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Insomnio: Un problema de salud. (II)

13 de marzo de 2015

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Habíamos dado la semana anterior cinco recomendaciones para prevenir el insomnio, y prometimos esta semana compartir otras de estas medidas. Estas serían en síntesis las siguientes:

images1.    Cuando va a dormir, no estar pendientes de la hora, del paso del tiempo, hay incluso personas que duermen con un radio encendido y sintonizado en la emisora Radio Reloj, y todo esto es muy perjudicial al sueño. Intentar no tener despertadores o relojes con manecillas que brillen en la oscuridad o que produzcan ese mantenido tic tac, porque son estímulos que estará recibiendo, por lo que no se producirá el sueño profundo.
2.    Evitar en la medida de lo posible la proliferación de insectos tales como chinches o mosquitos. No sólo perturban el sueño con sus picaduras y zumbidos, sino también pueden poner en riesgo la salud ya que son transmisores de enfermedades como el dengue, el paludismo, entre otros.
3.    La cama es para dormir, debemos evitar realizar cualquier otra actividad en ella. Es importante que asociemos ese espacio con el descanso. No debemos trabajar, comer, y en el caso de los pequeños, no utilizar la cama como lugar de castigos.
4.    Establecer comportamientos rutinarios que se asocien con el sueño, por ejemplo: preparar la ropa para el día siguiente, tomar un vaso de leche o de agua, poner el despertador, ponerse el pijama, revisar las puertas y ventanas, cualquier actividad que con el tiempo nos anuncie y nos confirme que estamos en preparación para ir al sueño.
5.    Acostarse sólo cuando se tenga sueño, en caso de estar en la cama y desvelarse, volver a levantarse hasta tener sueño.
6.    Evitar las preocupaciones en la cama. Durante el día establecer un tiempo para preocuparse. Si por la noche surgiera la necesidad de preocuparse, dejarlo para el día siguiente a la hora establecida.
Ya conocidas estas medidas para prevenir el insomnio, veamos otros aspectos relacionados con este trastorno del sueño, como son los tipos de insomnios, para que asi usted puede ubicar cual es el tipo de insomnio que en realidad está padeciendo.
Existen diversas clasificaciones del insomnio, según la duración del trastorno, según la gravedad con la que se presente y según el horario en el que se presente:
Según su duración, se puede distinguir entre el insomnio transitorio o agudo (dura menos de 4 semanas), el insomnio a corto plazo o su agudo (más de 4 semanas, pero menos de 3-6 meses) y el insomnio a largo plazo o crónico (más de 3-6 meses).
En función de su severidad, se distingue entre el insomnio leve o ligero, con el que existe un mínimo deterioro de la calidad de vida; el moderado, que se da cada noche y en el que empiezan a surgir ciertos signos del deterioro de la calidad de vida con síntomas como irritabilidad, ansiedad, fatiga, y el severo o grave, en el que los síntomas se sufren con mayor intensidad y por tanto la calidad de vida se ve algo más afectada.
Por los horarios, se hace distinción entre el insomnio inicial o de conciliación (dificultades leves o graves para conciliar el sueño al acostarse), el intermedio o de mantenimiento del sueño (en vez de dormir toda la noche de continuo, la persona se despierta varias veces durante la noche) y el terminal o de final de sueño o de despertar precoz, conocido por los expertos como insomnio matinal (la persona despierta poco o mucho antes de la hora que tenía planeada hacerlo).
Una vez conocidos los tipos de insomnios, sería importante conocer las causas que lo pueden provocar. Ya habíamos comentado la semana anterior que el insomnio puede tener orígenes diversos:
1.    Situaciones generadoras de estrés temporal o crónico, debido a problemas o preocupaciones laborales, familiares, sexuales, económicas, etc.;
2.    Las condiciones físicas del espacio en el que se descansa;
3.    Hábitos irregulares del sueño, así como cambios frecuentes de horarios a la hora de irse a dormir o de levantarse;
4.    Malos hábitos alimenticios (cenas copiosas, irse a la cama con hambre);
5.    Consumo de sustancias excitantes del sistema nervioso (té, café, alcohol, bebidas con cola, tabaco y cualquier otra que provoque dependencia física o por lo menos psicológica); así como dentro del proceso de abstinencia a estas sustancias o por efectos secundarios de algunos medicamentos indicados, post operatorios o presencia de dolores por trastornos o enfermedades orgánicas, estados de ansiedad excesiva, congestiones nasales, entre otras alteraciones.
6.    Trastorno de estrés post-traumático: después de algún accidente, de un golpe, de un traumatismo o de alguna otra situación estresante.
7.    Necesidad de ir al baño durante la noche por hábito, por medicamentos o por trastornos orgánicos presentes.

En cuanto a las consecuencias, pueden ser graves, porqué el descanso es fundamental para el organismo,: es esencial para la conservación de la energía y la termorregulación, y en general para que podamos ser capaces de tener un grado satisfactorio de vigilancia y atención durante el día. De este modo, la falta o una calidad pobre del mismo puede traer consecuencias tales como, depresión, dificultades de concentración, somnolencia diurna, cansancio constante, accidentes de tráfico y laborales, irritabilidad, dificultades de memorización, desorientación espacial. Por todo ello, es indiscutible la repercusión que puede tener el insomnio en el establecimiento del estado de salud y del equilibrio del proceso salud – enfermedad, por ello, es recomendable, consultar al especialista para indicar tratamiento lo más tempranamente posible, o tomar las medidas de prevención que le hemos brindado.

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