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Hasta ahora, lo que quiere

14 de agosto de 2017

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Representante de la derecha recalcitrante norteamericana, el presidente Donald Trump no ha encontrado obstáculos insalvables para hacer lo que pretendía, si acaso interceptado en algunas cuestiones sobre los inmigrantes que están o pretenden serlo en Estados Unidos.
Pero hasta en esto no tiene problemas, porque allí va levantando su famoso muro fronterizo que, más que evitar la entrada de los mexicanos y otros latinoamericanos, impediría ver como son asesinados por fanáticos supremacistas con trajes de guardias fronterizos, independientemente del negocio que representa para las compañías constructoras y los propietarios de las cárceles privadas, adonde van a parar una gran parte de quienes cruzan la frontera.
Pienso en la ingenuidad de algunos comentaristas, incluso con  fama de conocedores, en el sentido de considerar a Trump como un pajarito encerrado en la jaula del establishment, porque el mandatario, y subrayo, ha hecho hasta ahora lo que quiere, y solo hay atisbos, a veces montados, de alguna que otra disquisición.
Las contradicciones son entre grupos grandes, uno malo y otro peor, considerando los métodos que utilizan; a este último pertenece Trump.
Realmente es algo que solo atañe al establishment, porque las cuestiones importantes en el mundo neoliberal están alejadas del conocimiento de las masas. Solo hay ciertas contradicciones para los integrantes del ente privilegiado mundial: el  Club Bilderberg, su hija la Comisión Trilateral -el tanque pensante más poderoso de EE.UU.,- y el Consejo de Relaciones Internacionales (Council of Foreign Relations-CFR), y agudiza las contradicciones con la Unión Europea, otros de sus aliados en la Organización del Tratado del Atlántico del Norte y poderosas corporaciones transnacionales que tienen diferentes intereses de los que defiende Trump.
El Presidente logró poner en ascuas el Acuerdo de Paris sobre el Cambio Climático, convenio que otras naciones capitalistas desarrolladas admiten que es necesario para poner a salvo a la humanidad, porque, si no es así, en qué mundo van a disfrutar las riquezas, malhabidas en su mayoría.
Hasta el momento de escribir estas líneas, el grupo que dirige a Trump va marcando el paso, por su enorme poder, aunque, hay que reconocerlo, no pueden hacer todo lo que quisieran, porque también tienen poderosos adversarios, quienes asimismo no representan nada bueno para los pueblos, los siempre perdedores.
Son muchas las interrogantes, porque aún no está definida la política exacta ni quien va delante en la lucha entre los partidarios de un gobierno mundial a través de la globalización impulsada por las grandes transnacionales, y quienes están representados ahora por Trump, que tratan de imponer una política proteccionista temporal de la nueva estrategia encaminada a lograr el poder absoluto a escala global para Estados Unidos.
Es muy triste el papel que pretenden dejar para AméricaLatina y elCorbe en esta fase de la expansión imperial. La política de fuerza que acaba de anunciar Trump contra la Revolución Cubana, endureciendo el bloqueo; los acosos a la Revolución Bolivariana y a los gobiernos progresistas de la región, favorecen a la instalación de regímenes de derecha y a la llamada restauración conservadora, lo que no hace presagiar nada bueno para nuestros pueblos en los meses venideros.
No obstante, ello tiene la ventaja de que eleva el nivel de la resistencia a las medidas imperialistas y, si las fuerzas progresistas, las que están junto y forman parte de los pueblos, se unen, el Imperio y su representante Donald Trump no podrán hacer todo lo que quieren.

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