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José Martí en Patria: “Sobre los oficios de la alabanza”

23 de septiembre de 2022

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New York, 1892

New York, 1892

 

En el número del 3 de abril de 1892 de su periódico, publicó Martí un texto con este título. Quizás a muchos de sus lectores debe haberles parecido un asunto raro, hasta sorprendente, que se dedicara espacio, en esa publicación de corte patriótico y de lucha contra el colonialismo, a semejante asunto: la alabanza. Lo interesante es que, a mi juicio, es un texto de tal carácter independentista mediante un inteligente manejo de criterios éticos en torno al uso positivo y negativo de la alabanza, y a las consecuencias de su ausencia cuando esta es necesaria.

Son seis párrafos no muy extensos por los cuales el autor conduce a sus lectores hacia su conclusión patriótica haciendo gala de un atrevido y constante empleo del aforismo y la comparación de actitudes. En el primer párrafo plantea: “El elogio oportuno fomenta el mérito; y la falta del elogio oportuno lo desanima.” Y añade, con clara diferenciación: “La adulación es vil, y es necesaria la alabanza.” Y en el segundo párrafo traza la oposición entre la alabanza justa y la injusta: aquella “regocija al hombre bueno, y molesta al envidioso”; la segunda “daña a quien la recibe: daña más a quien la hace.” También se opone a la falsa modestia a la que considera una “forma de arrogancia” y llama a desconfiar de “quien tiene la modestia en los labios” porque ese “tiene la soberbia en el corazón.”

El tercer párrafo lo dedica el Maestro a pedir juna alabanza “mesurada para el poderoso; pero estima “cobarde” a quien “ve el mérito humilde, y no lo alaba.” En el siguiente afirma: “El que en el silencio del mundo ve encendidas a solas la luz de su corazón… o la apaga y deja el mundo a oscuras. o abre sus puertas a quien le conoce la claridad, y sigue con él camino.” En el quinto párrafo estima “loable la censura de la alabanza interesada, pero la califica de loable cuando “consuela a los tristes”, “proclama el mérito desconocido”, levanta el ejemplo ante los flojos y los descorazonados” y “sujeta a los hombres en la vida de la virtud…”.

Las cuatro líneas que forman el final son un canto a la alabanza útil a la patria: “Y cuando a un pueblo se le niegan las condiciones de carácter que necesita para la conquista y el mantenimiento de la libertad, es obra de política y de justicia la alabanza por donde se revelan, donde más se las niega, o donde menos se las sospecha, sus condiciones de carácter.”

Aquí, pues, se halla la idea básica: alabar las virtudes del pueblo cubano contribuía a conocer y fortalecer su carácter. El escrito martiano, por tanto, contribuía la unidad patriótica dentro y fuera de Cuba.

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