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Hablando de la Nueva Trova (II)

9 de mayo de 2017

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Tal como prometí en mi comentario anterior, continúo incursionando hoy en el artículo de Leonardo Acosta referido a un diálogo informal con los trovadores Noel Nicola, Vicente Feliú y Silvio Rodríguez, hace 45 años.

Acosta dice: “Tengo entendido que, con la excepción de Orlando de la Rosa, los compositores de esa época veían con muy mala cara al filin. No les hacía ninguna gracia.” Y Nicola opina: “Eso es explicable, porque esa gente sale con un lenguaje vital que además es un lenguaje coloquial, en contraposición a toda aquella cosa romanticona” Entonces Leonardo le dice: “Pero tú no hablas ahí de una época, en que hay trovadores que sí mantienen una continuidad con la trova tradicional, antes de esos cancioneros que parten del piano, como tú dices”. Noel responde: “Esa es una época en que los muchos trovadores se dedican más bien al son, se mantienen como soneros. O sea, hasta los años 20 y 30 está Matamoros, que hace canciones y hace sones. Pero es una época muy complicada, en que empiezan a surgir otras cosas, se empiezan a recibir otras influencias.”

Luego de varias consideraciones de ambos respecto al filin, se adentran en su aparición en la televisión, en la década de los años sesenta y dice Acosta: “Hay realmente pocas canciones de filin que llegan a los años 50 al gran público, y siempre llegan a través de un intérprete famoso, de una “estrella”. Claro, el sistema de estrellas, de ídolos. La gente respondía al intérprete y a veces no sabía quién era el autor. Se decía: la canción tal de Lucho Gatica o de Monna Bell”. Después de debatir sobre diferentes aspectos del que ellos denominan “filinismo”, se refieren a los patrones y esquemas establecidos en la estructura de la canción, que comienza a cambiar con estos creadores y con los de la Nueva Trova. “Y eran tan rígidos esos patrones –señala Acosta– que cuando Los Beatles hicieron “Yesterday” con siete compases en vez de ocho, aquello no se podía concebir y se decía que estaba descuadrado o, por el contrario, que era algo genial, ultrarrevolucionario.”

Al referirse a los textos utilizados por los creadores de la nueva trova, todos coinciden en que están más volcados hacia el presente y futuro que hacia el pasado. Sin embargo Silvio dice: “Pero no creo que eso caracterice a la Nueva Trova, porque hay cosas que también hablan del pasado, tanto en el terreno amoroso… Y por supuesto, todas las canciones respeto a los mártires, a los hechos históricos, que ya es un poco como la quintaesencia del pasado ¿no?” En este punto discuten amistosamente sobre conceptos diversos como la nostalgia, la frustración… utilizada por los trovadores del pasado. Y también de los textos realistas y simbolistas de la Nueva Trova. Después Leonardo interviene: “Ha habido poetas que han dicho que las letras de la Nueva Trova no tienen nada que ver con la poesía. Y hay una cosa cierta: yo creo que sí estamos ante un hecho literario, pero diferente. Hay un ensayo, no sé si de Fernández Retamar, que se refiere a un hecho curioso que se da en la poesía de América Latina, y es que en la poesía culta, digamos, se iba a una expresión coloquial mientras la poesía popular iba a formas barrocas, complicadas. A mí me parece que eso es lo que pasa con las letras llamadas simbolistas a base de muchas metáforas muy, digamos…”audaces” y que además se apartan de la corriente general de la poesía cubana actual.”

Estoy segura de que usted que ha leído el anterior y este comentario, agradecerá mi proposición para continuar con el tema. Así lo haré.

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