

Desde muy joven José Martí expuso valoraciones acerca de actuaciones de relevantes músicos, de libros de distintos autores, de exposiciones de pintura y también sobre actividades relacionadas con el teatro.

En relación con esto último publicó una serie de reseñas en la Revista Universal de México entre el 9 de junio de 1875 y el 31 de octubre de 1876 con el título genérico de Correo de los teatros.

Él manifestó al referirse a las características de dicha sección: “No es el correo de teatros lugar donde quepan más que consideraciones sencillas y ligeras; pero no hemos de hacer crónica de la función, sin decir antes cuánto es triste que, existiendo en número tan considerable los obreros en la capital, no hayan cumplido con su deber llevando su óbolo modesto y la buena voluntad de su asistencia a la función que tenía por objeto recoger fondos para atender a las necesidades de los enérgicos artesanos que antes han preferido toda clase de privaciones que ceder a exigencias reprochables, abusivas de la desventurada condición de los obreros.”

Esto fue expuesto por Martí en su primera crónica sobre este tema en la que hizo un análisis de la presentación ante el público mexicano de la joven actriz cubana Eloisa Agüero de Osorio en una función en el teatro Nacional.

Dicha presentación se realizó con la finalidad de contribuir a recaudar fondos para los obreros que producían sombreros que estaban en huelga.

En su reseña Martí se refirió a la actuación de Eloísa de Agüero y señaló que tuvo el campo preciso para hacer conocer sus naturales y bien educadas facultades.

Seguidamente expresó que sorprendía desde los primeros instantes el timbre un tanto extraño de su voz pero que inmediatamente se familiarizó el público con dicho timbre.

Y agregó: “Energía en el decir y accionar, naturalidad en las situaciones difíciles, distinción exquisita en las maneras, dominio completo de la escena: he aquí las condiciones que desde sus primeras palabras y movimientos deja conocer la actriz.”

Martí también comentó que ella tenía en sus ademanes gallardía y nobleza y que empleaba sus hermosos ojos con imperio o gracia naturales.

Y al resumir la proyección escénica de la joven actriz cubana, manifestó: “En suma, precisión en el decir, acción elegante, maestría visible, figura esbelta y simpática, ojos inteligentes y hermosos: -tal es la nueva actriz que se presenta a nuestro público y tales condiciones se han revelado en ella, a pesar de la triste impresión que debió hacer en su ánimo, presentarse ante un teatro vacío, en el que por fortuna hubo algunas personas capaces de estimar su indudable valer.”

Durante más de un año en la Revista Universal de México fue valorando las presentaciones de artistas y agrupaciones en diferentes teatros de la capital del país.

En total escribió 35 trabajos acerca de este tema. Algunos de estos trabajos son breves y tan sólo anuncian una próxima actuación, pero en otros ofreció valoraciones acerca de lo que había podido apreciar en las presentaciones que solía asistir.

Por ejemplo en la publicación mexicana, en la edición del 11 de diciembre de 1875, hizo referencia a la obra La última noche, del dramaturgo español José Echegaray que se había presentado en el teatro El Principal, con una buena asistencia de público.

Con respecto a la citada obra, que había sido estrenada en marzo de ese mismo año en el teatro Español, de Madrid, Martí señaló: “Poesía confusa por lo atrevida, siempre sonora, lozana a veces, de originalidad, aunque en algunos instantes deficiente, viste en La última noche un argumento nuevo, lleno de situaciones difíciles, magistralmente vencidas. Esta obra intenta el melodrama: por eso no nos ha parecido bastante bella.”

En esta serie de crónicas sobre el teatro que escribiera para la Revista Universal de México, Martí opinó sobre la significación de las obras y sus autores, así como de la puesta en escena como tal y acerca del desempeño de algunos actores en específico.

Precisamente en la última de las reseñas publicadas por él en tal sentido en la edición del 31 de octubre de 1876, señalaba que no escatimaría aplausos a quienes los merecen “ya que nuestra única manera de censurar es callar sobre lo que no nos parece bien.”

Sin dudas esta serie de crónicas escritas por Martí cuando tenía 22 años pone de relieve el gran amor que él sintió por el teatro acerca del cual afirmó que no es más que el conjunto de algunos sueños y el reflejo de algunas ideas.

Martí igualmente llegó a detallar que el teatro es copia y consecuencia del pueblo y que un pueblo que quiere ser nuevo, necesita producir un teatro original.

Incluso él planteó que la independencia del teatro es un paso más en el camino de la independencia de la nación y que el teatro derrama su influencia en los que, necesitados de esparcimiento, acuden a él.

Cito otros importantes conceptos expuesto por Martí sobre esta manifestación artística ya que aseguró en un trabajo publicado en la Revista Universal, de México, en la edición correspondiente al 4 de agosto de 1875: “El teatro tiene un hermosos privilegio: hace amena y gustosa la enseñanza. Verdad que hay que añadir que su enseñanza no es ya fructífera, si en el ánimo del espectador queda, y a su amor propio hiere, la idea de que se le ha querido enseñar. Enseñe bellamente, he aquí la máxima.

Al año siguiente en la citada publicación en un comentario sobre la obra dramática “Los Maurel, de Roberto Esteva, Martí patentizó: “El teatro ha de ser siempre, para valer y permanecer, el reflejo de la época en que se produce.”

Martí opinó en relación a cómo los espectadores debían asistir a apreciar una obra puesto que expresó que ha de irse al teatro como a fuente de virtud: a templar el alma para lo difícil, a no perder el hábito de lo heroico, a familiarizarnos con lo extraordinario, de que la faena diaria nos aparta, a cobrar fuerzas.

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