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José Martí y las cualidades de los seres humanos y de los pueblos

8 de enero de 2021

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Foto tomada de ACN

José Martí  llegó a señalar en forma categórica que pueblo grande, cualquiera que sea su tamaño, es aquel que da hombres generosos y mujeres puras. Dijo además que la prueba de cada civilización humana está en la especie de hombre y de mujer que en ella se produce.

Martí le dedicó una especial significación a todo lo referido al cuidado y desarrollo de las virtudes y cualidades, en sentido general, de los seres humanos.  Para él fueron aspectos vitales a tener en cuenta la virtud, la honradez y todo lo relacionado con la importancia de hacer el bien, y que los hombres y mujeres se sintiesen útiles a si mismos y a su país.

Martí creyó en las virtudes de su pueblo y también con su labor y ejemplo contribuyó a desarrollarlas. En 1893, al referirse a las características de los cubanos, él había puntualizado al respecto: “Hay que crear un pueblo; y hay virtudes con que crearlo.”

Desde joven Martí expuso sus criterios en torno a esta temática en distintos trabajos periodísticos y en las cartas que enviara a familiares y amigos.

En 1875, cuando contaba 22 años de edad, en un trabajo que publicó en la Revista Universal de México, país al cual había llegado ese mismo año, señaló que es bello el pueblo que tenga absoluto y pleno concepto de su dignidad y de su honra.

Al tratar sobre los conceptos que sirvieron de base para el desarrollo de su breve pero fecunda existencia, Martí precisó a la honra de un pueblo como la suma de las cualidades de cada uno de los individuos, y por ello detalló que la patria estaba hecha del mérito de sus hijos.

Martí insistió en la necesidad de luchar porque prevaleciese la virtud y otras cualidades entre los hombres y mujeres, y atendiendo a ello afirmó con particular énfasis: “El deber del hombre virtuoso no está solo en el egoísmo de cultivar la virtud en sí, sino que falta a su deber el que descansa mientras la virtud no haya triunfado entre los hombres.”

En disímiles ocasiones Martí haría reflexiones que tienen plena vigencia acerca de los hombres, sus motivaciones y el sentido que debían atribuirle a sus vidas. En todo momento insistió que debían primar en la formación y desarrollo de los hombres y mujeres principios esenciales como la honradez, la abnegación y la sinceridad.

En correspondencia con ello cabe recordar que él llegó a afirmar en una oportunidad que  el hombre virtuoso debe ser fuerte de ánimo y no tenerle miedo a la soledad, ni esperar a que los demás le ayuden, porque estará siempre solo; pero con la alegría de obrar bien, que se parece al cielo de la mañana en la claridad.

Igualmente expresó Martí, al referirse a las características y cualidades de los seres humanos: “Un hombre que oculta lo que piensa, o no se atreve a decir lo que piensa, no es un hombre honrado.”

Y  también manifestó al resumir las cualidades que debía tener un hombre virtuoso: “Los hombres no pueden ser más perfectos que el sol. El sol quema con la misma luz que calienta. El sol tiene manchas. Los agradecidos hablan de la luz.”

José Martí confió plenamente en el desarrollo de las virtudes entre los seres humanos.

Y como tal así lo hizo constar en la dedicatoria que le pusiera a su hijo en el libro  de versos identificado como “Ismaelillo” dedicado especialmente a su hijo José Francisco.

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