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Incidencia de la conga como corriente estética en la música norteamericana (V)

1 de agosto de 2019

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Lecuona Cuban Boys

 

Para que se tenga una idea del furor alcanzado, por las grabaciones en inglés con temas cubanos, en 1941 la grabación discográfica de “Aquellos ojos verdes” (Green Eyes), producida en un estilo cercano al swing-conga, por la orquesta de Jimmy Dorsey, alcanzó a vender la astronómica cifra de un millón de copias.

Algo similar, ocurrió con las grabaciones de las canciones “Siboney”, de Ernesto Lecuona, y “Acércate más”, de Osvaldo Farrés, para almibaradas versiones dichas en discos producidos al crooner norteamericano Bing Crosby, ejemplos donde al final de la pieza, se escuchaban, aunque melosos y empalagosos, patrones rítmicos cubanos disfrazados de conga.

Ostensiblemente, esto estimuló en mucho a las disqueras norteñas y latinas, a interesarse por grabaciones de música cubana con textos en inglés, acciones que llegaron a disparar extraordinariamente los florecientes mercados del disco norteamericano, ahora contaminados por una verdadera plaga de patrones rítmicos cubanos, entonces clasificados como “congas” y “rhumbas”.

Para la década de los años 40, tómese en cuenta, el significativo impulso adquirido por la Industria norteamericana con los discos de “congas” y “rumbas” producidos en 1941 al cantante cubano Dezi Arnaz, edulcorados por la sonoridad de la banda del músico catalán Xavier Cugat (1900-1990), para los sellos discográficos Columbia y Victor. Entre algunas otras grabaciones de estas “congas” se relacionan, Cuban Pete, Vira y vira, Hy litle Romero.

En 1946 Arnáz organiza su propia banda para grabar con estas mismas disqueras –entonces Arnáz era identificado en algunas etiquetas y catálogos discográficos norteños como “Mister Babalú”– a partir de la grabación de esa canción afro por Arnaz en ese mismo año.

Gracias a la aceptación del público femenino norteamericano, Desi Arnaz devino verdadero símbolo sexual; a posteriori solo superado con creces por los discos y presentaciones públicas del gran vocalista cubano Miguelito Valdés, quien desde antes fuera reconocido, atinada y categóricamente por el público norteamericano, como “Mister Babalú” (si bien, en parte aupado por innumerables fans norteamericanas) despojando definitivamente de este alias a Arnaz.

A diferencia de Desi Arnaz, el cubanísimo cantante Miguelito Valdés era dueño absoluto de excelentes facultades vocales y desplazamientos artístico-escénicos desbordantes, demostrados no solo en sus grabaciones para los sellos Decca, Victor y Columbia, sino también, en presentaciones públicas de centros nocturnos e interesantes, valiosos e históricos cortos fílmicos.

Con esta breve exposición, nos hemos propuesto explicar algunos puntuales aspectos:

1ro. La conga como expresión músico-danzaria de carácter folklórico está concebida para ser interpretada por instrumentos de percusión cubanos, en especial la conga o tumbadora, de un lejano antecedente bantú, en festejos populares con carácter traslaticios.

2do. Que Eliseo Grenet no fue el creador del género conga, y que en verdad, solo fue un innovador en la orquestación y modo de implantar pasos danzarios; estilo al que él llamó “conga de salón”, por estar precisamente concebida para el disfrute en espacios selectos de lujosos cabaret.

3ro. Que la conga, aunque no en sus valores y expresiones folklórica y teatral auténticos, ya era conocida en Estados Unidos, antes de llegar los hermanos Grenet.

4to. Que el maestro Ernesto Lecuona conoció de la conga por contacto y disfrute directo con el folclor vivo en las calles de su natal guanabacoa.

5to. Que la conga contribuyó ostensiblemente al incremento sustancial de la industria discográfica norteamericana.

6to. Que la conga de salón modificó y reajustó al bailador norteamericano en la práctica del danzar cubano.

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