ribbon

José Martí y sus apreciaciones sobre la actuación digna de los hombres y mujeres

1 de mayo de 2020

|

 

plazadelarevolucionjosemarti4

 

En sus diversos trabajos periodísticos, en sus discursos y cartas José Martí plasmó sus concepciones acerca de la vida y cómo debían comportarse los hombres y mujeres para llevar adelante una existencia digna.

En una carta dirigida a Emilio Brunet, fechada en Nueva York el 10 de mayo de 1894, Martí detalló que sólo estimaba verdaderamente a los hombres que no han perdido el entusiasmo por las cosas grandes en el gozo de las comodidades de la vida.

Y precisó seguidamente  al referirse a su amigo: “Adelante Doctor: sobre las columnas, que son siempre pocas, se levantan los templos.”

Igualmente el 10 de mayo de 1894 en correspondencia con su función como Delegado del Partido Revolucionario Cubano, José Martí envió una carta a Marcos Morales y a Emilio Brunet en la que les comentó aspectos relacionados con la labor de la organización en los dos años que llevaba de creada.

Martí señaló que el Partido había tratado de unir elementos hábiles de la  revolución dentro y fuera de Cuba e intentaba con ellos realizar un esfuerzo racional para propiciar el desarrollo de una guerra republicana y generosa.

Al patentizar la necesidad que había de recaudar los fondos necesarios para cubrir los gastos que ocasionaba la obtención de los recursos indispensables para el desencadenamiento de la guerra, Martí igualmente le señaló a sus compatriotas en la citada misiva: “Las obligaciones del Partido Revolucionario han llegado ya a tal extremo, y la situación de la isla, visible a todos, exige tal rapidez y unidad de acción en caso dado, que la dilación en el recaudo de todas las sumas disponibles, si ha sido hasta hoy respeto, sería desde hoy delito.”

Instó a Marcos Morales y a Emilio Brunet, a que en un plazo no mayor de seis semanas depositaran en la Tesorería General del Partido los fondos que ellos hubieran podido recaudar y los exhortó además a establecer en forma privada contacto con otros cubanos que pudieran ofrecer algunas sumas de dinero para la causa independentista.

Les manifestó: “Y como en esa ciudad existen cubanos fieles, que por causa de sus negocios o por desamor de la publicidad, esquivarían en público el servicio patriótico que están dispuestos a prestar en privado, pido a ustedes que se constituyan en comisión de recaudo ante los cubanos de Filadelfia que puedan y deseen contribuir a la necesidad urgente de tener al Partido Revolucionario en disposición de acudir, sin demoras y trastornos fatales, a la situación revolucionaria, de probabilidad evidente, que a toda hora puede producirse en la isla.”

En realidad esos fondos Martí los fue reuniendo en la práctica  centavo a centavo, en contacto estrecho con todo aquel que podía dar aunque fuera una pequeña ayuda.

Fue así como  logró ir adquiriendo los recursos necesarios para hacer realidad su gran sueño: que en Cuba se combatiese nuevamente por la independencia.

Y esto lo hizo a través de varios años puesto que de hecho desde la etapa final de los ochenta y particularmente en el primer lustro del siguiente decenio él se dedicó por entero a desarrollar un gran número de actividades y realizar recorridos por diferentes ciudades estadounidenses y países de América Latina para contactar con destacados  luchadores de la etapa de la guerra de los diez años y con numerosos jóvenes que sin haber podido participar, por su edad, en los combates anteriores, sí estaban en esos instantes dispuestos a dar su aporte a la causa de la independencia.

Martí al igual que lograra hacer con los fondos que se requería para costear los gastos de la adquisición de armamentos y el traslado de los combatientes al territorio cubano, logró ir sumando cada día a más cubanos en el empeño de alcanzar el anhelo que se combatiese nuevamente por lograr liberar a Cuba del yugo colonial español.

E hizo todo esto con una gran sencillez no en busca de honores ni reconocimientos, sino en correspondencia plena con el sentido del deber que siempre tuvo presente.

Acerca de ello pudiera poner múltiples ejemplos, pero en forma simbólica tan sólo hoy quiero recordar lo que expresara en una de las últimas cartas que escribiera, en este caso la que le dirigió a su amigo y colaborador Gonzalo de Quesada a quién  le manifestó el primero de abril de 1895: “De Cuba ¿qué no habré escrito?: y ni una página me parece digna de ella: sólo lo que vamos a hacer me parece digno.”

Se refería simbólicamente  a su inmediato traslado a Cuba para participar en la guerra por la independencia  y más adelante, en la citada carta, resumió en una frase de 11 palabras un principio esencial, que a mi juicio define su modo de actuar y convencer con la fuerza de su ejemplo. Aseguró: “Ya usted sabe que servir es mi mejor manera de hablar.”

Con respecto a la significación de la vida y obra de José Martí, y su modo de actuar digno, han expuesto consideraciones destacados investigadores y otras personalidades de Cuba y otras partes del mundo.

Por ejemplo el doctor  Gaspar Jorge García Galló, manifestó en el libro que escribió titulado Martí americano y universal, editado para el Ministerio de Educación de Cuba en el año 1971: “José Martí es llegada y partida; cumbre de una cordillera hasta que se avizoran nuevas cumbres; hombre-enlace; hombre de todos los tiempos, porque él es la historia.  Su ser no se agota en la brevedad de una vida y en el marco geográfico de su archipiélago. Como actuó, conforme a lo esencial de su tiempo y lugar, tiene la relativa eternidad y universalidad del género humano.”

Galería de Imágenes

Comentarios