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José Martí y las Escenas Norteamericanas

15 de septiembre de 2017

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En los Estados Unidos de América José Martí realizó durante casi 15 años una gran labor como periodista.

Martí llegó a Nueva York, Estados Unidos, en 1880. Inicialmente residió en este país un año ya que en enero de 1881 viajó a Caracas, Venezuela, donde residió por espacio de casi siete meses. Después retornó a Nueva York.

En Estados Unidos intentó materializar lo que pensó hacer en Guatemala. Propuso a Néstor Ponce de León, patriota cubano radicado en el territorio norteamericano desde la etapa de la guerra de 1868, sus conocimientos editoriales.

Pensaba escribir libros sobre América, biográficos, históricos y artísticos. Pero Néstor Ponce no pudo acometer con éxito la propuesta de Martí. Tampoco logró resultados en las gestiones realizadas con la casa Appleton, ni con la de Frank Leslie Ya en 1881 al retornar a Nueva York Martí empezó a escribir lo que después sería conocido como sus Escenas Norteamericanas.

Estas crónicas, por supuesto junto a sus cartas y otros trabajos, son documentos imprescindibles para conocer vivencias significativas de Martí durante su larga permanencia en el territorio norteamericano y la evolución de su pensamiento y de sus proyectos sociales.

Las Escenas Norteamericanas se publicaron primero en La Opinión Nacional de Caracas y después de manera esencial en La Nación de Buenos Aires, aunque también fueron reflejadas por otras publicaciones latinoamericanas.

Una parte de estos trabajos, en 1881, reflejaron un tema de candente actualidad en Estados Unidos: el atentado realizado contra el presidente norteamericano James Garfield, y después el juicio que se le siguió al que al autor de dicho ataque.

Martí no sólo trató sobre el hecho en sí sino que penetró con agudeza en el seno de la política norteamericana. Apreció y comentó sobre ciertos aspectos turbios de los grupos de poder en ese país.

Precisamente en la primera crónica escrita por Martí , publicada en La Opinión Nacional de Caracas, el 5 de septiembre de 1881, señaló al referirse a lo que podía haber más allá del que había perpetrado el ataque: “Más, ¿quién sabe cuántos empujan la mano que al fin cae sobre la víctima? ¿quién sabe qué misteriosos y grandes cómplices tendrá este hombre, de cuya complicidad ni él mismo sospecha? ¿qué lazo singular ha venido a unir, a un mismo tiempo, el resultado de los insanos y desmesurados apetitos del asesino, y el interés de un partido político, que con la vida y actos de Garfield no tenía ya esperanza alguna de existencia?”

E igualmente planteó las siguientes interrogantes: ”¿Qué sutil veneno no se habrá tal vez vertido por hábiles manos en el espíritu de este criminal, conocido y servidor de todos aquellos en quienes caería irremediablemente la herencia del poder, si muere Garfield? “

Entre el 5 de septiembre y el 27 de diciembre de 1881 en 14 de sus trabajos Martí trató sobre el atentado y la agonía y muerte del presidente Garfield y el proceso judicial a su asesino.

Incluso las últimas cuatro crónicas en ese año fueron íntegramente dedicadas a este asunto.

Y Martí lo hizo con singular maestría, con narraciones significativas e incluso con el empleo de diálogos.

En la última de las crónicas citadas precisó en la parte inicial al referirse al desarrollo del juicio: “Empezó al punto el duelo formidable. El defensor, cual pastor bondadoso a oveja ciega, había ido sacando de riscos y poniendo en lugar de salvación a su defendido. El acusador, el afamado juez Porter, se levantó, cortés y sereno, inquebrantable y terrible, a trocar en lebrel humillado aquel cerdo del bosque: a buscar, y a hacer palpitar entraña de hombre en la rebelde roca. Y halló la entraña, y lo dejó a sus pies lebrel sumiso. Parecía la acusación ola de mar, arrolladora, incontrastable, creciente.”

Aunque Martí comenzó a escribir para distintas publicaciones desde antes de su llegada a los Estados Unidos de América puede decirse que su consagración como periodista, tuvo lugar durante su estancia en el territorio norteamericano.

En realidad en las crónicas confeccionadas por Martí a partir de 1881 y fundamentalmente hasta 1891 hay un aporte sustancial en la forma de escribir y puede asegurarse que existe una interrelación muy evidente entre el periodismo y la literatura.

En la misma medida que fueron pasando los meses él ganó en riqueza y seguridad al conocer el mundo de acelerada modernidad de Nueva York y reflejarlo como tal en sus trabajos enviados primero para la Opinión Nacional de Caracas y después para la Nación de Buenos Aires y El Partido Liberal de México.

Más allá de las cuestiones de carácter político que detalló y analizó en sus reportes para las publicaciones latinoamericanas con las que colaboraba, en sus crónicas se reflejaron diversos temas, incluso de la vida cotidiana de la ciudad donde vivía, es decir Nueva York.

Por ejemplo en la crónica que fuera publicada el 16 de septiembre de 1881 por el periódico La Opinión Nacional de Caracas trata, entre otros temas, sobre el beneficio que proporcionaba el empleo de la luz eléctrica para poder construir en horas de la noche un significativo edificio para la Bolsa en una céntrica calle de Nueva York.

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