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J. C. Forestier

8 de febrero de 2013

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El decenio del 20 del siglo XX señala un período durante el cual La Habana ve erigirse significativas construcciones y culmina su Carretera Central, una de las siete maravillas de la ingeniería civil en Cuba. En ese intervalo recorre las calles de la capital cubana, ataviado con sombrero y traje fresco para el trópico, un arquitecto paisajista francés de renombre que realizó importantes obras de urbanización en España, Francia y también en Cuba. Se nombró Jean Claude Nicolas Forestier.
Era entonces un hombre de edad madura — nació el 9 de enero de 1861— y su formación transcurrió en institutos politécnicos y de ciencias políticas, buena parte de su carrera la cursó en París y era un “adelantado” en el sentido de que comprendía la importancia de la vegetación y los espacios libres dentro de la urbanización. Había viajado y visto que una ciudad sin “pulmones” se asfixiaba dentro de sus límites, y contaba con su trabajo de conservador de Parques y Jardines de París, que ocupó desde 1887 y mantuvo por espacio de cuatro décadas. Poseía además, experiencia en el trabajo de la atención forestal y se le tenía como una autoridad en el tema de la arquitectura paisajística, diseño de parques, jardines, avenidas y la distribución de los elementos naturales dentro del contexto urbano. Era uno de los fundadores de la Sociedad Francesa de Arquitectos y Urbanistas, y al tema había dedicado conferencias y un libro: Grandes ciudades y sistema de parques, de 1908.
A La Habana viajó entre 1925 y 1930 en tres ocasiones. Primero para apreciar la ciudad como un todo, para lo cual trepó en uno de aquellos inseguros aviones de entonces y pudo así tener la visión panorámica del centro y los suburbios de la urbe, de sus edificaciones y terrenos yermos. No trabajó solo, lo acompañaron arquitectos cubanos y de resultas de todo ello surgió el Proyecto de Plano Regulador de La Habana, realizado entre 1925 y 1926.
En los viajes siguientes (1928 y 1930) hizo las precisiones al proyecto, concebido para una ciudad de 700 000 habitantes. Se afirma que fue desde lo general hasta lo particular, minuciosamente. Su otro gran proyecto fue el de la edificación del Capitolio Nacional y del Parque de la Fraternidad en La Habana, en cada uno de los cuales los jardines y espacios abiertos distinguen al entorno y confieren una sensación de amplitud y tranquilidad, en armonía con la belleza y la majestuosidad.
Las concepciones y obras de Forestier reflejan un enfoque arquitectónico que presta especial cuidado al entorno natural, destacando su importancia y velando por su preservación. Murió el 26 de octubre de 1930 en París.

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