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José Martí y el gran valor que le atribuyó a la cultura y la creación artística

20 de octubre de 2022

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Ángel Mayet Para un amigo, 1998 Óleo sobre tela 70 x 50 cm

“Para un amigo”, 1998, Ángel Mayet, Óleo sobre tela, 70 x 50 cm

 

José Martí aseguró que ser cultos es el único modo de ser libre.  Esto lo expuso en un trabajo titulado Maestros Ambulantes, publicado en La América, en Nueva York, en el año 1884

En otro de sus trabajos, en este caso uno identificado como “Tilden”, reflejado en La República, Honduras, en 1886, Martí igualmente al resumir la importancia de la cultura afirmó que la madre del decoro, la savia de la libertad, el mantenimiento de la República y el remedio de sus vicios, es, sobre todo lo demás, la propagación de la cultura.

Con posterioridad en una de sus colaboraciones para el periódico La Nación de Buenos Aires, Argentina, en el trabajo titulado “Ferrocarriles elevados”, publicado el 26 de junio de 1888 afirmó que la cultura quiere cierto reposo y limpieza, así como la vida doméstica.

Martí hizo referencia además a la influencia que podía ejercer la cultura en los seres humanos. Incluso en los fragmentos que aparecen  reflejados en sus Obras Completas, se puede apreciar que él expuso  que es el efecto de la cultura en la mente humana mirar a lo real como fenómeno, y no como sustancia: lo real, accidente y efecto: y el espíritu, de indispensable existencia.

Martí también resaltó la trascendencia que le atribuyó a la creación artística y literaria como expresión concreta de la cultura. Detalló en unos apuntes que hizo para los debates sobre el idealismo y el realismo en arte, que en la creación de la obra artística hay un hecho innegable lo bello se produce sin que él que lo produce sepa en qué consiste.

Para Martí el artista no analiza su obra en el acto de creación sino que la hace. Y comentó en este  caso en una reflexión que hizo sobre el drama Impulsos del corazón de José Peón Contreras, en un trabajo  publicado en la Revista Universal, de México, el 12 de octubre de 1876, que hay obras que requieren el examen, y otras la contemplación.

Ya en un anterior trabajo,  reflejado en la citada revista mexicana, el 9 de noviembre de 1875, específicamente en un comentario sobre el drama El Libro Talonario, de José Echegaray,  había expuesto lo siguiente al referirse a las características de las obras artísticas:  “Las obras hechas no son a veces más que revelaciones de las que se pueden hacer.”

Y en otro de sus trabajos en la Revista Universal, publicado el 7 de enero de 1876 en el que reseñó una visita que había realizado a una exposición de Bellas Artes, precisó que cada obra bella, cada obra grande, redime de un momento de amargura.

Martí además hizo referencia en los diversos trabajos que publicó al hecho de lo que podía significar para un artista la etapa inicial de su vida como creador y específicamente  expuso su criterio en relación con la trascendencia de la primera obra.

Manifestó, por ejemplo, en un comentario publicado en la Revista Universal el 4 de enero de 1876, que toda primera obra debía ser una promesa más que un éxito, un anuncio más que un término y agregó: “Se comienza y se yerra; pero el camino brinda flores cuando a su entrada en él recoge la inteligencia, miradas de afectos y aplausos espontáneos.”

Y algo más de cinco años después en otro de sus trabajos, publicado en The Sun, Nueva York, el 27 de marzo de 1881, Martí  señaló su criterio sobre cómo podía hacerse posible la creación de  una gran obra. Patentizó al respecto que para realizar una gran obra hay que esperar el momento de inspiración que transforma y crea.

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