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Jaime Partagás

1 de diciembre de 2021

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Cuando los conquistadores españoles desembarcaron en Cuba se percataron de que los pobladores de la isla gustaban de ahumarse —larga caña mediante, como una pipa— con el aroma de una hoja “extraña”, oriunda de las tierras del lado de acá del océano. Era el tabaco. No les disgustó y hacia 1510 llevaron semillas a la Península. De allí se extendió por Europa hasta Rusia y luego más allá, a Asia, África, en fin, que cuando se vino a ver el mundo entero estaba fumando y echando humo.

Se dice que la mejor tierra para cultivar tabaco y producir habanos es la de Vuelta Abajo, en Pinar del Río, occidente de Cuba. Las vegas de allí son famosas. Pero la confección del habano exige de unas condiciones y habilidades  complejas, que distinguen a sus cosecheros y a sus fabricantes. Entre esos fabricantes más conocidos, o superconocidos, estuvo y está (personaje casi de leyenda) el inmigrante catalán Jaime Partagás.

De él se sabe que nació en Barcelona el 7 de diciembre de 1816 y que llegó a Cuba en 1840, dedicándose a la fabricación de tabacos (puros, o habanos, según prefiera), negocio en el que pronto prosperó. El consumo y la exportación de tabaco manufacturado era un buen negocio, pero exigía calidad, competitividad y destreza. De lo contrario, el fabricante no lograba afianzar su marca en el mercado ni pasar de ser uno más.   Don Jaime  lo consiguió.

En 1845 abrió su fábrica en la calle Industria y la denominó “La Flor de Tabacos Partagás”, aunque quedaría con otro: Real Fábrica de Tabacos Partagás, nombre posiblemente debido a que devino proveedor de tabacos a buena parte de la nobleza europea. La marca Partagás no demoró en ser una de las de mayor reconocimiento en Cuba y en los mercados internacionales. En  1855 recibió don Jaime una medalla de oro por su producto en la Exposición Universal.

Don Jaime extendió sus negocios y a la fabricación sumó el cultivo de la hoja en las tierras de Vuelta Abajo, con lo que adquiría el control de la materia prima y acrecentaba las ganancias.

El 18 de julio de 1868 Partagás sufrió un atentado con arma de fuego y lesiones al caer del caballo, de cuyas heridas falleció días más tarde. En la actualidad Partagás es una de las vitolas de cabecera de la industria tabacalera de exportación.

A Partagás se atribuye y agradece también la introducción del ”lector de tabaquería”, un oficio que ha sobrevivido y es hoy parte apreciada de la vida de cuantos han laborado en una tabaquería por su contribución no solo al entretenimiento, sino al enriquecimiento cultural de los torcedores.

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