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Incidencia del Son cubano en la fonografía musical (III)

25 de agosto de 2021

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Sexteto Habanero 1925

Sexteto Habanero 1925

 

En las pesquisas con relación a la ocurrencia del son cubano en el entonces naciente recurso discográfico, hallamos un curioso suplemento agregado en un viejo catálogo comercial de cilindros fonográficos marca Edison, del año 1904; en sus páginas hace referencia a un registro realizado al dúo de trovadores Seoane y Marín en una canción de la autoría de Sindo Garay (1867-1868) que lleva por titulo Ursina, pero el catálogo la consigna como Son.
¿De dónde los técnicos grabadores de la Edison pudieron sacar el calificativo de son si el mismo no fue conocido en La Habana, como muchos han sostenido y aún erróneamente sostienen, hasta el año de 1909 por vía del Ejercito Permanente?
Por años, los técnicos grabadores nunca pasaron al interior del país para ir en busca de talento artístico para ser grabado en la capital, e ignoramos las razones. Entonces queda descartada la posibilidad de que, este son de Seoane y Marín, haya podido ser grabado en Santiago de Cuba u otro enclave del oriente o centro del país.
El investigador cubano residente en Puerto Rico- Cristóbal Díaz Ayala en agotadoras pesquisas, parece haber dado en el clavo al encontrar un disco Columbia (Co-C809) realizado, al parecer, a este mismo dúo de Seoane y Marín, pero en el año 1906, con la mencionada canción Ursina, clasificada en la etiqueta como son.
Pero hay algo más al respecto: entre los años 1906 y 1907, aparece una importante grabación del sello Columbia, de un danzón registrado a la orquesta de Felipe Valdés, inspirado en una rumbita del siglo XIX titulada Agapito venven con el número de catálogo C-828. En la parte final de este danzón con una atinada audición, se aprecian, con cierta claridad, células rítmicas propias del son.

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