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Incidencia de la conga como corriente estética en la música norteamericana (III)

4 de julio de 2019

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El objeto de este relato, pudiera dar paso a múltiples interrogantes alrededor del concepto de “lo afrocubano” para los norteamericanos. Por ejemplo, en el citado escrito refrendado por Leonardo Acosta, éste amplía, con mayores detalles, acerca de los aportes de “lo cubano” al jazz y al baile cubano por los norteamericanos, cuando, entre otras opiniones, asevera que, el primer solo de flauta inserto en una pieza de Jazz, “(…) le pertenece al flautista cubano Alberto Socarrás el 5 de febrero de 1929 y fue “Have You Ever Feltthat Way”, con el respaldo [del quinteto] de Clarence Williams.  

Alrededor en 1930, se tenían referencias  en los circuitos  musicales latinos de New York (ya había estado en 1927 alineando como clarinetista con la orquesta de Antonio María Romeu), el multi instrumentista, arreglista, compositor, director de orquestas y eminente músico cubano de big bands Mario Bauzá (1911-1993).

Bauzá fue, entre algunos otros músicos latinos, indudable precursor del entonces llamado “afrocubanismo musical” en el contexto discográfico de las bandas de jazz y swing de los Estados Unidos; a mi juicio, como objeto comercial, porque nadie como Bauzá conocía en profundidad, de los decisivos aportes de lo eminentemente musical cubano, no solo al jazz norteamericano, sino en una buena  parte a la música popular bailable de ese país.

Luego de su establecimiento definitivo en New York (1930), Bauzá arrastraría decisivamente, hacia los Estado Unidos, a su cuñado, el cantante, rumbero y maraquero habanero Francisco Raúl Pérez Gutiérrez (Machito) (1909-1984), con quien Mario organizaría, en 1940, la banda “Machito y sus Afrocubanos” (rúbrica con que Mario, indudablemente, ratificaba el objeto comercial de lo “afrocubano”).

Por años, esta banda fue la de mayor profundidad y permanencia (35 años) en los amplios circuitos latinos, considerada como hito de la música cubana en New York, y verdadera locomotora musical en los principales recintos bailables y discográficos latinos de esa populosa ciudad.

Entonces los más importantes circuitos musicales de New York, pudieron verlo tocar e imaginar, arreglos y orquestaciones desde patrones ritmicos cubanos como la conga, la rumba, el son y la guaracha, para las bandas de Noble Sissle, Don Redman, Cab Calloway, y Chick Webb.

Con estas agrupaciones, Bauzá experimentaría claros y definidos realces de lo musical norteamericano, entrelazados con sonoridades y rasgos ritmicos de un acentuado referente cubano: clasificados entonces por algunos estudiosos norteamericanos como John Storm Robert, Marshall W. Stearns (1908-1966)… y hasta algunos compositores y teóricos cubanos como, “rhumba”, “conga”, o “afrocubano”; incluso con serios alcances calificativos al referirse al son y la guaracha cubanos.

Esto último se puede dilucidar si dedicamos tiempo y espacio a copiosas audiciones de grabaciones discográficas con estas dos últimas formas musicales.

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