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José Martí y la carta a Fausto Teodoro Aldrey

27 de julio de 2018

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Fausto Teodoro de Aldrey

 

El 27 de julio de 1881 José Martí en una emotiva misiva que le enviara a Fausto Teodoro de Aldrey, propietario y director de La Opinión Nacional de Caracas patentizó el gran amor que sentía por América y por Venezuela en específico al precisar: “De América soy hijo: a ella me debo. Y de la América, a cuya revelación, sacudimiento y fundación urgente me consagro, ésta es la cuna; ni hay para labios dulces, copa amarga; ni el áspid muerde en pechos varoniles; ni de cuna reniegan hijos fieles. Deme Venezuela en que servirla: ella tiene en mi un hijo.

Martí le comunica a Teodoro de Aldrey que al día siguiente se marchaba de Venezuela y que se dirigiría nuevamente a Nueva York, Estados Unidos, donde ya había vivido desde enero de 1880.

Martí había llegado a Venezuela en enero de 1881. Y lo primero que hizo al llegar a la capital venezolana, según contó años después en la revista La Edad de Oro, fue sin sacudirse el polvo del camino ir hacia donde estaba situada la estatua de Simón Bolívar, el Libertador de las Américas, para rendirle un significativo e íntimo homenaje.

Al evocar a ese viajero, que era él aunque narró la escena como si se tratara de otra persona, en el trabajo en La Edad de Oro, Martí expresó: “Y cuentan que el viajero, solo con los árboles altos y olorosos de la plaza, lloraba frente a la estatua, que parecía que se movía, como un padre cuando se le acerca un hijo. El viajero hizo bien, porque todos los americanos deben querer a Bolívar como a un padre.”

Y agregó: “A Bolívar, y a todos los que pelearon como él porque la América fuese del hombre americano.”Durante su estancia en Venezuela Martí se relacionó con medios de prensa y con círculos culturales.

Ya el 21 de marzo de 1881, en el Club de Comercio de Caracas, pronunció un discurso en el que se refirió a su estancia en Venezuela de la siguiente manera: “Días de fiesta me parecieron, aunque eran días de trabajo los primeros que pasé en Caracas, a bien que para mí los días de trabajo son los verdaderos días de fiesta.”

Igualmente Martí habló de sus anhelos y su lucha por ver a su Patria libre y darle continuidad a la obra de otros luchadores en América.

En Venezuela también impartió clases de gramática y literatura y ejerció como periodista al colaborar con la Opinión Nacional y participar en la creación de la Revista Venezolana de la cual fue su director.

El primer número de dicha revista salió el primero de julio de 1881 y la segunda y última edición a mediados de dicho mes. Precisamente en ese segundo número en uno de los trabajos Martí expuso criterios que provocaron una reacción airada por parte del gobierno y ello motivó el cierre de la publicación y su expulsión del país.

Y fue entonces que antes de marcharse de Venezuela él quiso en la carta que le envió a Fausto Teodoro de Aldrey exponer algunas consideraciones sobre su permanencia en dicho país y también el motivo de su repentina salida.

En la parte inicial de la carta a Teodoro de Aldrey detalló: “Con tal premura he resuelto este viaje, que ni el tiempo me alcanza a estrechar, antes de irme, las manos nobles que en esta ciudad se me han tendido, ni me es dable responder con la largueza y reconocimiento que quisiera las generosas cartas, honrosas dedicatorias y tiernas muestras de afecto que he recibido estos días últimos.

 

Detalle del monumento Bolívar y Martí en que se leen las palabras que escribió a Fausto Teodoro de Aldrey. Foto: Miozotis Fabelo Pinares

Detalle del monumento Bolívar y Martí en que se leen las palabras que escribió a Fausto Teodoro de Aldrey. Foto: Miozotis Fabelo Pinares

 

Y agregó José Martí al resumir lo que había sentido con respecto al trato recibido en Venezuela: “Muy hidalgos corazones he sentido latir en esta tierra; vehementemente pago sus cariños; sus goces, me serán recreo; sus esperanzas, plácemes; sus penas, angustia; cuando se tienen los ojos fijos en lo alto, ni zarzas ni guijarros distraen al viajador en su camino: los ideales enérgicos y las consagraciones fervientes no se merman en un ánimo sincero por las contrariedades de la vida.”

Tras haber planteado su cariño y respeto por Venezuela patentizó en la parte final de la carta que le escribió a Teodoro de Aldrey: “A este noble país, urna de glorias; a sus hijos, que me han agasajado como a hermano; y a Usted, lujoso de bondades para conmigo, envía, con agradecimiento y con tristeza, su humilde adiós.”

Durante su breve pero fecunda existencia José Martí vivió durante algún tiempo, más allá de Cuba, su tierra natal, en tres países de América Latina. Primero fue en México en el período comprendido entre febrero de 1875 y finales de 1876. Después residió en Guatemala, entre abril de 1877 y agosto de 1878 y finalmente en Venezuela, de enero a agosto de 1881.

También visitó otros países de Latinoamérica sobre todo cuando ya se hallaba trabajando por lograr la reanudación de la guerra por la independencia de Cuba.

En distintos trabajos, así como en discursos Martí patentizó el cariño y el grado de compromiso que tenía con la causa de los pueblos que calificó certeramente como Nuestra América.

Precisamente con esa frase como título elaboró y publicó en enero de 1891 en el que instó a la unidad de los pueblos de América Latina y el Caribe al precisar que los que no se conocen han de darse prisa para conocerse, como quienes van a pelear juntos y también destacó la importancia que le atribuyese al hecho de desechar las discrepancias porque para él los que se enseñan los puños, como hermanos celosos, que quieren los dos la misma tierra, o el de casa chica, que le tiene envidia al de casa mejor, “han de encajar, de modo que sean una, las dos manos.”

En ese trabajo Martí al resumir la trascendencia que le concediera a la unidad de los pueblos de la región para enfrentar los peligros que los acechaban, Martí aseguró: “¡Los árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas!”.

Y resaltó: “¡Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes!”.

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