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Jardinería. Breve historia

23 de junio de 2017

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La jardinería es el arte y la práctica de cultivar los jardines. Consiste en cultivar, tanto en un espacio abierto como cerrado: flores, árboles, hortalizas o verduras (huertas), ya sea por estética, por gusto, o para la alimentación y en su consecución el objetivo económico es algo secundario. El término jardín conocido desde el siglo XII, parece provenir del compuesto latino-germánico hortus gardinus que significa, literalmente, “jardín rodeado de una valla”, del latín hortus, jardín fráncico o gart o gardo “cerrado”, como si el jardín tuviera que defenderse contra los animales e incluso de los ladrones.

Aunque el cultivo de plantas para la alimentación se remonta milenios atrás en la historia, las primeras evidencias de jardines ornamentales se encuentran en las pinturas de las tumbas egipcias del año 1500 a. C., en las que se representan estanques con flores de loto rodeados por hileras de acacias y palmeras. Persia también posee su propia y antigua tradición en jardinería: se dice que Darío el Grande poseyó un “jardín paradisíaco” y los jardines colgantes de Babilonia, que Nabucodonosor II ordenó construir fueron conocidos como una de las siete maravillas del mundo.

La influencia se extendió a la Grecia post-alejandrina, donde alrededor del año 350 d. C. existían jardines en la Academia de Atenas, aunque el concepto de jardín griego era más religioso que de esparcimiento, por lo que preferían las largas avenidas plantadas de árboles donde se intercalaban estatuas.

Los jardines antiguos más sobresalientes en el mundo occidental fueron los de Ptolomeo, en Alejandría, y la afición por esta práctica fue llevada a Roma por Lúculo. Los frescos de Pompeya atestiguan su posterior y elaborado desarrollo y los romanos más acaudalados construyeron inmensos jardines con fuentes, setos y rocallas, muchas de cuyas ruinas aún se pueden ver, como la Villa de Adriano.

Después del siglo IV, Bizancio y los árabes en España mantuvieron viva la práctica de la jardinería. El concepto islámico del jardín es la representación terrenal del paraíso que el Corán promete a sus fieles: el eje central son fuentes o largas acequias por donde fluye el agua a través de surtidores, flanqueadas por árboles frutales. Los jardines de la Alhambra y el Generalife en Granada y el Patio de los Naranjos en la Mezquita de Córdoba son dos ejemplos de este tipo de jardines.

Por esta misma época también había surgido en China el arte de la jardinería, pero con una concepción muy diferente: la visión de un jardín como lugar de aislamiento y contemplación de los elementos naturales: la tierra y el agua. Principios fundamentales en el taoísmo. En Japón se desarrollaron con un estilo propio, se crearon aristocráticos paisajes minimalistas denominados taukiyama y, paralelamente, como austeros jardines Zen en los templos, los hiraniwa; aunque ambos tipos incorporaron elementos de los jardines chinos.

 

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En el siglo XIII, la jardinería revivió en Europa en Languedoc y la Isla de Francia y a comienzos del Renacimiento surgieron los jardines de estilo italiano donde, en detrimento de las flores se utilizaba especies de arbustos como el boj y el mirto que se esculpían en variadas formas. En el siglo XVI, la Corona española construyó los primeros espacios públicos, jardines o parques arbolados destinados al paseo a pie y en coches de caballos, en forma de alamedas con fuentes, bancos y monumentos, entre los primeros y el más antiguo conservado es la Alameda de Hércules de Sevilla (1574). En la Francia de finales del siglo XVI se desarrollaron los parterres franceses. Las residencias reales francesas de Saint Cloud, Marly y Versalles son espacios abiertos con parterres estilizados de pronunciadas formas geométricas,  y los jardines de Aranjuez y La Granja de San Ildefonso serían el exponente español de este tipo de jardín de no haber sido alterados por la tradición mediterránea que mantuvieron los árabes en España, que se manifiesta en una mayor sobriedad que los reyes españoles impusieron, con espacios más íntimos, con celosías, patios y setos, lo que supone una adaptación más adecuada al clima seco y cálido de la Meseta castellana.

Los jardines paisajistas ingleses surgieron con una nueva perspectiva en el siglo XVIII, la anticipación del Romanticismo se plasmó en ellos volviendo a las formas naturales, donde se mezclaban en aparente anarquía pequeños conjuntos boscosos con parterres llenos de flores y cuevas bajo colinas artificiales, creando juegos de luz y sombra que los envolvían de un carácter fantástico y melancólico.

El convulso siglo XIX trajo una plétora de revivificaciones históricas junto con la romántica jardinería de estilo campestre, la mosaicultura, que consistía en crear dibujos de variados diseños con flores y plantas y el modernismo español, que surge únicamente en Cataluña representado por el arquitecto Antonio Gaudí.

 

 

El siglo XX introdujo la jardinería en la planificación urbanística de las ciudades.

Tras los estragos que la era post-industrial ha causado en la naturaleza, los movimientos político-ecologistas y sus derivados, han ejercido su influencia sobre el campo de la jardinería. Así han nacido los jardines silvestres (o jardines naturales, o jardines salvajes, o jardín ecológico). Un jardín salvaje es un jardín en el que la conservación de la naturaleza  desempeña un papel importante. Se reproduce, a su escala, el medio ambiente natural local (biotopo), para proporcionar un refugio en un entorno atractivo a varias formas de vida silvestre, como aves, anfibios, reptiles, insectos, mamíferos y otros. Este tipo de jardín contiene habitualmente una variedad de hábitats que han sido creados deliberadamente por el jardinero o permitidos por él, reduciendo el mantenimiento e intervención del mismo.El concepto de “jardín salvaje” se remonta al siglo XIX y se atribuye al jardinero irlandés William Robinson (1838-1935), que rompió con el conformismo de los jardines de la época, y promovió una forma de jardinería que daba un lugar a las flores rústicas y permitía que se naturalizaran en lugar de controlarlas de forma estricta. El jardín adquiría así un carácter más natural, más romántico. Tengamos presente que la preocupación por la conservación de la naturaleza aún no estaba en auge, de manera, que las especies presentes en este tipo de jardín eran tanto indígenas como exóticas. Hoy en día se describirían estos jardines como “jardines naturales” o de aspecto natural.

Como mencioné arriba, los jardines salvajes han recibido diversas  denominaciones Todos estos términos se solapan y están vinculados a la misma filosofía de una jardinería más respetuosa con el medio ambiente  en un sentido amplio. Muchos piensan que decir “Jardín en el cual es posible integrar la naturaleza”, es un buen sinónimo.

 

Recordemos que…“la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Sólo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla.

 

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Comentarios



Jonas / 28 de septiembre de 2020

Gran aporte a tu blog, mejor que se puede leer es imposible, sin tecnicismos ni rarezas, gracias por tu aporte Also visit my blog post :: manguera de jardín