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José Martí ante los trabajadores

26 de abril de 2024

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La época histórica vivida por el Maestro puede caracterizarse como la del desarollo de los procesos de industrialización del capitalismo, del nacimiento de los monopolios y del reparto territorial del mundo entre las grandes potencias de entonces. El peso económico y social del sector fabril requirió del empleo de altos volúmenes de obreros asalariados, que incluan a numerosas mujeres y niños, y, en consecuencia, a la creación de las primeras organizaciones obreras que trataron de proteger los intereses de sus miembros.

Durante su larga estancia en Nueva York densde 1880, con relativa frecuencia Martí se ocupó de las vicisitudes de los trabajadores y de las acciones defensivas asumidas por sus representantes. Esa ciudad se constituyó no solo como el gran polo financiero e industrial de Estados Unidos sino como la urbe donde mayor número de inmigrantes se dedicaron a trabjar por un salario. La presencia e importancia creciente de la clase obrera no podìa, pues, escapar a su atenta mirada escrutadora sobre aquella sociedad, cuyos análisis se asentaban en su ética humanista favorecedora de la justicia social. Así en 1884 ya escribió: “He ahí un gran acerdote, un sacerdote vivo: el trabajador.” Ese mismo año dijo en otra de sus crónicas que el llamaba Escenas norteamericanas reconocía la importancia de esa clase: “… como andas son los trabajadores, en que viaja el mundo.” Dos años después vaticinaba: “…se viene encima, amasado por los trabajadores un universo nuevo.” Y en una carta de 1890 le dijo a uno de sus colaboradores de sus afanes libertadores: “para entendernos y excusarnos vivimos los trabajadores.” Se incluía él mismo en ese grupo social.

Sin embargo, su fino olfato político supo diferenciar el mundo obrero del expansionismo ya entonces creciente de la política exterior estadounidense: “Todo trabajador es santo y cada productor es una raíz, y al que traiga trabajo útil y cariño, venga de tierra fría o caliente, se le ha de abrir hueco ancho, com a un árbol nuevo; pero con el pretexto del trabajo, y a la simpatía del americanismo, ni han de venir a sentarse sobre la tierra sin dinero en la bolsa ni amistad en el corazón, los buscavidas y los ladrones.” Así señaló en Patria en 1894 acerca de Honduras.

En 1883 había escrito: “A los obreros ignorantes que quieren poner remedios bruscos a un mal que sufren, pero cuyos elementos no conocen, los vencerá siempre el interés de los capitalistas disfrazados, como de piel de cordero una zorra de conveniencias y prudencias sociales.” No desprecia Martí a los obreros sino que los incita a estudiar el problema social, la causas de sus males. Y en 1886, al analizar las huelgas de entonces en Estados Unidos, afirmaba: “…los obreros no se han levantado como siervos, sino como hombres, puesto que tienen la práctica de serlo.” Seis años después su alineamiento junto a los obreros le hizo decir en carta al cubano Rafael Serra, uno de sus más leales colaboradores: “El obrero no es un ser inferior, ni se ha de tender a tenerlo en corrales y gobernarlo con la pica, sino en abrirle, de hermano a hermano, las consideraciones y derechos que aseguran en los pueblos la paz y la felicidad.” Sin dudas: estaba fijando cómo sería en Cuba libre, la república nueva.

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