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José Ingenieros

30 de enero de 2019

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José Ingenieros es uno de los más ilustres huéspedes que ha acogido el Hotel Sevilla de la capital cubana. El escritor llegó a La Habana procedente de Puerto Limón, Costa Rica, el 9 de diciembre de 1915 e integraba la delegación argentina al Segundo Congreso Científico Panamericano, que tendría por sede a Washington, por lo que se detuvieron en tránsito hacia Norteamérica.

Durante su estancia de solo dos días se alojó en el bello hotel de las calles Prado y Trocadero. En la noche misma del arribo se le ofreció una recepción de honor en la Academia de Ciencias y un periodista lo describió como, “pulcro en el vestir, de elegantes maneras, cortés y afable”.

Sin embargo, los reporteros de prensa no lograron obtener entrevistas de José Ingenieros, quien no gustaba de ellas y acostumbraba remitir a los periodistas a la lectura de sus libros, donde podían encontrar todas las claves de su pensamiento.

También hubo una segunda visita de José Ingenieros, la cual aconteció el 4 de agosto de 1925, es decir, recién estrenado en el poder el presidente Gerardo Machado de tan triste memoria. Ingenieros llegó en tránsito hacia México y solo permaneció unas horas, en las que fue atendido por Emilio Roig de Leuchsenring, el novelista Carlos Loveira, el poeta Hilarión Cabrisas, el crítico Néstor Carbonell y otras figuras de la intelectualidad nacional.

Pese a la brevedad de su visita, el maestro de la juventud argentina dedicó tiempo a saludar a quien se consideraba el maestro de la juventud cubana, a Enrique José Varona, muy anciano entonces. Se conoce además que Ingenieros almorzó en el restaurante Lafayette de la Habana Vieja y un periodista lo comparó, por su complexión, con un viejo y fuerte roble.

Ingenieros fue un notable médico especializado en la rama de la siquiatría y como profesor de sicología experimental realizó importantes aportes sobre las condiciones higiénicas y sociales de vida de los trabajadores argentinos.

Sin embargo, la parte más conocida de la obra de Ingenieros radica en su ensayística filosófica, insertada dentro de la corriente del positivismo, doctrina que propugna como  conductores de la acción humana la observación y la experiencia por sobre los asuntos del espíritu. Dejó libros muy divulgados como El hombre mediocre, que ha tenido numerosas reediciones en todo el mundo de habla española, pero también es autor de libros como Las fuerzas morales y Ciencia y educación, entre otros.

Para sorpresa de cuantos lo admiraban, José Ingenieros murió poco después de su segunda visita a Cuba, el 31 de octubre del propio año de 1925.

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